El Castilla, el Recreativo, el Mallorca, la Ponferradina y el Deportivo ya han padecido su voracidad goleadora en las cinco primeras jornadas. Y un serbio de apellido impronunciable pretende ahora que su siguiente víctima sea el Deportivo Alavés en Mendizorroza para salvaguardar el liderato de su equipo. Stefan Scepovic, el máximo artillero y hombre de moda de la Segunda A, aparece desde hace días en las peores pesadillas de los integrantes de la zaga albiazul, que este fin de semana pasará una exigente reválida ante la nueva sensación de una áspera categoría donde cualquier killer proporciona un gigantesco salto de calidad para reportar a su equipo una ingente cantidad de puntos. Mientras la mayoría de técnicos malvive por la ausencia de esa figura tan codiciada, Sandoval ha encontrado uno de esos filones que toca cuidar como si fuera un preciado lingote de oro.

De 23 años y nacido en Belgrado, se trata de un delantero tocado por una varita mágica y sumido en tal estado de gracia que Natxo González deberá trazar un minucioso plan para atarle en corto y que no vea puerta por primera vez en la presente temporada. El Sporting ha delegado en el olfato goleador de este internacional balcánico buena parte de sus opciones de sellar el anhelado ascenso. Ni el más optimista de sus seguidores albergaba esperanzas de que pudiera acreditar un rendimiento tan álgido en estos albores de curso. Sale a gol por partido, atemoriza a las defensas rivales y es el puñal del conjunto adiestrado por José Ramón Sandoval, que se ha encaramado al liderato de la categoría de plata gracias, en parte, al instinto asesino de un punta al que los centrales escogidos por el preparador alavesista no podrán conceder ningún metro. El problema reside en que su gran corpulencia (1,86 metros) hace de él una figura muy difícil de frenar.

Criado en la cantera del Mérida, donde en su día jugó su padre Sladan, Scepovic aterrizó el pasado verano en El Molinón cedido por el Partizan de Belgrado. El club asturiano se ha reservado una opción de compra y, si mantiene el nivel, pocos dudan de que la ejercerá. Lo curioso de la principal amenaza del Alavés este fin de semana es que, desde su bautismo en el profesionalismo en el 2008, se ha convertido en un nómada del fútbol y jamás ha encontrado la estabilidad en un lugar concreto. Lo ilustra el dato de que, pese a su corta edad, ha jugado ya en cinco países diferentes. Además de en su Serbia natal y en España, ha militado en un conjunto italiano (Sampdoria), dos belgas (Brujas y KV Cortrique) y dos israelíes (Hapoel Acre y F.C. Ashdod). Con este último, materializó durante el pasado ejercicio 6 dianas en 13 partidos.

Su integración marcha viento en poca gracias, en parte, a la fluidez con que habla el castellano. Siendo un adolescente, Stefan -como luce en su camiseta y pretende el protagonista que se le llame- comenzó a despuntar en el fútbol-sala proclamándose campeón de España con la comunidad de Extremadura. Su progresión despertó la atención del mismísimo Real Madrid, que trató sin éxito de reclutarle para las categorías inferiores. "Mi padre me dijo que era pronto para ir a una ciudad tan grande", justificó recientemente su negativa en un reportaje este demoledor delantero que tiene en los italianos Cassano y Pazzini a los espejos en que mirarse.

Internacional absoluto con Serbia, cuya camiseta ha vestido en cuatro ocasiones tras la llamada de un viejo zorro de los Balcanes como Sinisa Mihajlovic, Scepovic ya ha pasado a la historia del Sporting. El histórico Chicote consiguió en la lejana temporada 1930-31 ver puerta en las cuatro primeras jornadas ligueras, pero este serbio ha superado su plusmarca. De momento, la ha estirado un partido más y únicamente la versión más férrea del Alavés estará en condiciones de atajar una racha que impone mucho respeto.