Burgos. La sesión matinal es corta a la espera de un nuevo entrenamiento vespertino en El Plantío, pero la exigencia del técnico no se ve rebajada ni un ápice. Quien le viese en Vitoria dirigir alguna sesión sabe bien qué clase de genio gasta el leonés. Con sus habituales apuntes pasando de la mano al bolsillo, su tono de voz sigue atronando oídos, ahora en Burgos como anteriormente en León, Zamora o Granada.
"¡Presión, presión, presión!". "¡No puede ser: estamos parados y nos la quitan fácil!". "¡No puedo estar quieto mirando!". "¡Hay que subir la intensidad!". "¡Vamos, leña, intensos, mordiendo!". "¡El juego consiste en tenerla mi equipo y pasársela a mi compañero no en dársela al rival!". Así, a viva voz y aderezado con toda una colección de exabruptos que hacen que sus entrenamientos sigan siendo de dos rombos.
El preparador leonés sabe que el descenso también le va a pasar factura en primera persona. Después de una buena temporada en el Alavés ya le costó mucho encontrar un banquillo, así que después de un fracaso como el que está a punto de vivir es consciente de que la situación se le va a complicar. Pese a ello, en su carácter no ha entrado nunca el lamento: "Cuando uno se cae lo primero que tiene que hacer es levantarse y seguir adelante. Hay que ser ambicioso porque nunca se sabe qué puede pasar mañana".
Por eso mismo no se para a pensar si su decisión de tomar los mandos de la nave castellana fue precipitada por eso de que se le caía la casa encima. "Estaba con ganas de entrenar y Burgos es un equipo y una ciudad con tradición futbolística. Me hablaron bien del club y de su entorno y no lo pensé mucho. Creí que teníamos más entidad de lo que decía la clasificación, pero todo ha salido muy mal", sentencia.
El técnico leonés mira al futuro, pero también al pasado. En este caso al más reciente, el que le vincula al Deportivo Alavés. "Le he visto crecer en muchos momentos y siempre pensé que iba a estar un poco más arriba por el potencial que tiene. Debería estar con el Mirandés y la Ponferradina porque son los tres equipos con mayor potencial del grupo. Tiene pegada, potencial, experiencia y un entrenador que conoce muy bien esta categoría, así que sabrá encarar esta recta final para conseguir el objetivo".
Pese a ello, también lanza una advertencia al alavesismo y está relacionada con el calendario albiazul y el del Amorebieta. "El Alavés tiene un partido muy difícil en Ponferrada y el Amorebieta juega con tres vizcaínos al final". Peligro a la vista. Y lo avanza un experto.