Vitoria - Al Deportivo Alavés le distancia de la gloria un mínimo suspiro. Prácticamente nada ya. Más que rozarse, el ascenso ya se palpa. E incluso puede agarrarse con fuerza en apenas unos días. Y es que este bloque granítico ensamblado por José Bordalás se ha caracterizado por dar siempre la cara, y partírsela si es necesario, en los momentos de mayor necesidad. Cuando ha tocado sufrir, se ha sabido sufrir. Y cuando se ha visto la oportunidad de ejecutar, el gatillo de ha apretado sin piedad y con pulso firme. Con la amenaza de nuevo que suponía la victoria de un Nàstic que se quedaba de nuevo a un solo punto de diferencia, pero también con la posibilidad de recuperar el liderato y poner de por medio al Leganés en la pelea, El Glorioso se escapó de sus habituales guiones plagados de dramatismo para firmar una de las victorias más cómodas del curso. En apenas 26 minutos quedaron asegurados los tres puntos que hacen que el ascenso se pueda materializar esta misma semana.

Como cabía esperar, Bordalás eligió a Bernardello para suplir al sancionado Mora y siguió apostando por los otros diez jugadores que vienen acumulando la mayoría de los minutos. El sólido e inamovible bloque que tantas alegrías ha dado y que tenía que buscar otro paso más hacia Primera. Y lo hizo siendo fiel a su tradicional estilo. Aunque sufriendo por momentos con la calidad de una Ponferradina que va sobrada de clase pero que, sobre todo a domicilio, falla en la definición y también concede excesivamente en el área propia. Y precisamente ahí, donde se deciden los partidos, desequilibró el Alavés la balanza a su favor desde bien pronto. Y lo hizo recuperando la eficacia a balón parado ante un cuadro berciano que ya en la primera vuelta evidenció que defender ese tipo de acciones no es su fuerte. Un habitual en los remates, aunque la mayoría de las veces sin precisión, como Laguardia fue el encargado de abrir el marcador a los trece minutos. Saque lateral de Dani Pacheco al que no llega Toquero y el zaragozano casi cayéndose y a trompicones logró meter la cabeza para superar a Santamaría.

Tras el 1-0, entró el duelo en un estado de locura. La Ponferradina se volcó al ataque e hizo que Laguardia se tuviese que multiplicar para taponar las vías de agua. Pero, al mismo tiempo, los leoneses concedían regalos de esos que nadie desaprovecha. Los errores defensivos fueron clamorosos y encadenados. Y así, sin siquiera estar de por medio el balón, cometió Seoane un claro penalti por agarrón a Toquero cuando el esférico lo tenía Dani Pacheco en la banda. Santamaría llegó a tocar el disparo de Manu García, pero a los 26 minutos el capitán ponía el 2-0.

En una tarde que se preveía tan tensa y nerviosa como todas las jornadas precedentes, el equipo de Bordalás dejaba prácticamente sentenciado el partido en su primera parte. Situación inédita en este Glorioso que acostumbra al sufrimiento como pocos y que se ha caracterizado por los marcadores ajustados al máximo y los finales de partido agónicos. Si ya ha sido raro contar alguna vez con dos goles de ventaja, lo de conseguir dos dianas en la primera parte era un logro que no se había conseguido en todo el curso.

Con la enorme tranquilidad que propiciaba la ventaja, el cuadro albiazul buscó aprovechar los espacios para firmar una goleada que, dadas las facilidades que se encontraba bien pudo haber sido de escándalo. Nada más reanudarse el partido tras el descanso, Raíllo salvó un disparo de Juli que entraba. Lo mismo hizo poco después Santamaría con un balón envenenado de Toquero. Y de nuevo entre portero y central desbarataron una llegada solo de Femenía. Y aún le sacó otra más en guardameta navarro a Juli. Nunca antes en todo el curso había disfrutado este Alavés de tantas y tan claras ocasiones, pero falló la definición. Por suerte, cuando ya no se necesitaba. El nuevo paso hacia Primera estaba ya dado desde el acto inicial. Solo queda un suspiro para la gloria. Pero como se encarga de repetir semana tras semana Bordalás, todavía no se ha conseguido nada.

Partido soberbio. Salvo algunos momentos de apuro en el arranque, el Alavés fue ampliamente superior a la Ponferradina en un partido en el que los leoneses bien pudieron salir goleados de Mendizorroza si el acierto en el remate llega a acompañar en la segunda parte. Con la habitual seguridad defensiva, los albiazules aprovecharon los graves fallos de su rival para ganar con mucha tranquilidad.

El central albiazul encontró portería por fin, quizá con uno de sus peores remates de la temporada. Además del gol, una nueva exhibición defensiva tapando todos los huecos.

Aportó muy poco en unos minutos finales en los que le costó mucho adaptarse al ritmo del partido y en los que no fue capaz de asegurar el balón como en partidos anteriores.

2

1-0, minuto 13: Laguardia. Saque de falta de Dani Pacheco al que no llega Toquero y Laguardia mete la cabeza cayéndose para marcar. 2-0, minuto 26: Manu García, de penalti. A instancias del asistente, el colegiado castiga con penalti un agarrón de Seoane a Toquero y el capitán marca desde los once metros con un disparo raso y a su izquierda que casi saca Santamaría.

Amonestó con cartulina amarilla a Manu García (minuto 21), Seoane (mnuto 25), Raíllo (minuto 46), Toquero (minuto 63) y Casado (minuto 76).