Pamplona - A Enrique Martín Monreal (Campanas, Navarra; 9-3-1956) el osasunismo lo adora. Los veteranos recuerdan todavía al delantero que fue referencia del club rojillo en la década de los ochenta, pero lo que de verdad le convierte en un personaje venerado en Pamplona son los tres milagros que ha protagonizado al frente del banquillo de El Sadar. En la temporada 1996-97, salvó a un equipo que se hundía irremisiblemente hacia el pozo de Segunda División B. Más dramática aún fue la salvación de la campaña 2014-15, cuando en el descuento del último partido el equipo dirigido por La Bruja de Campanas evitó un descenso a la categoría de bronce que hubiese sido mortal para un club ahogado por las deudas. Más increíble si cabe fue el ascenso a Primera División la pasada campaña. Los tres milagros de Martín, protagonizados todos por un grupo de canteranos que se echaron el equipo a las espaldas en el peor momento, buscan ahora continuidad con la permanencia en la máxima categoría. Una lucha casi quijotesca teniendo en cuenta las limitaciones económicas de los navarros. Con un límite salarial de 15,6 millones de euros, Osasuna se encuentra a un mundo de diferencia de su predecesor en este sentido, un Sporting que se puede gastar en su plantilla 21,3. Como comparativa, la LFP permite al Deportivo Alavés invertir 28,6 millones, mientras que el otro recién ascendido, el Leganés, puede gastarse 30,2 kilos. Con esa clara desventaja, Osasuna recurre una vez más a su prolífica cantera y a su particular entrenador milagro para buscar de nuevo la salvación.

Su equipo consiguió un empate en Bilbao, un desplazamiento que siempre es difícil, pero las dos lesiones sufridas en San Mamés, sobre todo la gravísima de Digard, parece que no han dejado saborear como se debería ese punto tan importante.

-Lo complicado del fútbol, lo más doloroso, son las lesiones. Nos ha tocado, pero pasamos página ya y afrontamos el siguiente partido con la gente que tenemos y la ilusión de seguir creciendo. Este es el objetivo de cara a un partido importantísimo que tenemos que ganar.

Da aire el punto en Bilbao después de haber ganado en el desplazamiento a Eibar, pero lo que Osasuna necesita ya de manera imperiosa es ganar en casa porque dos empates y tres derrotas en sus cinco encuentros como locales suponen un balance insostenible.

-Nos hace mucha falta ganar en casa ya. Vamos creciendo paulatinamente en el campeonato y en cuanto a competitividad, pero nos falta una victoria en casa para ver que, efectivamente, al final vamos a estar ahí en la pelea con todos los demás. No me cabe ninguna duda que vamos a estar peleando hasta el final, pero es cierto que, por muchas cosas, nos está costando esta adaptación a la nueva categoría. Veo al equipo cada vez mejor y cada vez queda menos para conseguir esa primera victoria en El Sadar que nos va a quitar mucho peso de encima.

Esa afición que tanto cree en Osasuna ya necesita también ese premio de la primera victoria por mucho que la mayoría tengan claro que esta temporada va a ser de muchísimo sufrimiento por las circunstancias de un equipo que no puede gastarse mucho en fichajes y que está volcado con los jugadores formados en su cantera.

-Nuestra filosofía está muy clara y definida. Jugamos con siete u ocho chavales de la cantera, pero somos un equipo modesto, el que menos presupuesto tiene de la categoría. Pero, aún y todo, estoy convencido de que saldremos adelante con la ayuda de nuestra afición.

¿Ve que la gente tiene claro eso de que Osasuna es el que menos dinero tiene para fichar y que, por ello, la permanencia no va a ser para nada sencilla?

-En un 90 %, sí. Siempre hay gente que no es consciente de lo que tenemos o de dónde venimos o de cómo es la categoría en la que nos encontramos. Hay algunos que nunca antes han estado en Primera o que hace mucho que no están y por eso desconocen la categoría, pero la gran mayoría sí es consciente de nuestro potencial y también sabe que sacar esto adelante es una cuestión de todos.

Usted afirma abiertamente que el descenso no debería tomarse, en el caso de producirse finalmente, como un drama, pero también tiene claro que se puede competir por la permanencia.

-Estamos compitiendo perfectamente en cada partido y en una fase de crecimiento constante . Yo tengo claro que, al final, el equipo se va a salvar. Segurísimo. Nos está costando porque acabamos mucho más tarde que los demás, iniciamos la pretemporada más tarde, hay gente que casi no jugó en esa fase de preparación... Todo se ha ido alargando, pero a medida que va pasando el campeonato el equipo está más conjuntado y estamos creciendo. Yo creo que estamos en el buen camino. Este equipo progresa adecuadamente y solo le ha faltado sacar en casa un par de esos partidos que hemos podido ganar perfectamente por ocasiones y juego pero en los que ha faltado el acierto. Por eso soy optimista de cara al futuro.

Usted es el técnico milagro del club. Lo salvó de descender a Segunda División B en 1997 y 2015 y lo ascendió a Primera en 2016. ¿Qué supondría la permanencia esta temporada con la inferioridad económica que tiene con respecto a todos sus rivales?

-Pues la verdad es que no lo sé. Es chocante que cualquier domingo te puedas enfrentar a equipos que tienen ochenta o cien millones de presupuesto cuando nosotros tenemos quince. Es alucinante, pero somos competitivos, vamos a seguir creciendo y estoy convencido, lo digo desde dentro, que este equipo va a sacar la categoría adelante.

Es que ni siquiera en la comparativa con los otros dos recién ascendidos, Alavés y Leganés, sale Osasuna bien parado.

-La diferencia de dinero que hay es brutal. Nosotros no podemos pagar traspasos, solo hemos gastado un poco de dinero en Sergio León y los sueldos que pagamos aquí no tienen nada que ver con el resto de Primera. De nuestro equipo a los demás hay una diferencia abismal, pero en el campo hay que correr y trabajar y, en este sentido, vamos a estar al nivel del mejor de Primera.

Asegura que la mayoría entiende esa desventaja con la que compite Osasuna, pero tras la victoria en Eibar atacó a lo que usted define como su “grupo de acosadores”, una serie de personas que quieren verle fuera del club cuanto antes y desde hace tiempo.

-Hay que tener los pies en el suelo. Lo único que le pido a la gente es respeto. La crítica y las diferentes formas de pensar hay que respetarlas siempre, pero lo que no puedo consentir es que a uno le falten al respeto. De bueno a tonto hay muy poquito y ese día di un pequeño golpe sobre la mesa, pero no le quiero dar mayor importancia.

A los que fue dirigido ese golpe sobre la mesa le estarán esperando para devolvérselo.

-Ya tengo el culo pelado y muchas guerras y batallas a mis espaldas en este mundillo. Y, además, tengo el respaldo de toda una afición y eso no se paga con dinero.

Viene un derbi, el cuarto para ustedes. Derrota en casa ante la Real Sociedad, victoria en Eibar y empate en Bilbao. Cuatro de sus actuales siete puntos han llegado en estos duelos directos que no se les han dado mal, por lo menos como visitantes.

-Son partidos muy igualados, intensos, diferentes y bonitos de disputar. No tienen nada que ver con otros partidos ligueros y cualquier resultado se puede dar, como ya se ha visto. Estará en pequeños detalles y a ver si una vez inclinamos de nuestro lado un par de partidos.

¿Qué le parece este Alavés que en nada se parece al que ascendió la pasada temporada?

-Ha incorporado dieciocho jugadores, el entrenador es nuevo... Es un equipo muy ordenado, bien trabajado e intenso, además de contar con buenas individualidades. Me parece un equipo interesante.

En Vitoria este derbi se toma también como una especia de final anticipada, con el riesgo de meterse en zona de descenso si no con sigue ganar.

-El problema es que cuando ganas en un campo como el del Barcelona hay gente que se cree que tienes que ganar a todos. Esto no tiene nada que ver. Nuestra guerra está con los equipos de abajo y en Vitoria la gente, como aquí, tiene que ser consciente de dónde viene el Alavés también. El trayecto del club en los últimos años ha sido... Bueno, qué os voy a contar yo que no sepáis. Jodido es poco. Lo mismo que aquí. Lo que pasa es que hay gente que se olvida enseguida de lo que ha costado llegar hasta Primera División, se ven ahora abajo y... ¿Qué se pensaban, que íbamos a estar arriba? No sé si en Vitoria pensarán que tienen que estar arriba, pero aquí ya te digo yo que no. Hay un paquete de siete u ocho y ahí estaremos Alavés, Leganés, Granada, Sporting, Osasuna y algún despistado de los que empiezan mirando para arriba y... Al final, los que tenemos que estar. Y el que piense diferente, pues lo siento por él porque al final se evade de la realidad. Lo importante es ser realistas y mantener la consistencia suficiente para aguantar el trayecto. Los que hemos estado en el barro toda la vida, sabemos muy bien de lo que hablamos. Los aficionados que son nuevos de Primera, que los hay aquí y allí, en cuanto se ven abajo se asustan. Pero los aficionados del Alavés que han estado en Segunda B, como hemos estado muchos, y sufriendo como perros, lo de ahora, aunque sea como últimos en Primera, es una bendición.