Vitoria. No ha necesitado demasiado tiempo Natxo González para construir un equipo que es bien reconocible en su estilo. A pesar de todos los pesares, el técnico vitoriano ha conseguido plasmar sobre el terreno de juego la tipología de fútbol que quiere desarrollar y la señas de identidad de su Deportivo Alavés ya son bastante claras. Los cimientos del juego del conjunto vitoriano están puestos y ya han evidenciado que están fraguando para aguantar la construcción de un edificio al que aún le faltan muchas plantas y del que el tiempo se encargará de determinar qué altura puede alcanzar. De momento, ahí están unas bases que parecen sólidas, aunque, eso sí, demostrado ha quedado también que además de fútbol son necesarias intensidad y concentración para evitar esos errores que tan caros se han pagado en el arranque del curso y que han propiciado que unos cuantos puntos se hayan quedado por un camino que en principio fue espinoso, que parece de rosas tras la última victoria, pero que habrá que seguir desbrozando en el futuro.
Como no podía ser de otra manera, el precepto fundamental del preparador alavesista es la solidez defensiva. Consiguió el ascenso el conjunto vitoriano por contar con la retaguardia más solvente y por esa misma senda pretende moverse Natxo González a lo largo del presente curso. Contra el Sporting, además de conseguir la primera victoria de la temporada, el equipo albiazul también dejó por vez primera la portería imbatida y fue ese motivo de especial alegría para su técnico. No en vano, se trata de una premisa fundamental. Ya se sabe, de esta manera se asegura, como mínimo, la igualada en el marcador.
En los seis primeros compromisos ligueros, y también en el copero saldado también con la portería a cero, ya ha dejado claro el Alavés que va a ser un equipo difícil de superar. Más allá de que haya encajado seis goles, lo cierto es que los oponentes no le han generado demasiadas ocasiones y casi todos los tantos han llegado a través de despistes en las jugadas a balón parado. En juego, los oponentes se encuentran con una auténtica tela de araña extremadamente intrincada, ya que la presión se ejerce desde la primera línea y superar cada una de ellas se hace muy complicado. Tanto, que el único que ha conseguido superarla fue el Girona en la jornada inicial.
En esta tesitura, El Glorioso es el séptimo equipo que menos tantos encaja de la categoría -el que menos es el Córdoba, con tres dianas en contra- al recibir Goitia un gol por partido y en la zona baja en la que en estos momentos se encuentra el equipo vitoriano ningún oponente presenta una cifra tan baja. Teniendo en cuenta que muchos de los goles encajados han venido precedidos de graves fallos de colocación y marcaje y que también ha existido un punto de mala suerte, el trabajo en global hay que valorarlo como positivo, aunque es evidente que hay que seguir trabajando para pulir los defectos mostrados, sobre todo a balón parado.
Y si defensivamente se ha dado continuidad al excelso trabajo del pasado curso, en la ofensiva se ha intentado crecer, sobre todo a través de la posesión y la circulación del balón. Antes las internadas por las bandas eran un factor fundamental y también en la actualidad los extremos y laterales siguen siendo estiletes muy útiles. Pero a ellos se les ha sumado una circulación de balón más fluida y una tendencia a llevar el peso de los partidos que ha sido evidente cuando el Alavés ha actuado en casa pero que también se ha podido observar en partidos a domicilio.
Y que al equipo de Natxo González no se le puede achacar falta de valentía con el balón. Cuando ha actuado en el estadio del Paseo de Cervantes su querencia por hacerse con el esférico y circularlo a alta velocidad ha sido siempre la premisa de partida y los aficionados alavesistas han podido degustar un fútbol que por momentos ha sido de muchos quilates y que solo se ha visto empañado por la pérdida de algunos puntos merecidos.
Esa tendencia, aunque un poco más conservadora, también se ha visto a domicilio, ya que el equipo vitoriano no ha sido el típico colectivo que se parapeta atrás y espera agazapado la oportunidad, como ya se ha podido ver entre los visitantes de Mendizorroza. Sin florituras y echando más mano de la velocidad que del toque, el Alavés ha plantado cara a unos oponentes que en estos momentos ocupan la zona noble de la tabla y a los que mayoritariamente ha tuteado en sus estadios.
En todo caso, y todavía a la espera de un Quiroga que ha de ser pieza fundamental como ariete, se aprecia que en la vanguardia hay muchos jugadores de calidad con capacidad para generar desequilibrios. Eso sí, con la excepción del partido contra el Sporting, también es evidente que el gol ha sido el principal problema de un equipo que en las áreas no ha visto correspondido su buen juego con más puntos, pero que ya tiene sentadas las bases del que va a ser su estilo.