Si hay algo en lo que coinciden todos los que, de una manera u otra, están relacionados con el mundo del fútbol, es en que el gol es la esencia de este deporte. Hubo incluso quien lo equiparó al orgasmo pero sin entrar en este tipo de disquisiciones, lo cierto es que es el ingrediente imprescindible para poder alcanzar cualquier tipo de objetivo y el juez inflexible que establece la separación entre el éxito y el fracaso. Pues bien, este preciadísimo condimento parece haberse agotado en la despensa de Mendizorroza. Porque el Deportivo Alavés atraviesa por una peligrosa sequía goleadora en su propio feudo que, como no podía ser de otra manera, está provocando que se enciendan las primeras luces de alarma. Y es que la fiel afición albiazul acumula más de un mes sin poder aplaudir y disfrutar con el acierto de sus jugadores ante la portería contraria. Mucho tiempo de ayuno que ha pasado un elevado peaje a un grupo que lejos de convertir su casa en un fortín inexpugnable ha optado por transformarse en un anfitrión generoso que regala puntos casi a cualquiera que llama a su puerta.

El último tanto del Glorioso en el Paseo de Cervantes se produjo el pasado 1 de noviembre en el encuentro de la undécima jornada ante el Alcorcón. En el minuto 59, Manu Barreiro prolongó la excelente racha que atravesaba firmando su cuarto gol consecutivo en otros tantos encuentros. Era el 1-0 y parecía el escenario ideal pero el postrero empate de la escuadra alfarera reabrió la espita de los problemas del Alavés como local.

Porque, desde entonces, no ha sido capaz de volver a perforar la portería de sus contrincantes en Mendizorroza y acumula ya 301 minutos de sequía. La tendencia, además, lejos de invitar al optimismo conduce a la preocupación. Porque el rendimiento del equipo en estas citas ha ido cayendo claramente.

De esta manera, frente al Sporting firmó el empate a cero inicial pero, al menos, disfrutó de varias ocasiones claras. El pasado sábado, sin embargo, recibió al Numancia y encajó una clara derrota (0-2) en un choque en el que, salvo en el arreón inicial, apenas inquietó al portero rival. Una sensación que se acrecentó todavía más el martes en el duelo de Copa del Rey frente al Espanyol que concluyó con idéntico resultado.

Más allá del escaso acierto en los metros finales -debe del equipo a lo largo de todo el curso-, en estos dos choques se ha puesto de relieve los grandes problemas que padece para generar ocasiones, especialmente como local. La consecuencia, es un expediente demoledor con cuatro de los ocho encuentros de Liga disputados en Mendizorroza sin marcar un gol -a los que hay que añadir el de Copa ante el Espanyol- y un pobre balance de diez puntos sobre los 24 posibles. Evidentemente, una asignatura pendiente que el conjunto de Alberto debe superar cuanto antes si no quiere verse inmerso en serios problemas.

4 partidos. El Alavés ha acabado cuatro de sus ocho partidos como local sin marcar.

301 minutos. Ese es el tiempo que lleva el equipo -desde el pasado 1 de noviembre- de sequía con dos partidos de Liga (Sporting y Numancia) y uno de Copa del Rey (Espanyol).

7

Con siete goles anotados, el Alavés es el segundo peor equipo de la categoría en este aspecto y únicamente el colista Llagostera, con cinco, está por debajo.