Vitoria. ¿Buenos compañeros o enemigos íntimos? Según cuál sea la perspectiva desde la que se analice, la relación que mantienen el Amorebieta y el Athletic da para interpretaciones tan antagónicas como las arriba citadas. Algo que, a priori, no debería afectar demasiado al Deportivo Alavés pero que, teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra la entidad del Paseo de Cervantes, adquiere en estos momentos una relevancia más que considerable. Porque el filial del conjunto rojiblanco es el primero de los tres rivales a los que todavía debe medirse el combinado zornotzarra antes de que concluya la temporada regular. Y es precisamente a esos adversarios a los que se ve obligado a fiar gran parte de su suerte el club de Mendizorroza, que necesita recuperar tres puntos -cuando únicamente restan nueve por disputarse- para poder cumplir el objetivo mínimo de estar presente en la fase de ascenso.
Por este motivo, el duelo que rojiblancos y azules disputarán el próximo sábado en las instalaciones de Lezama se observa con lupa desde Vitoria. En principio, se trata de una buena oportunidad para que el equipo de Axier Intxaurraga -que presenta en los últimos meses una estadística bastante pobre como visitante- sufra un tropiezo y facilite el acercamiento albiazul. Siempre, claro está, que los de José Carlos Granero no protagonicen un nuevo fiasco y sean capaces de regresar de Ponferrada con una victoria más en su casillero.
Sin embargo, las peculiaridades que rodean a este choque han provocado que las suspicacias no tardaran lo más mínimo en aparecer. Para empezar, ambos conjuntos son vizcaínos y, por lo tanto, vecinos teçoricamente bien avenidos. Por si no fuera poco y manteniendo lo que es casi norma obligada en la provincia limítrofe, el Athletic cuenta con el Amorebieta como uno más de sus numerosos clubes convenidos y, en virtud de ello, aporta una importante partida (en torno a 15.000 euros) a su presupuesto. Cabe preguntarse por todo ello si, considerando que el filial rojiblanco no se juega ya absolutamente nada en lo que resta de temporada, los rectores de Ibaigane no preferirán allanar el camino del Amorebieta hacia un posible ascenso a Segunda División que les permitiría disponer de un equipo en una categoría superior en el que poder foguear a sus jóvenes promesas.
Desde el filial rojiblanco, octavo clasificado con 51 puntos y que acumula las nueve últimas jornadas del campeonato invicto tras haber sumado tres victorias y seis empates, se descarta rotundamente esta posibilidad. "De ninguna manera vamos a salir pensando en dejarnos ganar. Nosotros vamos a afrontar el encuentro como uno más de la temporada, jugando con la misma intensidad y la misma intención de conseguir los tres puntos. Después, el resultado será el que sea al final de los noventa minutos", destaca uno de los integrantes del Athletic B.
Acusaciones Un comportamiento que, evidentemente, sería el deseado por el Deportivo Alavés. Otro argumento que puede contribuir a disipar las dudas sobre la actitud del cuadro rojiblanco el próximo sábado es que, pese a su vinculación, la relación del Amorebieta con la entidad bilbaína dista mucho de ser idílica.
De esta manera, el presidente del cuadro de Urritxe, Joseba Barrenetxea, no ha tenido pelos en la lengua para realizar contundentes declaraciones criticando el comportamiento de su hermano mayor. Así, no dudó en reconocer que tras años de "distancia" en la actualidad era "un socavón" lo que separaba a ambos clubes. Unas acusaciones que, evidentemente, no sentaron ni mucho menos bien entre los rectores de Ibaigane que, al menos en teoría, no cuenta con el cuadro azul entre sus favoritos. Algo que se puede comprobar fácilmente repasando la política de cesiones de sus jóvenes jugadores, a los que ha distribuido en mucho mayor número en otros clubes. Dice el refrán que a río revuelto, ganancia de pescadores y el Alavés esperar aprovechar estas aguas movidas para poder pescar.