Vitoria. Cerrado por derribo. Ese es el estado en el que, para su desgracia, acostumbra a estar cíclicamente el Deportivo Alavés. Después de consumar el domingo en Torrelavega un nuevo y estrepitoso fracaso al no lograr ni tan siquiera el billete para participar la próxima temporada en la Copa del Rey, la escuadra albiazul se apresta a vivir una de esas demoliciones de las que se ha convertido en triste protagonista. Y es que apenas unos minutos después del final de la competición, la mano que dirige el club en la sombra, Josean Querejeta, ya anunció "cambios importantes" y una profunda e inminente reestructuración para tratar de que dentro de un año no se repita lo sucedido en el presente ejercicio.

Una intención que ya tuvieron otros antes que él pero que, sin embargo, nadie ha conseguido llevar a cabo con éxito hasta la fecha. La plantilla de esta temporada sirve de ejemplo perfecto para ilustrar la situación. Únicamente seis de sus integrantes (Moya, Salcedo, Indiano, Javi Casares, Geni y Jito) defendieron la elástica albiazul en la campaña 2010-11. Es decir, se conformó un equipo totalmente nuevo tratando de dejar al margen los resquicios de la etapa anterior -con Ruiz de Gauna en la directiva- para iniciar un nueva etapa. El resultado, sin embargo, no se ha salido de los derroteros marcados previamente: nuevo fracaso.

Pues bien, pese a ello, el largo y prematuro verano que empezó el pasado domingo para el Deportivo Alavés volverá a ofrecer una política idéntica. Porque la escuadra del Paseo de Cervantes está a punto de acometer su enésima reconstrucción. De los jugadores que han estado a las órdenes de de José Carlos Granero, solamente cinco cuentan con contrato en vigor para el año que viene. Se trata de Asier Salceso, Rubén Palazuelos, Javi Casares y Gorka Azkorra. A ellos, se unirá el joven de la cantera Alex Vallejo, que tras su cesión en el Sestao regresará a Vitoria con ficha garantizada en el primer equipo.

Pero incluso dentro de este reducido grupo, la directiva alavesista no vería con malos ojos que alguno de ellos pudiera emprender una aventura lejos de Mendizorroza. Y es que el nivel general ofrecido por la plantilla a lo largo del campeonato ha sido tan pobre que prácticamente nadie se salva de la amenaza de la tijera.

Una situación que se pone de relieve perfectamente si se analiza las intenciones de los rectores del club con los futbolistas que no tienen contrato con el Alavés más allá del 30 de junio. De esta manera, únicamente con el joven Alex Quintanilla se han iniciado conversaciones para tratar de prolongar su estancia en Vitoria. El vizcaíno, sin embargo, dispone de ofertas importantes de otros conjuntos de superior categoría, lo que hace bastante poco probable que continúe vestido de albiazul.

Está por lo tanto a punto de producirse una nueva reconstrucción que afectará de lleno a la plantilla del Alavés pero que, presumiblemente, afectará también al banquillo y a los despachos. Está por ver si servirá para algo.