Vitoria - El Alavés ya ha superado el primer tercio de competición en la Liga y llegada la hora de la primera evaluación el equipo supera con solvencia el aprobado y se acerca al notable. El objetivo para el presente curso no es otro que mantener la categoría de nuevo y el cuadro albiazul ha demostrado que puede alcanzar ese reto incluso con cierta tranquilidad si consigue mantener el nivel mostrado en los primeros 14 compromisos ligueros. No es El Glorioso un equipo deslumbrante, pero sí que se ha impregnado de un barniz de fiabilidad casi absoluta por su carácter competitivo. No le pierde la cara a un partido, es tremendamente complicado de superar, ofrece diversas variantes en su juego y solo su particular pelea con el gol le ha impedido cerrar este primer tercio en una posición un poco más elevada, cuestión que hubiese hecho sobrada justicia a los méritos que ha contraído sobre el césped. El último triunfo ante el Betis de un Alavés que acumula seis jornadas seguidas sin perder ha servido para dar un necesario salto hacia arriba en la clasificación que ha ahuyentado cualquier atisbo de duda y ahora el objetivo es seguir creciendo a partir de la sólida base que se ha cimentado en estos meses de trabajo. Cinco puntos de renta sobre el descenso y solo dos de desventaja con respecto a la zona de promoción de ascenso. Y, además, unas sensaciones globales que hacen que la tendencia tenga que ser más hacia una visión optimista que hacia una pesimista.

Y es que si por algo se caracteriza el equipo de Alberto es por su seguridad. A este proyecto le podrán salir las cosas mejor o peor, pero lo de dar la cara y dejarse hasta el último mililitro de sudor va marcado a fuego en su carné de identidad. Desde la dirección deportiva se marcó en verano como camino a no seguir el ejemplo propio del pasado curso y se está siguiendo ese patrón a la perfección. Así, los mayores problemas a la hora de marcar goles se han visto compensados por las enormes dificultades que el cuadro albiazul plantea a sus rivales a la hora de encontrar la vía hacia su portería. El conjunto vitoriano es el séptimo que menos dianas celebra, pero al mismo tiempo es el quinto que menos recibe. Solo en los partidos del Sporting se ven menos tantos que en los que juega el cuadro alavesista (27 por 28) y esa seguridad en defensa es la que ha llevado al Glorioso a ser el tercer componente de la Liga con menos derrotas.

La comparación con los registros del pasado curso es demencial. Y eso que fue precisamente en la actual fase cuando el Alavés, primero de Natxo y luego de Mandiá, comenzó con su caída a los infiernos con ocho jornadas consecutivas sin conocer la victoria. Tras el primer tercio liguero, el equipo acumulaba 15 puntos y ocupaba puesto de descenso. La diferencia con los 19 actuales no es excesiva, pero las sensaciones son completamente distintas. Había conseguido por entonces 22 tantos, pero había recibido la misma cifra.

El nuevo proyecto nació con la consciencia clara de que iba a ser imposible mantener los registros goleadores, así que se optó por dar una mayor relevancia a un trabajo defensivo que está siendo excepcional. Manu Fernández y el sistema de contención, en el que trabajan desde el delantero hasta el guardameta, está siendo sobresaliente. En un tercio de los partidos el portero se ha quedado imbatido y solo Barça B y Mallorca han conseguido marcar en más de una ocasión en el mismo partido. La fiabilidad de la defensa es casi absoluta y supone una excelente base sobre la que seguir cimentando el crecimiento de un equipo que, por juego, apunta hacia un rendimiento bastante mayor.

equilibrio total Para lograrlo, eso sí, habrá de ganar su particular batalla con el gol. Y es que el equipo de Alberto no se dedica solo a defender sin generar ocasiones, pero la penalización por su bajo nivel de acierto ha sido la que le ha impedido estar un poco más arriba en esta primera fase del curso. Ocasiones clamorosas falladas, errores inexplicables e, incluso, un punto importante de mala suerte.

Esta rémora está pasando principalmente factura en los partidos en casa, donde el equipo albiazul se ha visto obligado casi siempre a llevar el peso del juego y no ha sabido transformar en puntos varios buenos partidos por sus problemas goleadores. Los datos no engañan y señalan que el Alavés es el quinto peor equipo de Segunda como local con los diez puntos que ha cosechado, pero esa cifra relativamente baja ha quedado compensada con unos buenos registros a domicilio, ya que con nueve puntos es el sexto mejor de la categoría como visitante, donde explota mucho mejor un estilo basado en las recuperaciones y las salidas rápidas que han ahogado a no pocos oponentes, con el reciente partido contra el Betis como ejemplo más palmario de la eficiencia de este equipo a la hora de destruir el juego de los rivales.

Todos estos datos ofrecen un dibujo de lo que es en estos momentos un Glorioso que se caracteriza por su absoluta fiabilidad. En Mendizorroza o lejos de Vitoria. Ante equipos grandes y otros de menor renombre. No gana a nadie con absoluta facilidad, pero es un conjunto tremendamente sólido y difícil de superar. Con el reto de mantener el excelso rendimiento defensivo, el objetivo para dar el salto en la tabla pasa por mejorar el nivel de acierto ofensivo, apenas el único punto negro de este Alavés.