El Deportivo Alavés se ha ganado por méritos propios la confianza de toda una afición que sabe de sobra que este equipo asegura trabajo, intensidad y compromiso hasta el último segundo de cada partido. Desde hace ya varias temporadas, a fe no hay quien gane al Glorioso. Lo ha demostrado en las catacumbas del fútbol estatal, en una categoría tan puñetera como la Segunda División y ayer trasladó su inquebrantable capacidad competitiva a uno de los más grandes escenarios del fútbol europeo. Sobrevivió el cuadro albiazul al acoso del Atlético durante 90 minutos, cuando rozaba ya el empate fue injustamente sancionado con un penalti que Iglesias Villanueva metió injustamente en el área y finalmente fue capaz de sobreponerse para llevarse un punto en el minuto 95. No podía ser otro el protagonista que Manu García, personaje principal de toda esta trayectoria ascendente del club. Un derechazo desde la frontal. Un golazo para silenciar el Vicente Calderón. Un punto que sabe a gloria para un equipo todavía en hilvanes.

Apostó de inicio Pellegrino por el grupo de jugadores que más minutos habían acumulado durante la pretemporada y también por ese sistema de doble vertiente que se diferencia entre el ataque (4-1-4-1) y la defensa (4-4-2). Eso sí, apenas doce minutos le duró el once titular al argentino, ya que Feddal se tuvo que retirar lesionado y dejó su puesto en el eje de la zaga a Laguardia.

Para entonces ya se había podido comprobar que el cuadro albiazul planteaba un partido de resistencia. Con el Atlético invadiendo por completo el campo vitoriano, la idea de Pellegrino de cerrar el pasillo central para evitar los pases interiores se plasmaba sobre el césped. Se cedía ventaja en las bandas, pero a cambio se acumulaban muchas piernas en la frontal de la portería. Llegaban los rojiblancos con insistencia a los últimos metros, pero allí se encontraban con una muralla muy difícil de sobrepasar. Incluso a balón parado, especialidad predilecta a orillas del Manzanares, los alavesistas estuvieron muy solventes.

Esa superpoblación de albiazules en zonas retrasadas provocó que las salidas a la contra se volviesen prácticamente misión imposible. Cuando se recuperaba había demasiados metros por delante y muy pocos apoyos para hacer buenas transiciones. Así, el esférico volvía a cambiar de posesión excesivamente rápido.

El paso de los minutos le sirvió al Glorioso para asentarse y hubo de tomar el regente del Vicente Calderón aire tras sus acometidas. Y cuando menor era la sensación de amenaza por parte de los de Simeone, llegaron las ocasiones más peligrosas de los locales. Fueron acciones en las que los madrileños se encontraron con los espacios que antes les habían negado los albiazules. Pérdidas en zonas de compromiso, recuperaciones adelantadas o malas decisiones en la salida. Y así encadenaron tres remates de extremado riesgo Saúl -parada de Pacheco-, Gameiro -por encima del larguero- y Carrasco -al palo- en los diez últimos minutos de un primer acto que finalmente los de Pellegrino cerraron con tablas en el marcador, dejando la sensación de que su estilo se le estaba atragantando al subcampeón de Europa, pero también evidenciando su prácticamente nula capacidad para generar juego ofensivo.

Ganó soltura el Alavés en el arranque de la segunda parte y, por fin, consiguió acercarse a los dominios de Oblak con cierta sensación de amenaza. Sin llegar a encontrar situaciones claras, pero al menos encontrando espacios y llegando con varios elementos al área rival. Mientras, Simeone se devanaba la sesera en busca de soluciones a su ataque con las inclusiones de Torres y Gaitán. Pero quien obligó a intervenir a Pacheco fue Godín, con uno de esos cabezazos que no suele fallar el central uruguayo.

Se le iba el tiempo al Atlético y el Cholo quemaba sus naves con Correa, que reactivó su ataque y el sufrimiento albiazul. Un remate a contrapié de Godín y un disparo al palo de Torres supusieron el avance de un final de constante sufrimiento. El desacierto local en el remate y la aparición estelar de un Pacheco que siempre responde con sus intervenciones parecían asegurar el empate. Y así se alcanzó el final del tiempo reglamentario.

Todo lo que no había pasado con anterioridad se sucedió en los cinco minutos de descuento. Iglesias Villanueva metió en el área una falta de Laguardia sobre Torres y en el 93 marcaba Gameiro de penalti. Pero se fue al ataque el Alavés a recuperar ese punto que se había merecido. Y fue Manu García, con un derechazo tremendo, el que le dio premio a la fe en el 95.

Enorme resistencia. El Alavés llegaba en hilvanes al estreno del curso, pero fue capaz de plantear un partido muy serio ante un rival que juega de memoria como el Atlético. Los albiazules se cerraron bien en torno a su portería, Pacheco apareció decisivamente y los rojiblancos erraron mucho.

Cinco minutos locos. La prolongación fue de locura. Iglesias Villanueva se inventó un penalti que Gameiro transformó en el 1-0. Cuando el resultado ya parecía definitivo y castigaba cruelmente el derroche alavesista, Manu García retomó el papel de figura decisiva que asumió en el tramo final del pasado curso para empatar con un golazo.

Buen planteamiento. Al argentino le ha faltado tiempo para conjuntar el equipo en la pretemporada por las circunstancias especiales de la misma, pero ayer en el Vicente Calderón se vio un Alavés compacto y con las ideas claras en defensa. Cierto es que le acompañó la suerte con el desacierto del Atlético, pero mostró un gran espíritu competitivo y fue capaz de rescatar un punto que estaba perdido.

El capitán realizó un enorme sacrificio en el centro del campo para contener la calidad del Atlético en esa línea y en su estreno en Primera se sacó de la chistera un golazo para empatar.

En un partido en el que todos sus compañeros se dejaron la piel sobre el césped del Vicente Calderón, el bilbaíno dio la sensación de llegar siempre tarde y estar muy mal posicionado.

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1-0, minuto 93: Gameiro, de penalti. Iglesias Villanueva castiga con penalti una falta de Laguardia sobre Torres fuera del área y el francés.

1-1, minuto 95: Manu García. El capitán se saca un derechazo desde la frontal ajustado al palo al que no llega Oblak.

Amonestó a Edgar (minuto 87), Ibai Gómez (minuto 88), Camarasa (minuto 91) y Laguardia (minuto 91).

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