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1-0, minuto 29: Aníbal. Apertura de Collantes a la llegada de Cristian por la derecha y el centro del lateral lo cabecea cómodamente Aníbal.

1-1, minuto 60: Toti. Centro desde la banda derecha de Medina que Toti cabecea picado a la perfección adelantándose al defensa.

2-1, minuto 83: Collantes. Falta lejana que golpea el extremo del Sabadell dura y rasa y un bote sorprende de manera incomprensible a Manu Fernández y el balón entra por el centro de la portería.

Amonestó a Toribio (minuto 28) y Laguardia (minuto 71).

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Falta de ambición. El Alavés perpetró uno de sus peores partidos de la temporada ante un Sabadell que evidenció las razones que le han llevado al fondo de la tabla. El equipo ofensivo y activo de la pasada semana dio paso a una versión apocada que deambuló por el césped sin dar pie con bola. Pese a ello, empató sin merecerlo y cuando mejor estaba la situación no tuvo ambición para ir a ganar.

Como un alma en pena. No se puede definir de otra manera el deambular ayer del Deportivo Alavés por el césped de la Nova Creu Alta. Lo mínimo que se le exige a este equipo es esfuerzo y pundonor, pero lo que puso ayer sobre la mesa en Sabadell fue la nada más absoluta. Y con tan poco argumento, incluso bien pudo haberse llevado los tres puntos de haberse desperezado unos pocos minutos. Y es que ni siquiera tras igualar el tanto inicial del tembloroso equipo local fue capaz El Glorioso de irse de cabeza a por tres puntos que le hubiesen catapultado hacia arriba en la clasificación. Un fallo de Manu Fernández propició que incluso se perdiese ese punto del todo inmerecido. Un Alavés del todo desconocido, una sombra de sí mismo que nada quiso y al final nada se llevó al mostrar una falta de competitividad imperdonable.

Después de la exhibición contra el Zaragoza, Alberto repitió alineación titular y también sistema táctico en la Nova Creu Alta, con Rafa García ejerciendo de capitán general en el centro del campo y mucha calma con el balón en los pies buscando siempre las mejores opciones y sin correr riesgos en la circulación ante un oponente que ni de lejos salió revolucionado y que prefirió juntar líneas antes que buscar una presión adelantada más agresiva.

Tras unos primeros minutos de tanteo, el Sabadell asumió el peso del partido ante un cuadro vitoriano que desplegó su sistema de contención en la línea del centro del campo en busca de recuperar el balón y salir al contragolpe. El cuadro arlequinado, con toda la parsimonia del mundo, sobó el esférico sin apenas conseguir profundidad en sus acciones y dando una vaga sensación de peligro solo cuando fue capaz de encontrar a Collantes y Sotan abiertos a las bandas.

El cuadro arlequinado daba la sensación de caminar sobre la cuerda floja a expensas de que el más mínimo soplo le tumbase definitivamente, pero el Alavés estuvo excesivamente contemplativo. Y, por si fuera poco, su tradicional seguridad defensiva pareció quedarse en el vestuario, mostrándose la zaga excesivamente contemplativa en cada una de las aproximaciones del equipo de Juan Carlos Mandiá.

Así, tras un primer aviso de Sotan con un cabezazo al larguero, Aníbal consiguió el gol catalán al cabecear completamente solo en el área un centro de Cristian que tampoco encontró oposición alguna en una zaga albiazul que solo estaba allí de presencia física pero no anímica.

Se fue El Glorioso a los vestuarios con la sensación de que había desaprovechado por completo la primera parte ante un rival que por momentos dio clara muestra de su debilidad mental y con una desventaja de un gol en el marcador que incluso pudo ser mayor si Collantes no llega a echar fuera un mano a mano con todo a su favor.

Lejos de buscar una reacción de ímpetu en el arranque del segundo acto, el cuadro vitoriano siguió sumido en su particular letargo, incapaz de romper el tedioso ritmo de un Sabadell al que el marcador le iba de maravilla y como anestesiado sobre el césped, dando la impresión de no enterarse siquiera de lo que ocurría a su alrededor. Todo un muerto viviente, once hologramas con camisetas naranjas y poco más.

Pero, lo que es el fútbol, en el medio de la nada se encontró el Alavés con un pez en el anzuelo cuando ni siquiera había lanzado la caña. En un centro de Medina desde la derecha, Toti se adelantó a su marcador para conectar un certero cabezazo que suponía la igualada. Y sin hacer absolutamente nada.

Era el momento de pisar el acelerador, pero ni siquiera contempló esa opción el equipo albiazul. Después de haber empatado con muy poco, el rival estaba postrado a su merced, pero ni siquiera fue capaz el Alavés de rematar al Sabadell. Y, para colmo, un fallo de Manu Fernández en una falta lejana de Collantes echó a perder un punto que, dicho sea de paso, no era merecido.

Pelea estéril la del delantero gallego, que batalló en todo momento en solitario contra la defensa del Sabadell sin recibir apenas apoyos. Batallador y peleón.

Equipo contemplativo. El Alavés protagonizó una primera parte para olvidar en la que jugó a un ritmo impropio para este equipo, dando sensación en no pocas ocasiones que ni siquiera tenía ganas de jugar. No fue capaz de apretar las tuercas a un rival muy nervioso y concedió enormes facilidades en defensa hasta recibir el gol de Aníbal.

Un gol y nada más. El cuadro albiazul empató en una acción aislada por mediación de Toti y cuando parecía tener todo a su favor para llevarse los tres puntos no fue capaz de irse a buscar la victoria y acabó encajando un segundo tanto en contra.

Volvió a encajar un gol tras cuatro partidos consecutivos con la portería a cero y cometió un error en el segundo tanto del Sabadell que vuelve a causar la pérdida de puntos.