vitoria. Apenas lleva cuatro meses en la disciplina del Deportivo Alavés pero, en ese corto periodo, le ha sobrado tiempo para convertirse en una pieza clave en el equipo. Dicen que el destino es caprichoso y, en su caso, así se ha demostrado. Y es que el azar quiso que fuese el infortunio en forma de lesión de Miguel Martínez el que le permitiese completar un desembarco en Vitoria que había estado a punto de producirse en verano pero que finalmente le llevó a hacer escala a poco más de treinta kilómetros, en Miranda. Porque Iván Crespo llevaba mucho tiempo subrayado en las agendas del Glorioso pero su compromiso con la Gimnástica de Torrelavega primero y el caramelo de poder jugar en Segunda División después habían impedido que los caminos de ambos se cruzasen. Hasta que el pasado enero, frustrado por no disponer de oportunidades a las órdenes de Carlos Pouso y tentado de manera irresistible por la entidad del Paseo de Cervantes, forzó su salida del club mirandilla -debió sacrificar una parte importante de su salario en la operación- se subió al tren con destino Mendizorroza.

Desde entonces, se ha convertido en un fijo en los esquemas de Natxo González y ha aportado un plus de seguridad y solvencia a la ya de por sí solvente retaguardia alavesista. Pues bien, el guardián de la portería albiazul regresará este fin de semana al pasado. El domingo, será la Gimnástica de Torrelavega -el equipo de su ciudad y en el que militó las tres temporadas anteriores cuajando grandes actuaciones- el visitante del estadio del Paseo de Cervantes. Una cita que, evidentemente, le despertará sensaciones encontradas. Más aún, teniendo en cuenta que él fue uno de los grandes artífices de la salvación del cuadro cántabro en el último partido del curso pasado, precisamente ante el Alavés, impidiendo de paso el acceso albiazul a la fase de ascenso.

Apenas unos meses después se encuentra en el bando contrario y, además, con la necesidad de hacer pagar a los de José Gómez los platos rotos por El Glorioso días atrás en Lleida. "De eso se trata. Ya desde el lunes, después de la charla, salimos al campo mentalizados para pasar página y pensar en el partido del domingo. La Gimnástica también viene de una dinámica mala, institucionalmente es un equipo que está ahora mismo pasando muy malos momentos y nosotros tenemos que salir a ganar y conseguir los tres puntos. A partir del siguiente fin de semana espero que las cosas le vayan mejor y pueda salir de esa situación", reflexionó ayer el cancerbero.

Precisamente el inesperado borrón albiazul en Lleida fue uno de los puntos centrales del discurso de Crespo. "La verdad es que fue un palo pero el lunes el grupo habló y se dijeron todas las cosas que se tenían que decir en el vestuario. No creo que sea falta de actitud. Aquí el vestuario tiene un compromiso enorme y hay veces que los partidos salen bien y otras salen mal. Fue un tropiezo, ahora tenemos seis partidos muy importantes, seguimos los primeros y tenemos que olvidar ya lo que pasó. Está claro que de los errores se aprende y al final una derrota de estas duele. Era un partido importante, contra un equipo de los que estaba arriba que llevaba una buena dinámica y te hace ver las cosas de otra manera. El otro día después del encuentro de Amorebieta, de hacer unos últimos treinta minutos muy buenos, de ganar 4-1, pues.... No creo que fuera ni relajación ni nada pero el equipo igual ve las cosas de otra manera, en Lleida no entramos muy metidos en el partido, ellos empezaron con mucha intensidad y muchas ganas y la verdad es que los primeros 20-25 minutos nos pasaron por encima. Seguramente esto no se va a volver a repetir en lo que queda de temporada", argumentó.

Por último, el gurdameta se refirió también al mayor número de goles encajados en los últimos encuentros (tres en cinco). "Siempre he dicho lo mismo, que lo primero es el equipo y ganar los partidos. Está claro que encajar goles nunca gusta y la base del equipo es la seguridad defensiva. Estos últimos partidos la estamos perdiendo y es por donde tenemos que empezar a recuperar como cuando yo llegué aquí, que apenas nos creaban ocasiones, no nos tiraban a puerta, no nos metían goles... Tenemos que volver a la senda de identidad que ha tenido el Alavés todo el año, que era solidez defensiva y luego pegada arriba", reclamó.