Como si subieran a las campas de Armentia un día de San Prudencio. O como si se fuesen hasta Estíbaliz para honrar a la patrona. Así, de romería se fue ayer el alavesismo a Jaén. Más concretamente, al estadio La Nueva Victoria, alejado del centro de la ciudad y al que los seguidores albiazules se fueron tranquilamente caminando después, alrededor de tres kilómetros, de haber aprovechado la mañana porel casco antiguo de la ciudad. Eso los que ya estaban en la capital del aceite de oliva desde el sábado, ya que los que se desplazaron ayer, mayoritariamente en autobús, tuvieron que hacer el camino en dos ocasiones, primero para desplazarse del estadio al centro y posteriormente de nuevo en dirección contraria tras el encuentro en la zona histórica de todos los alavesistas, que poblaron de bufandas, camisetas, banderas y pañuelos las calles, bares y restaurantes del centro de la capital jiennense, donde los seguidores del equipo local se encontraban en minoría ante la avalancha azul y blanca.

Y es que el alavesismo volvió a dejar una muestra evidente de su magnitud. Los setecientos kilómetros de carretera se pasaron volando para los viajeros que comenzaron su particular romería a las seis de la mañana. Desde ese primer segundo hasta el último del partido, e incluso después, los ánimos fueron una constante. La primera gran explosión se produjo en el desembarco en La Nueva Victoria, que vino seguido del trayecto a pie hasta el centro de la ciudad. Allí se unió todo el alavesismo para hacer una nueva exhibición de fuerza y ya entonces se hizo evidente de que había bastantes más seguidores del Glorioso que las cerca de 650 entradas que se vendieron en apenas unas horas en Mendizorroza. Y es que muchos fueron valientes y se plantaron en Jaén sin saber a ciencia cierta si podrían acceder al campo, mientras que otros, más previsores, habían echado mano de familiares o amistades a lo largo de la semana para agenciarse un billete para el estadio. En total, algo más de setecientos estuvieron presentes en La Nueva Victoria.