Vitoria. El Deportivo Alavés que no logra asegurarse una pequeña cuota de tranquilidad afronta un nuevo compromiso de esos en los que se ha acostumbrado a caminar sobre el borde del precipicio manteniendo siempre un precario equilibrio que no le lleva ni a reafirmar sus pies sobre suelo firme ni a despeñarse. La victoria que se esfumó en el tiempo de descuento ante el Tenerife dejó por el camino esa opción de transitar por una senda llana y convirtió directamente el duelo de esta tarde contra el Castilla en un camino espinoso. No en vano, una derrota supondría caer directamente en zona de descenso, traspasar hacia abajo esa particular línea roja de la que el conjunto albiazul quiere evadirse. Lo contrario, regresar a la sensación de la victoria tras tres semanas sin degustarla, supondría un nuevo chorro de oxígeno en los pulmones de un equipo que tendrá que afrontar de nuevo en breve una parte empinada del calendario, aunque, como queda comprobado domingo tras domingo, ni tan fieros son los de arriba ni tan mansos lo son los de abajo.

Precisamente, calibrar al oponente por su calidad y no por su situación clasificatoria es la base de partida esta tarde en Valdebebas. El Castilla es colista y eso es indudable, pero eso no quiere decir que sea peor equipo que muchos con los que comparte categoría. El fútbol es en demasiadas ocasiones una suma de casualidades, donde un centímetro arriba u otro abajo resultan determinantes. Que el filial madridista está haciendo cosas mal es tan evidente como que puede ganarle a cualquiera. Así lo hizo ante uno de los mejores equipos del curso, como en Lugo, ante el que consiguió la única victoria que adereza el casillero de los de Alberto Toril, que conquistaron su otro punto empatando ante la Ponferradina. Todos ellos en su propio campo, cabe recordar, y tampoco está de más tener en cuenta la carga de profundidad contra los arbitrajes que desde la Casa Blanca se ha enviado esta semana. Para no cometer errores innecesarios, más que nada. Porque ya se sabe lo que suele pasar cuando desde ciertos puntos del mapa futbolístico se pone el grito en el cielo con el tema arbitral.

El Alavés que en las últimas jornadas en poco se parece a lo que aspira a ser tiene como obligación primera recobrar esa consistencia que mostró en las primeras semanas del curso y que ahora parece olvidada. Goles ha encajado con cierta regularidad el equipo de Natxo González desde que arrancara la Liga Adelante, pero la cifra se ha incrementado de manera relevante en los últimos partidos y lo ha hecho, en parte, merced a unas concesiones que han propiciado muchas más ocasiones de peligro en el entorno de Goitia. Es decir, que anteriormente el cuadro albiazul recibía algunos goles en muy pocas acciones de riesgo, pero ahora esas situaciones de peligro se han incrementado y de la misma manera ha crecido la cantidad de dianas recibidas.

en busca de soluciones En cómo solucionar este enorme problema trabaja la cabeza de un preparador vitoriano que podría presentar novedades destacables en Valdebebas después de unos cuantos partidos con un sistema de juego bien definido y habiendo repetido el mismo once en los dos últimos. Las bajas, el problema perenne que esta vez deja fuera a Medina, Beobide, Toti, Vélez y Laborda -la sorpresa es la entrada en convocatoria de un Iván Crespo que supuestamente se encontraba lesionado y que en teoría no se había entrenado con el grupo en toda la semana-, impedirán esa tercera repetición consecutiva, pero es que además a lo largo de la semana Natxo González ha trabajado con alternativas tácticas relevantes que podrían conducir a un cambio en el dibujo para potenciar el control del balón, evitar las pérdidas en zonas comprometidas y dotar de una mayor consistencia al entramado defensivo.

Así una de las opciones más factibles pasa por potenciar el centro del campo, donde se están generando muchos problemas en la salida de balón. Podría renunciar el técnico vitoriano a la doble referencia ofensiva y a los dos extremos abiertos para poner un jugador más en esa zona ancha y tratar de dominar ese espacio en el que se dirime el control de los partidos.

Eso sí, donde se resuelven es en las áreas y la necesidad de este Alavés es mejorar en la defensiva y dar continuidad a la que es su mejor virtud esta temporada, una capacidad goleadora un tanto sorprendente, y últimamente sustentada en el sensacional estado de forma de un Borja Viguera que es pichichi de la categoría junto a Scepovic, que es la que le mantiene con equilibrio en su transitar por la categoría. Mejorar y mantener, no queda otra para regresar a la senda del triunfo, caso ya una obligación si no se quiere traspasar la línea roja.