la vida de Asun Gorospe corre íntimamente ligada a la historia del Deportivo Alavés. Desde que con siete años su padre les llevase a ella y a su hermano por primera vez a Mendizorroza. Se comenzó a gestar entonces una pasión que ya va camino de siete décadas y en la que las penas han estado en demasiadas ocasiones por encima de las alegrías. Pero el capítulo que toca vivir ahora parece muy distinto a otros no tan lejanos en los que las lágrimas han descendido amargas por el rostro de esta histórica aficionada que ya cuenta las horas que quedan para echarse al cuello la bufanda albiazul, para llenar la maleta con el sueño del ascenso y, sobre todo, para vivir desde su privilegiado balcón, donde la bandera de El Glorioso permanece perennemente colgada, sobre la Plaza de la Virgen Blanca un festejo que ya le toca saborear a todo el alavesismo tras años de penurias.
Busca lejos en los recuerdos archivados en su memoria Asun para recordar cómo se escapó su equipo por última vez del pozo en el que actualmente vuelve a encontrarse. Jaén. 21 de junio de 1995. "Yo siempre me acuerdo del ascenso de Jaén porque fue el día de mi cumpleaños. Mejor regalo no he tenido en la vida. Fui en autobús, vi al equipo perder, porque casi nadie se acuerda de que perdimos, lo celebré, me metí al autobús y de vuelta para Vitoria. Estaba entonces Emilio Quílez retransmitiendo el partido en Radio Vitoria y me pidió que fuese a por agua porque ya no podía más con la voz y todavía me estará esperando a que vuelva para llevarle el agua. Nos enteramos de que habíamos subido y ya no volví", rememora casi dieciocho años después de aquel día histórico.
el 'hermano compa' Y es que Asun Gorospe ha sido amiga, madre y ahora abuela de todo aquel alavesista que se haya acercado a escucharla. Su relación con directivos, técnicos, jugadores y aficionados ha sido siempre muy estrecha y ella siempre ha estado ahí para arrimar el hombro. Especial recuerdo, nunca lo ha olvidado, guarda hacia otro histórico como José Luis Compañón. Compa, siempre en el corazón, reza el lema de la camiseta que siempre lleva puesta en los partidos del Alavés. No en vano, innumerables fueron las horas que ambos pasaron juntos, de las que Asun sigue recordando especialmente las del gran año europeo alavesista: "Le estaban dando quimioterapia por la mañana y el equipo viajaba en avión por la tarde. Me pedía que pasase a buscarle e íbamos juntos al aeropuerto. Gonzalo -Antón- y Paco -Liberal- me decían que no sabían cómo podía aguantar la quimioterapia por la mañana y el vuelo por la tarde y tenían miedo de que le pasase algo, pero el Alavés le daba esa fuerza necesaria para superarlo todo".
Pocos son los futbolistas que no le han entrado a Asun por el ojo bueno. "Es verlos de azul y blanco y me vuelvo loca". Eso sí, a alguno que dejó muy malos recuerdos en el club tampoco le recuerda con excesivo cariño. "Me acuerdo de Nicola Berti, que estaba en una casa por la que yo le veía por la parte de atrás. El tío se pasaba todo el día paseando en calzoncillos. Con lo guapo que es y qué jeta tiene, pensaba yo", ríe.
Con los actuales componentes de la plantilla también tiene buenas relaciones y todavía se levanta todas las mañanas cuando el equipo gana fuera para prepararles un buen surtido de tortillas como premio. "A Manu García le conozco desde que era un crío y le veo que está de muy ilusionado por jugar en el Alavés porque es un alavesista de miedo. Otro que es muy majo es Óscar Rubio. Parece que ha pasado de puntillas, pero es el número uno en su puesto. Desde Contra no hemos tenido un lateral derecho tan bueno", asegura.
Le da confianza esta plantilla, donde considera que los egos se han dejado a un lado para pensar únicamente en el bien común, algo que ve como fundamental en todos los aspectos de la vida: "Se les ve mucha complicidad entre ellos, te da sensación de que hay grupo. Dijo Simeone tras ganar la Copa que sin grupo no hay equipo y yo lo adaptó a nosotros. Pienso que hay grupo y que aquí no tira cada uno por su lado. La unión siempre es buena, sea en el fútbol, en una empresa o cada uno en su casa".
natxo, trabajador También la figura de Natxo González le transmite seguridad a Asun. "Le veo muy trabajador y siempre muy sensato hablando". No son pocas las ocasiones en las que charla un rato con el técnico, a cuya tía a convencido para ir a Mendizorroza, y el preparador vitoriano siempre le solicita que se mantenga tranquila, transmitiéndole una gran confianza.
Tranquilidad. Fácil palabra de decir, pero complicada de conseguir para Asun Gorospe, sufridora como pocas sobre todo en este etapa en Segunda B. Así, no es para nada raro ver cómo se marcha de la grada en un partido apretado. O como busca algún cigarrillo que calme un poco la tensión. "En Segunda B no lo hemos pasado nada bien". Una de esas tarde de sufrimiento, la última hasta ahora en play off, la vivió hace dos años en Lugo.
"Hacía muchísimos años que no fumaba, pero en Lugo lo pasé muy mal. Me fui del campo llorando, porque soy muy llorona, y cuando salí del campo me vino una señora con mucho acento gallego y me dijo Señora, no se preocupe, esté usted tranquila. Yo le dije que claro, que como ella había ganado... Yo también quería que ganase el Alavés, que soy la madre de Óscar Martínez. Nos abrazamos allí las dos y nos pusimos a llorar. Entonces apareció su hijo y se quedó sorprendido de vernos así", evoca.
Fue aquella una historia con final infeliz, como tantas y tantas en los noventa y dos años que lleva en el calendario este club, pero Asun, como todo el alavesismo, cree que lo que viene por delante va a ser distinto a lo vivido en las campañas precedentes en la ingrata categoría de bronce. "Espero tener pronto una alegría. Nosotros vamos a sufrir hasta el último momento, pero ganaremos, que ya es hora de que nos toque. Parece que este año es diferente y hemos pasado buenas cosas en la temporada y esperamos que lleguen aún mejores, pero en Jaén estarán pensando lo mismo. Tenemos muchas opciones este año", asegura. Espera Asun el momento álgido de la temporada, aunque ya se vivió un avance hace poco con la victoria en San Mamés. "Parecía que habíamos subido. Nos lo merecemos. Estar toda la temporada los primeros y no subir sería un palo... Pero tengo confianza, mucha confianza", expresa antes de recordar que no solo para los seguidores alavesistas, también para toda la ciudad, sería importante que el Alavés estuviese lo más arriba posible.
"Piensas que hemos estado toda la temporada en el primer puesto y que ahora en un partido se te puede ir todo a la porra... Solo de pensarlo... Y eso que yo solo soy una aficionada. Hablas con la gente y sabes que es muy importante para todo el mundo, es ganancia para todo Vitoria. Aquí hay algunos hosteleros que me chinchan con el Athletic y no se dan cuenta de que todo lo que venga de fuera por el fútbol va a dejar dinero en la ciudad", concluye una Asun que ya sueña con la celebración, viendo a su Alavés festejar con toda Vitoria desde el balcón de su casa.