Eibar - A las 20.15 horas de ayer el reloj de la Liga Adelante señalaba que al Deportivo Alavés le tocaba subirse al tren que le sacaba de los puestos de descenso, pero, una vez más, el conjunto vitoriano vio pasar los vagones desde el andén sin ser capaz de engancharse a esa locomotora de la victoria que le hubiese propulsado hacia la salvación. Ni siquiera el punto, que seguramente hubiese sido consuelo menor pero que nunca se sabe de cuánto puede valer, fue capaz de rescatar un Glorioso que llegará en situación extremadamente comprometida a las dos jornadas finales por culpa esta vez de un solitario gol de Jota Peleteiro en un disparo muy lejano y de su propia incapacidad para atinar con la portería al final. Dos finales quedan por delante, ya sin margen alguno de error para este equipo.
Dispuso de inicio Alberto una variante táctica en forma de cambio de sistema y cambió el habitual 4-4-2 por un 4-1-4-1 en el que lo más relevante era la presencia en banda izquierda de Viguera, con Vélez actuando en punta y también con la novedad en el once de Tejera. Con esa disposición y el furibundo inicio de un Eibar que pareció querer ganar el derbi en los primeros minutos, el entramado defensivo sufrió bastante por las constantes incorporaciones de los laterales Lillo y Yuri, que generaron mucha sensación de peligro desdoblando a Jota y Capa. Soportó el cuadro vitoriano estoico el temporal que se le vino encima en esos primeros minutos y con el correr del reloj comenzó a asentarse sobre el terreno de juego a base de mucho esfuerzo en el centro del campo.
El partido se igualó en cuanto el conjunto alavesista le metió el miedo en el cuerpo a los armeros con un par de acciones de cierto peligro. La primera de ellas, una internada de Viguera que salvó en el último momento Navas. La segunda, un balón muerto en el área similar al que le sirvió a Manu García para abrir el marcador en Huelva pero que ayer acabó saliendo rebotado. Ahí se vio seriamente amenazado el equipo de Garitano, para el que el empate tampoco era mal resultado, y dejó de correr riesgos excesivos olvidando las subidas constantes de sus laterales.
Los dos contendientes estudiaban los movimientos del rival y trataban de cerrar todas las vías de agua mediante todos los artificios, ya estuviesen dentro o fuera del reglamento. Cada metro se disputaba como si de un partido de rugby se tratase. Unos empujaban y los otros resistían en un segundo tramo del partido en el que las áreas desaparecieron y en el que el principal susto se lo llevó Crespo con un resbalón que le llevó a despejar mal, pero que Arruabarrena no fue capaz de aprovechar.
Así, el Eibar perdió el fuelle inicial y solo las apariciones intermitentes del habilidoso Jota generaban sensación de peligro, aunque las repetitivas faltas en zonas cercanas al área y también los saques de banda generaban cierto temor por el peligro armero en este tipo de acciones. Por parte albiazul, se trató de buscar repetidamente a Guzmán, pero el extremeño disponía de especial vigilancia y en ninguna de sus internadas fue capaz de generar ventajas. Así, las tablas reinaban al descanso.
Tomó las riendas del partido el Alavés en el arranque del segundo acto, pero fue un espejismo que desapareció en cuanto el cuadro local le dio un nuevo pisotón al pedal del acelerador. De nuevo ritmo machacón y llegadas por todos los ángulos posibles hasta que el equipo de la villa armera encontró el premio del gol con un disparo lejano de Jota. La pasividad de la zaga en un saque de banda y la velocidad del balón tras rozar el césped mojado supusieron un cóctel mortal.
Con la sensación de que se les escurría una oportunidad de oro entre los dedos, reaccionó rápido el cuadro vitoriano encadenando un par de acciones de enorme peligro, sobre todo un cabezazo de Manu García que se fue desviado por poco. Y es que incluso el punto valía muchísimo. Pero el asedio final, con muy buenas ocasiones, con un jugador más por la expulsión de Navas, no sirvió de nada y la derrota sitúa al cuadro alavesista en una situación muy comprometida.
Extraño planteamiento. El irundarra decidió variar el dibujo táctico y pasó del 4-4-2 que tan bien venía funcionando a un 4-1-4-1 en el que destacaba la presencia en la banda izquierda de un Viguera que perdió presencia en el área escorado a esa posición. Con el 1-0 regresó al esquema habitual y con el riojano centrado llegaron las mejores ocasiones y el Alavés se mereció al menos un empate.
Realizó un trabajo sensacional en el centro del campo y, además, dispuso de varias de las mejores oportunidades de marcar. Una de ellas, en un cabezazo que se fue por muy poco.
Alberto apostó por el navarro de titular en la punta del ataque tras haber actuado recientemente siempre en banda y no fue capaz de aportar ninguna presencia ofensiva en el área.
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1-0 (m. 60) Saque de banda que recoge Jota en una posición muy lejana y se saca un zurdazo que coge velocidad al rozar el césped y supera a Crespo
Expulsó por doble amarilla a Navas (minutos 50 y 84). Amonestó a Tejera (minuto 66), Morales (minuto 85) y Manu García (minuto 88).