vitoria. El goteo de refuerzos para el nuevo Deportivo Alavés empieza a convertirse en un torrente. Tras la primera llegada anunciada oficialmente por el club, la del portero Iñaki Goitia, la segunda incorporación oficial no se ha hecho esperar. Unai Medina, cuyo fichaje estaba prácticamente cerrado desde hace días a falta de que la entidad lo oficializara, puede presumir ya sin tapujos de ser nuevo futbolista del Alavés para la próxima temporada. Sin embargo, al contrario que su compañero en la portería, que firma por dos años, Medina rubrica un contrato de una sola campaña en tierras vitorianas. Su objetivo en Mendizorroza es diáfano: poner las cosas difíciles a un Óscar Rubio que, salvo sorpresa, parte con ventaja para ejercer de titular en el lateral diestro.
Criado en la cantera del Athletic, Medina cuajó el curso pasado en Barakaldo la mejor temporada de su aún incipiente carrera como futbolista. Su eclosión ha sido tal que en las últimas semanas el nuevo carrilero albiazul había despertado el interés de equipos como Las Palmas, Girona, Numancia o Hércules, pero ha sido finalmente la escuadra vitoriana la que ha recibido la rúbrica de medina en un folio con el escudo del Alavés.
Cerrada la portería con Iñaki Goitia e Iván Crespo, parece que los principales esfuerzos de la secretaría técnica albiazul pasan por virar el objetivo de su mirilla unos metros más allá de la meta de Mendizorroza y centrarla en la retaguardia. Y es que, finiquitado ya el aterrizaje del joven de 23 años que formará dupla con Óscar Rubio, el Alavés ha iniciado los contactos con otro hombre para la contención. Un jugador que curiosamente, y pese a compartir trabajo en la zaga, representa de alguna forma la antítesis del imberbe Unai Medina.
33 años Curtido en guerras de todas las categorías del fútbol español, Miguel Ángel González González, conocido futbolísticamente como Migue, es un central de 33 años que milita en las filas del Girona desde hace nada menos que seis años. Central con capacidad para echar una mano en otras posiciones de la contención, el jugador nacido en Tarrasa ha desarrollado la práctica totalidad de su dilatada carrera profesional en clubes de Cataluña, salvo un periplo de dos campañas en el Sporting de Gijón durante sus años de juventud.
Sin embargo, la contratación de Migue, que aportaría el necesario y eficiente toque de veteranía que toda defensa necesita -y más en Segunda División- tiene a día de hoy un muro que tanto el Alavés como el propio jugador deberán franquear si quieren saldar sus contactos con la ansiada fumata blanca. El año de contrato que le resta en Girona, donde hace apenas unos días se encontraba disputando el play off de ascenso a Primera División frente al Alcorcón primero y el Almería después, supone un férreo contrapeso para que la operación se cierre con celeridad. Así las cosas, el conjunto dirigido por Natxo González debería aguardar en primera instancia a que Migue y Girona acordarán la rescisión para sellar posteriormente su fichaje, siempre y cuando la entidad catalana, que ayer anunció la contratación de Ricardo Rodríguez como entrenador, acepte dejar partir a uno de los grandes veteranos del vestuario.
El fichaje del defensa del cuadro gerundense, que este curso ha disputado 36 partidos -todos como titular- tiene en Javier Zubillaga a su principal valedor en las oficinas del estadio del Paseo de Cervantes. El director deportivo albiazul quiso hacerse con sus servicios hace ahora tres años cuando trabajaba como responsable de la secretaría técnica del Córdoba. Un interés que parece haberse mantenido intacto con el paso del tiempo y que ahora puede acabar cristalizando por fin en el Deportivo Alavés. De cerrarse finalmente un acuerdo que se antoja sinuoso, Migue aportaría a la zaga alavesista la dosis de veteranía necesaria que, a sus 33 años y con más de trescientos partidos en sus botas, corre aún por las venas del central del Girona.