Vitoria - A lo largo de su trayectoria al frente del banquillo del Deportivo Alavés, Alberto se ha caracterizado por ser un técnico muy flexible en sus planteamientos y al que gusta adaptar sus alineaciones y dibujos tácticos dependiendo de las características del rival. No es el irundarra uno de esos entrenadores que tienen una idea fija en su mente y la mantienen contra viento y marea. Muy al contrario, el guipuzcoano va tocando teclas casi cada jornada para tratar de adaptar su sinfonía a las virtudes y defectos de los rivales, para así tratar de minimizar las primeras y agrandar los segundos. Ya sea con variantes en forma de nombres o con cambios tácticos, el técnico alavesista se guarda un as en la manga casi todas las semanas y acertar con sus alineaciones y sistemas se convierte en una tarea cada vez más complicada.

Lo único irrenunciable para Alberto es la línea de cuatro defensas y el pivote defensivo, pero si hasta hace un par de semanas se había mantenido prácticamente inamovible utilizando casi siempre los mismos nombres -la única alteración estaba en el lateral derecho, donde han ido rotando Medina y Galán-, en los últimos partidos ha sorprendido. En Tenerife, por ejemplo, apostó por dar la titularidad a Castillo en el lateral izquierdo supliendo a Raúl García y el durangarra repitió ante el Sporting, un compromiso en el que también optó por sacar de inicio a Einar. En los dos casos, el entrenador explicó después del partido que habían sido decisiones tácticas para tratar de contrarrestar las armas ofensivas de los rivales, ya fuese el peligro de Suso con sus caídas hacia la derecha o la velocidad en la arrancada de Carlos Castro.

A partir de la figura de un fijo como Toribio es donde las variantes tácticas se multiplican. Y, al mismo tiempo, también las opciones con distintos nombres. La plantilla configurada por Javier Zubillaga le ofrecía a Alberto una enorme polivalencia en varias figuras y de esa capacidad de muchos futbolistas de actuar en diversas posiciones está tratando de sacar partido el técnico.

Así, en el centro del campo ha apostado por un único pivote en un sistema 4-1-4-1, por la doble presencia en el 4-2-3-1 y el 4-4-2 o incluso por un trivote con tres jugadores de perfil muy batallador -Manu García con Rafa García o Beobide- para tratar de ahogar el juego del rival. Principalmente a domicilio suele optar el irundarra por equipos muy potentes físicamente para convertir los partidos en duelos de desgaste, mientras que en Mendizorroza, aunque no siempre, apuesta un punto más de calidad.

En vanguardia, tanto en los extremos como en punta Alberto ha ido cambiando constantemente las piezas. Una de sus últimas apuestas ha sido apostar por una doble referencia arriba con dos delanteros claros -tratando de aprovechar de esta manera el juego directo y las llegadas por las bandas-, ya que anteriormente solía utilizar en muchas ocasiones a Tejera o Juanma como enganches para buscar el último pase.

Las variantes en las posiciones se han convertido en una constante. Así, futbolistas como Juli y Toti han actuado por las dos bandas y dentro de un mismo partido han alternado sus puestos de un extremo al contrario. O también apareciendo por el centro. La última novedad en este sentido fue adelantar en el campo la posición de Raúl García hasta situarlo como extremo. Eso sí, la palma se la lleva un Ion Vélez que es importantísimo en los esquemas de Alberto por su facilidad para adaptarse a cualquier puesto en el ataque. Así, el de Tafalla ha jugado como extremo derecho, como segundo punta o como referencia única arriba.

Con todos estos cambios, más allá de que el Alavés sea un equipo previsible en su estilo y valores, el equipo albiazul se convierte en una caja de sorpresas para unos oponentes que en demasiadas ocasiones no tiene claro lo que se pueden encontrar enfrente cuando están analizando el juego de los vitorianos y que pueden ver cómo sus planes preestablecidos se vienen abajo por esa flexibilidad que ha demostrado Alberto a la hora de recomponer una semana tras otra sus alineaciones.