vitoria - Si a cualquier aficionado del Deportivo Alavés le hubieran dicho hace apenas dos meses que el equipo iba a plantarse ante las tres últimas jornadas del campeonato dependiendo de sí mismo para conseguir el ansiado objetivo de la salvación, probablemente habría esbozado una irónica sonrisa de incredulidad. Sin embargo, tras la valiosa victoria del domingo en Lugo esta es la realidad en la que se desenvuelve El Glorioso. Para explicar esta variación, sin duda confluyen varios factores pero hay uno que destaca por encima del resto. Porque si hay una lagra que ha perseguido al conjunto vitoriano durante toda la temporada esa ha sido su irremediable fragilidad defensiva, que le llevaba a encajar prácticamente dos goles por partido. Pues bien, el cambio en la portería parece haber acabado con ella. Iván Crespo ha encontrado la fórmula para echar el candado al arco vitoriano y, gracias a ello, ha sido posible la reacción.

Y es que desde que Alberto decidió concederle la alternativa en el encuentro ante el Castilla en detrimento del hasta entonces titular Goitia, los números del cancerbero cántabro son más que notables. Pese a que en esa cita acusó los nervios del estreno y no pudo evitar tener que recoger dos veces la pelota del fondo de la red, no se vino abajo y en los siguientes compromisos ha ido incrementando su nivel de acierto. Como resultado, ha conseguido acabar con la portería imbatida en tres de los seis choques que ha disputado que, además, se han traducido en la conquista de nueve puntos.

El registro ha estado a punto de ser mejor todavía puesto que en el choque contra el Deportivo en Mendizorroza el tanto gallego se produjo prácticamente en el tiempo de descuento. Únicamente la visita a Ponferrada, en la que el nivel de todo el equipo fue muy pobre, volvió a poner de manifiesto la antigua permeabilidad albiazul, al anotar la escuadra berciana dos goles que incluso pudieron ser más.

Pero al margen de los datos objetivos que aportan las estadísticas, la irrupción de Iván Crespo en la portería en este tramo final del campeonato ha servido para algo, probablemente, más importante todavía. Con su acierto bajo los tres palos, ha conseguido que la confianza y la seguridad regrese poco a poco al trabajo defensivo del equipo, lo que le permite afrontar la faceta ofensiva con el colchón de seguridad de saber que no estará obligado a marcar tres goles para poder hacerse con la victoria.

En definitiva, el buen hacer del cántabro -en el duelo ante el Lugo protagonizó varias intervenciones de mérito convirtiéndose en uno de los más destacados del equipo- le ha llevado a ser una de las piezas claves de la resurrección albiazul de las últimas semas y muchas de las opciones del equipo de permanecer un año más en la categoría de plata pasan por que sea capaz de mantener esta buena línea en los tres compromisos vitales que le restan.

En cualquier caso, lo que parece evidente es que Crespo ha aprovechado la temporada de su estreno en Segunda para reivindicarse. Porque a pesar de no contar con demasiadas oportunidades y permanecer a la sombra de Goitia durante buena parte del curso, cuando su concurso ha sido requerido ha respondido con nota. Así lo demuestra su balance global en la Liga, donde de los nueve partidos que ha jugado ha acabado cuatro sin encajar goles. La misma cifra que Goitia, aunque en su caso tras disputar treinta encuentros.

Cincuenta por ciento. Alberto decidió concederle la titularidad en la jornada 34, en el duelo ante el Castilla. Desde entonces ha disputado seis encuentros de Liga, en los que ha conseguido mantener la portería a cero en tres, que pudieron ser cuatro si el Dépor no hubiera marcado en el descuento.

Cinco goles. En este tramo de Liga ha encajado cinco tantos aunque el equipo únicamente ha perdido uno de los partidos, ante la Ponferradina.

Nueve partidos. En total ha disputado nueve jornadas de Liga con ocho tantos recibidos.