Alavés-Zamudio 1-0
Haro-Alavés 0-2
Haro. A falta todavía de un juego mecanizado, dinámico y estético derivado de su lógica falta de rodaje y la escasa conjunción tras los numerosos cambios experimentados en su plantilla, el Deportivo Alavés tiene, al menos, gol en las botas. Y eso es un lujo que no se encuentra al alcance de cualquiera. En la localidad riojano alavesa, quemó ayer otra etapa de la pretemporada que debe asentarle como un conjunto eminentemente rocoso y práctico ante la puerta rival. Así se comportó ayer en El Mazo, donde su contundente pegada le sirvió para dar buena cuenta de dos animosos rivales ubicados en la Tercera División que apenas le produjeron alguna convulsión defensiva. Ni el Zamudio ni el Haro, ambos de una categoría inferior y con escaso punch, hallaron la pócima para replicar a un conjunto bastante mejorado respecto a su primer amistoso celebrado en Dulantzi. La matinal se saldó con dos triunfos sin excesivo brillo pero solventes a más no poder de cara a reforzar la autoestima cuando quedan tres semanas para el inicio liguero en Laserrarre.
Estos albores de curso sirven para las probaturas y palpar las vibraciones de los proyectos. El albiazul, aún en fase embrionaria y pendiente de los últimos retoques, se halla lejos de alcanzar la solidez soñada. Sin embargo, ya se atisban varios trazos de lo que pretende Nacho González. Constante posesión de balón, líneas muy juntas y a poder ser alejadas de la portería, disciplina táctica para no conceder ocasiones al rival y movilidad en los últimos metros son algunos de los mandamientos que pregona el técnico vitoriano, que eso sí comienza a desvelar sus cartas de los elegidos para copar la formación titular.
Con un esquema inalterable del 4-2-3-1, varias piezas opositan con nitidez para la titularidad. Parece claro que Urtzi se perfila como el titular en la portería, los espigados Agustí y Luciano aventajan a Hernández para ocupar el centro de la defensa, Rubio será el carrilero derecho, Miki llevará la manija en el centro del campo y al trío de mediapuntas optan con fuerza Guzmán, Viguera y el renacido Sendoa. Asaltan dudas en el lateral izquierdo -Manu García o Salcedo-, el pívote defensivo (Jaume o el ahora lesionado Beobide) y el delantero centro, donde el corpulento Negredo puede ceder el puesto al fichaje que se intuye en breve.
toques de distinción Los mejores minutos del triangular tuvieron lugar en el racial arranque ante el Zamudio. Comandado por Miki en la sala de máquinas, el Alavés embotelló en su área al rival y creó infinidad de ocasiones. Hasta que Viguera destapó el tarro de las esencias en el minuto 9 con un gol antológico y difícil de ver en esta categoría. Agarró un balón de espaldas a la portería y tras un sutil autopase que rompió la cintura a su defensar, lanzó una precisa vaselina desde 35 metros que besó la red ante los murmullos de admiración en la grada. Fue el preludio de una fase timorata en la que el equipo vitoriano mostró una cara más conservadora, perdió la iniciativa y, sin pasar ninguna clase de apuro, se dedicó a contemporizar en espera del pitido final.
Tras esta victoria por la mínima, y la lograda con anterioridad por el Haro sobre el Zamudio por 2-1, el tercer medio partido determinaría la identidad del vencedor. Frente al anfitrión, Nacho González únicamente introdujo tres cambios con la apuesta por Javi Hernández, Salcedo y Jonan García por Agustí, Sendoa y Negredo respectivamente. Manu García adelantó entonces su posición en la izquierda y Viguera se convirtió en el hombre más adelantado. El punta riojano volvió a dejar su sello al culminar al cuarto de hora una jugada de tiralíneas iniciada por Jonan García, cuya apertura hacia la banda desembocó en un centro perfecto de Guzmán Casaseca para que el ex de la Real firmara su segundo tanto de la mañana.
Amo y señor del duelo, sin que hubiera la mínima oportunidad de comprobar las virtudes que adornan a Urtzi como guardameta, el Alavés sentenció pasada la media hora. Tras una falta provocada por Jonan García al borde del área, Miki ejecutó un perfecto golpe franco que se coló por la escuadra ante la atónica mirada de Ríos. Vio premiado así el organizador albiazul su buen criterio para mover el balón. En definitiva, primeras victorias de la pretemporada y la sensación de que todavía queda mucho por hacer para que el Alavés ejerza el poder intimidatorio que se le presupone en un grupo francamente asequible. La siguiente parada, este miércoles en Sodupe ante un filial del Athletic que, posiblemente, opondrá más problemas en una prueba más exigente.