Vitoria - Remontar el vuelo o encarar un final de temporada insulso. El alavesismo quiere seguir disfrutando con la ilusión que su equipo ha sido capaz de generar en dos últimos meses brillantes y la plantilla que se encuentra a las órdenes de Alberto pretende convertir en borrón y cuenta nueva el tropiezo de la pasada jornada contra el Sporting. Y nada mejor para dar un puñetazo sobre la mesa que conseguir una victoria contra el mejor equipo de la Liga Adelante. Tras el retroceso y varapalo que supuso la derrota en Gijón, un triunfo y tres puntos contra el Betis supondrían que la candidatura albiazul al play off se mantuviese firme encima de la mesa hasta el final de la temporada. Lo contrario, en cambio, podría abocar al Glorioso a un fin de curso absolutamente tranquilo. No es cuestión baladí vista la tensión que ha sido siempre protagonista en el club desde hace años, pero lo que quiere este equipo y esta afición es que la emoción vuelva a mantenerse hasta el último segundo.

Mereció al menos puntuar el Alavés en su visita a El Molinón. Y precisamente el regreso a casa de vacío, unido a la victoria de la Ponferradina, es lo que pone al equipo albiazul ahora en situación de obligación. Y, por ello, toca aferrarse de nuevo a la inviolabilidad de Mendizorroza a lo largo de la segunda vuelta. Seis partidos que se cuentan por victorias, muchas de ellas por simple aplastamiento. Grandes y pequeños. Atrevidos o timoratos. Agresivos o endebles. Ninguno de los equipos que han pisado Vitoria en el segundo giro al calendario han dado con la fórmula mágica para desactivar el apabullante fútbol propuesto por Alberto y desarrollado a la perfección por sus pupilos sobre el césped.

Eso sí, el nivel de la amenaza se incrementa esta tarde no pocos grados. No en vano, llega a Vitoria el mejor equipo, de largo, de la Liga Adelante. El Betis ahora dirigido por Pepe Mel en nada se parece al que sucumbió ante el propio Glorioso en la primera vuelta de manera mucho más abultada que el 1-2 final que reflejó el marcador entonces. De juguete roto a máquina trituradora perfectamente engrasada ha mutado el equipo verdiblanco, líder destacado de Segunda y que desde aquella amarga tarde, sensacional para los albiazules, solo ha perdido un partido más hasta encaramarse en un sólido liderato que ha reafirmado el favoritismo que todos le daban al inicio de la temporada.

A cualquier entrenador que le diesen a elegir una plantilla a elegir de entre todas las que componen la Liga Adelante, sin dudar optaría por la bética. De todo, en abundancia y con mucha calidad. Incluso a algunos técnicos de Primera no les importaría cambiar sus actuales planteles por el que maneja Pepe Mel. Eso sí, un grupo de sensacionales músicos no son nada sin un director que aporte el criterio y es ahí donde el madrileño ha imprimido un sello bien conocido en Heliópolis. No en vano, él mismo fue el que guió al club en su anterior camino de regreso a la máxima categoría, lo mismo que aspira a conseguir esta temporada.

El Betis es líder con seis puntos de ventaja sobre el resto y estadísticamente también es el mejor equipo de Segunda en casi todos los aspectos. Solo se le escapa el de goles recibidos, donde es segundo tras el Sporting. En lo demás, es líder imperial. El que más gana, el que más goles marca, el mejor como local, el mejor como visitante... Unos registros ciertamente impresionantes, pero que no asustan al Alavés.

Y es que si por algo se ha caracterizado el equipo albiazul es por su capacidad de plantar cara a cualquier oponente. Sobre todo en unos dos últimos meses en los que su salto de calidad ha sido tremendo. Visitar Mendizorroza no es en estos momentos plato de buen gusto para nadie. Y tampoco lo será para un Betis que tendrá que sudar lo suyo para tratar de hacer frente al equilibrado fútbol vitoriano.

Y es que en esta segunda vuelta El Glorioso es preciso cual reloj suizo en el estadio del Paseo de Cervantes. Sólido en defensa y letal en ataque, con un juego equilibrado en el que el balón es protagonista y con el que ha conseguido enamorar a su parroquia al tiempo que remontaba puestos en la clasificación. Precisamente, en el dominio del esférico y del centro del campo estará la clave del partido. Si el Betis se siente cómodo, el peligro será permanente. En cambio, si se le obliga a replegarse y desgastarse en el trabajo de recuperación, las opciones crecerán exponencialmente. Eso sí, sin descuidar ni un segundo el marcaje a los sensacionales atacantes verdiblancos, el terror de las defensas.