Vitoria. Los problemas con las lesiones y las ausencias de jugadores de cara a los compromisos oficiales han sido una constante a lo largo de todo lo ya transcurrido de temporada, pero Natxo González no ha perdido ni un segundo en aducir inútiles excusas para tratar de parapetarse detrás de una plaga de bajas que apenas han mermado el rendimiento de este Deportivo Alavés. Una y otra vez ha preferido aparcar las palabras para dejar paso al trabajo y en nada ha cambiado esa metodología a lo largo de la presente semana, en la que la probable ausencia de una pieza fundamental como Jagoba Beobide podría alterar sensiblemente el planteamiento táctico para afrontar el duelo con la Gimnástica de Torrelavega.
El mediocentro de Azpeitia realizó ayer tratamiento específico y espera regresar hoy con normalidad al grupo, pero las molestias que arrastra podrían llevarle a descansar este fin de semana. Una sobrecarga en el adductor izquierdo ha derivado en una lumbalgia que tanto el martes como ayer le ha impedido ejercitarse con normalidad, aunque ayer completó el entrenamiento con el grupo y realizó ejercicios con el balón en solitario. El guipuzcoano espera poder sumarse hoy al ritmo del grupo, pero esa presencia no es sinónimo de que vaya a ser de la partida en el compromiso del sábado.
Si finalmente Beobide no salta al terreno de juego, cuestión que está por ver, Natxo González podría optar por una variación en su tradicional dibujo táctico. Supondría una novedad, pero no es la primera vez que el técnico vitoriano echa mano de pizarra para adaptarse a las características de un rival o de un terreno de juego. Por ejemplo, la opción de los tres centrales ya se ha repetido en un par de ocasiones y el Alavés ha demostrado que sabe adaptarse al guión que su preparador plantee en cada choque. Así las cosas, en vez del habitual 4-2-3-1 que tantas veces ha utilizado el preparador alavesista, en El Nuevo Malecón ese dibujo podría transformarse en un 4-1-4-1, una pequeña modificación que supondría dejar aparcado el doble pivote para conformar una línea de cuatro mediapuntas plagada de calidad.
La pareja formada por Jaume y Beobide se ha convertido en indiscutible a lo largo de las últimas semanas, auspiciada, en gran parte, por la ausencia por lesión de Miki. La baja del catalán, de un corte más creativo, otorgó todos los minutos a estos dos futbolistas que han demostrado acoplarse a la perfección, el primero con su capacidad táctica y el segundo con un poderío físico excepcional. La pareja que en principio se iba a plantear primordialmente para los partidos a domicilio de gran exigencia física se convirtió, de esta manera, en la principal referencia en el centro del campo gracias a su sobresaliente rendimiento.
La posible baja de uno de estos dos futbolistas debería ser cubierta, teóricamente, por el recién recuperado Miki, pero el rendimiento del catalán no acaba de ser del todo convincente y, por eso, no sería de extrañar que Natxo González apostase por una variante táctica con la que estuvo trabajando en la sesión de ayer, centrada en ejercicios de presión y salida de la misma. Del 4-2-3-1 al 4-1-4-1, una opción probable de cara al choque en Torrelavega.
Se trata del simple movimiento de una ficha, pero muy relevante. Así, Natxo González optaría por dar continuidad a la misma defensa, con Jaume como único pivote de corte defensivo y dejando por delante una línea de cuatro jugadores creativos y la referencia como ariete de Juanma Delgado, el único de estas características en la plantilla.
El preparador albiazul ensayó ayer esta posibilidad -también tuvo juntos a Jaume y Miki en la otra parte del terreno de juego- con la presencia de Guzmán en banda derecha, Barahona en la izquierda -la posibilidad de que ahí actúe Luismi está abierta- y Jonan y Viguera por el centro de esta línea de cuatro mediapuntas. Llama poderosamente la atención esta posibilidad, ya que supondría colocar juntos a los dos futbolistas de mayor talento de la plantilla y a los que resulta más complicado ubicar juntos sobre el césped al compartir muchas cualidades