vitoria - A estas alturas de un campeonato tan exigente como el de la Segunda División, todo debe funcionar rozando la perfección para poder superar los obstáculos del camino y continuar avanzando hacia el objetivo del ascenso. Sin embargo, en los últimos tiempos el Deportivo Alavés se ha topado con una inesperada asignatura pendiente que amenaza con poner en riesgo el éxito que tan cerca aparece en el horizonte.

La nota discordante en el brillante expediente albiazul no es otra que la mala trayectoria del equipo en su propio feudo, donde hace más de dos meses que no es capaz de ganar un partido. El pasado domingo parecía que por fin iba a ser capaz de poner punto final a esta maldición sumando los tres puntos frente al Tenerife pero, en el último suspiro, todas las ilusiones se fueron por el desagüe con el segundo gol de Nano.

Como consecuencia, son ya cuatro las jornadas consecutivas en las que el plantel de José Bordalás ha pinchado en Mendizorroza. Al menos, no ha encajado ninguna derrota y ha saldado esos compromisos con empates que, como mal menor, le han permitido llevar cuatro de los doce puntos en liza al casillero. Un balance, en cualquier caso, deficiente al que el equipo debe dar la vuelta de forma obligada.

Última victoria. El Alavés no disfruta de un triunfo como local desde que el pasado 7 de febrero, en la 24ª jornada de Liga, se impuso por la mínima al Llagostera (1-0).

Cuatro empates. Desde entonces, ha comparecido en cuatro ocasiones ante su público y en todas ellas ha pinchado. Así, únicamente ha podido firmar tablas ante Almería (1-1), Zaragoza (0-0), Lugo y Tenerife (2-2).