un club en convulsión que no parece tocar fondo. La situación por la que está atravesando el Palencia es una de las más comprometidas, si no la que más, de entre todas las penurias que están pasando gran parte de los clubes de Segunda División B para sobrevivir. Vive el conjunto castellano de sobresalto en sobresalto porque sin abandonar un charco ya se ha metido en otro aún más profundo. La crisis institucional viene ligada al club palentino durante las últimas temporadas, pero en el paso del curso 2010-11 al 2011-12 la situación se ha recrudecido todavía más, fundamentalmente porque las arcas de la entidad no albergan mucho más que unas inútiles telarañas. Y, para colmo de males, toda esa marejada está pasando una cara factura a un equipo que en las dos últimas campañas había causado sensación.

En poco más de un año, hasta cuatro presidentes se han ido relevando en el sillón de mando de un Palencia que no ha encontrado, hasta la fecha, solución a sus problemas, centrados principalmente en una deuda que ronda los 1,5 millones de euros y a las dificultades para generar recursos económicos y afrontar los pagos.

Alberto Villegas, Ignacio de Fuentes, Donato Fernández -al frente de una gestora- y el actual, Chema Torres, han presidido a lo largo del último año un club que, en estos momentos, se encuentra completamente descohesionado. El ascenso a Segunda División B en la campaña 2008-09 y los buenos resultados habían servido para que la afición de Palencia se identificase con su club, pero los escándalos constantes de la entidad han hecho desertar a muchos seguidores, quedándose el cuadro castellano con apenas 1.500 socios para esta temporada.

Polémicas, acusaciones e, incluso, querellas han protagonizado todos los cambios en la presidencia. Hasta algún coche llegó a aparecer calcinado. Cambios y más cambios sin que llegase a resolverse el problema económico de un club que la pasada temporada comenzó a dejar de pagar a sus jugadores hasta alcanzar el fatídico instante de verse prácticamente abocado al descenso de categoría por no hacer frente al abono de los salarios.

Técnicamente, el Palencia estuvo un día en Tercera División a pesar de haber finalizado la pasada campaña como quinto del Grupo II de Segunda B. El 30 de junio no había cumplido el club castellano con la exigencia de abonar los sueldos de los futbolistas y la comisión mixta conformada por la Federación Española de Fútbol (RFEF) y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) decretó el descenso administrativo por impagos.

Es en ese momento cuando sale a la palestra una persona que hasta entonces había permanecido en segundo plano con De Fuentes en la presidencia: Óscar Mata. El director general del Palencia, gracias a una moratoria de 24 horas por parte de la AFE y al depósito de un pagaré de 100.000 euros por parte del propio Mata, consiguió alcanzar un acuerdo con los jugadores denunciantes y puso encima de la mesa el dinero necesario para evitar un descenso que finalmente no terminó por consumarse.

llega chema torres La actuación de Mata, que en las negociaciones con la plantilla contó con el respaldo del anterior presidente Villegas, provocó la salida del club de la directiva encabezada por De Fuentes y la puesta en marcha de una junta gestora, presidida por Donato Fernández, hasta la celebración de unas elecciones.

Uno de los objetivos de Mata era convertir el club deportivo en sociedad anónima deportiva e, incluso, llegó a comprometerse a cubrir el capital social a través de la compra de acciones, pero con el paso de los días se transmutó de héroe, al aportar el dinero que propició la salvación del club, a villano cuando finalmente decidió cerrar el grifo de su cuenta corriente tras desembolsar cerca de 300.00 euros, de los que no ha recuperado una gran parte. Descartada la opción de convertir el club en sociedad anónima deportiva, Chema Torres, nombrado a principios de agosto director deportivo tras haber abonado 100.000 euros al club para afrontar sus pagos, se convierte en el único candidato a la presidencia.

Tras la ratificación de Torres como nuevo máximo mandatario, su primera decisión fue la de finiquitar el contrato del director general al considerarlo desproporcionado. El despedido ya tiene en marcha una demanda para reclamar un importante finiquito, así como la devolución de los cerca de 180.000 euros del préstamo que el Palencia aún le adeuda.

Mientras tanto, el nuevo presidente se afana en conseguir recursos económicos y la próxima semana espera cerrar un acuerdo con la empresa catalana EG4, que traería consigo un préstamo de medio millón de euros. Un nuevo capítulo, mientras las citas en los juzgados se suceden, dentro de la convulsa vida del Palencia, un club en el que los jugadores esperan cobrar en breve los salarios correspondientes al mes de agosto.

malos resultados La grave crisis institucional y económica que vive el Palencia le ha pasado factura desde el punto de vista deportivo. Ya en el verano le costó al cuadro castellano hacerse con refuerzos, a la vez que perdía a sus mejores jugadores de temporadas precedentes, por sus conocidos problemas a la hora de afrontar los pagos y la plantilla, ya sin Pepe Calvo en el banquillo, vio mermado su nivel varios enteros.

Pese a ello, y con un histórico como Ramón María Calderé al frente, el Palencia consiguió sumar siete puntos en las cuatro primeras jornadas. Pero, a partir de ahí, apareció el abismo. Con la plantilla sin cobrar desde el mes de agosto, los malos resultados comenzaron a sucederse sin remisión. Un empate en las últimas cinco jornadas es el único bagaje positivo de un conjunto palentino que parece abocado a sobrevivir en un estado de convulsión constante.