1-0 (m. 27) Saque de esquina de Tejera que despeja la defensa y en el segundo palo aparece Guzmán desde atrás para empalmar un potente disparo que supera a Raúl.

2-0 (m. 49) Falta casi desde la línea de fondo que saca Tejera rasa y en el primer palo aparece Manu García para sacar un disparo raso a la red.

3-0 (m. 55) Cabalgada de Guzmán que culmina con penalti y expulsión de Juanma y Viguera marca desde los once metros con disparo a la derecha a media altura.

3-1 (m. 63) Falta lejana de Julio Álvarez tocada al área donde peina Samuel para meter gol en propia puerta.

Expulsó por roja directa a Juanma (minuto 48). Amonestó a Natalio (minuto 25), Stevanovic (minuto 40), Regalón (minuto 42), Manu García (minuto 56), Jarosik (minuto 81) y Rubio (minuto 87).

Vitoria - Para el Deportivo Alavés la victoria ante el Numancia era una obligación ineludible y no se olvidó el cuadro vitoriano de cumplir con su parte de ese pacto con el diablo que ha suscrito para tratar de salvar la categoría. Comenzó sufriendo, puso el turbo con una versión arrasadora y metió el piloto automático en los minutos finales cuando ya todo parecía controlado y en realidad lo estaba pese al temor que se pasó en algunos instantes. El Glorioso cumplió con los único que podía hacer, sus propios deberes, pero el destino quiso que esta victoria no le sirviese para depender de sí mismo en una jornada final que se presenta agónica con hasta ocho equipos implicados en un juego de las sillas en las que habrá tres asientos mortales. Tocará ganar en Jaén y también esperar que la sucesión de resultados que se produzca resulte favorable para poder salvar la categoría con 51 puntos.

Regresó Alberto al habitual 4-4-2 de nuevo con Viguera en punta y con la única novedad de Stevanovic en la izquierda, entrando el bosnio por Vélez. En lo que no se pareció en nada el cuadro albiazul a sus versiones precedentes fue en su puesta en escena. Sin tensión, cabizbajo, perdido, sin balón y completamente sobrepasado por el juego de un Numancia que campó a sus anchas ante un oponente inoperante. Los nervios hicieron mella en el inexistente juego de un Alavés completamente perdido sobre el césped e incapaz de mantener el mínimo necesario de concentración. Y pudo ser todavía peor, ya que el cuadro soriano disfrutó de dos ocasiones clarísimas, la primera de ellas un remate al palo de Enrich y la segunda un cabezazo fuera con todo a favor de Juanma. Y ni siquiera con esos dos sustos casi mortales fue capaz el cuadro local de quitarse de encima ese exceso de tensión que parecía atenazarle.

El paso de los minutos trajo la calma necesaria. Ya se había hablado largo y tendido de la necesidad de mantener los nervios templados, pero no fue hasta la aparición de Stevanovic y Guzmán cuando el cuadro alavesista pudo sacarse de encima buena parte de ese exceso de tensión que le agarrotaba las piernas. Con las dos bandas generando peligro se comenzaron a suceder los saques de esquina y en uno de ellos llegó el premio. Saque de Tejera que rechaza la zaga y aparición de Guzmán en carrera en el segundo palo para empalmar potente el balón al fondo de las mallas. Con 27 minutos de juego, Mendizorroza se quitaba un peso de encima al ver que su equipo comenzaba a cumplir con su obligación.

A partir de ese momento llegó la serenidad y también una sucesión de buenas oportunidades de llevar al descanso una renta más amplia de haber atinado en un par de contragolpes. Por fortuna, esos fallos en los metros finales en los minutos finales del primer acto se transformaron en acierto absoluto en el arranque del segundo. Por primera vez en mucho tiempo, parecía que no iba a haber espacio para el sufrimiento en un partido del Alavés. Error. Lo hubo.

Se tomó un respiro el cuadro vitoriano, que a partir de se momento cedió metros y muy pronto se encontró de nuevo con un susto en el cuerpo con uno de esos accidentes que parece van a acompañarle hasta el último día. Un gol en propia puerta de Samuel recordaba viejos miedos. Por fortuna, tenía el cuadro albiazul dos goles de ventaja que fue capaz de gestionar con cierta soltura a pesar de que el control del esférico fue absoluto por parte del equipo de Anquela, que incluso apretó mucho con nueve jugadores sobre el césped después de perder también por lesión a Gaffoor cuando ya estaban agotados los cambios.

Pese a esa zozobra en el tramo final, donde el Alavés perdió de nuevo la compostura y el balón, el margen era tan importante que no se volvió a dar un paso en falso que hubiese sido mortal, con dirección recta hacia el descenso. La desgracia es que el resto de resultados fueron completamente dañinos para los intereses albiazules. El Glorioso cumplió con su parte y habrá de repetir victoria y esperar resultados beneficiosos.

A un nivel sobrenatural de nuevo, siendo fundamental para entender la victoria. Autor del primer gol y también forzó el penalti del tercero. Un gigante imparable para el Numancia.

Primer paso. Sufrió el Alavés en los primeros minutos atenazado por sus propios nervios, pero en cuanto se quitó de encima la presión pasó por encima de un Numancia que se vio superado por la velocidad de Guzmán, clave en el partido. Con el 3-0 en el marcador, el equipo se relajó en exceso y sufrió contra diez al encajar un gol en propia puerta, aunque la victoria no llegó a peligrar nunca.

Con 3-0 en el marcador y el Numancia con diez jugadores, el albaceteño ingresó en el terreno de juego para aportar pausa al juego y fue incapaz de conducir el balón con calma.

Partido sándwich. El Alavés comenzó y acabó el choque contra el Numancia con muy malas sensaciones, pero en su tramo central ofreció una versión devastadora que fulminó al cuadro soriano. Los goles de Guzmán, Manu García y Viguera resultaron determinantes y evitaron sustos en el mal tramo final.

Ganar y esperar. Desgraciadamente, la victoria ante el Numancia no sirvió para abandonar la zona de descenso al no ser los resultados de la tarde beneficiosos. En la última jornada el Alavés tiene la obligación de ganar al Jaén y esperar una serie de resultados que sean favorables.