Pocas veces antes en la historia del fútbol, y mucho menos en la del Deportivo Alavés, los saques de banda habían tenido tanta importancia en el apartado ofensivo como la que están teniendo esta temporada en el particular arsenal ofensivo por el que apuesta Miguel Ángel Álvarez Tomé. Con su estudiado y repetitivo trabajo en la pizarra y en los entrenamientos, el preparador leonés ha conseguido convertir una jugada habitualmente intrascendente en un arma de mortal peligro para los adversarios del cuadro vitoriano, que ya se han visto superados en cuatro ocasiones en esta jugada a la que El Glorioso saca tanto partido en ataque. Para el conjunto albiazul un saque de banda es un sinónimo de gol.

Cuatro goles (el de Jito en Torrelavega; el primero de Casares contra el Logroñés; el de Geni abriendo el marcador contra la Peña Sport; y el de Esparza que sirvió para empatar ayer frente al Caudal) del cuadro alavesista han llegado a través de jugadas ensayadas en saques de banda. El trabajo de muchas horas de Álvarez Tomé en los entrenamientos está ofreciendo un alto rendimiento a un equipo que está sacando un enorme partido a la capacidad de Iván Malón y Jorge Morcillo para meter con sus brazos el balón en el área.

Los dos valencianos son los encargados de ejecutar estas jugadas de estrategia y su poderío en brazos y tronco les permite dar un vuelo muy largo a unos balones que alcanzan sin dificultad el área rival cuando los saques se producen en los metros decisivos del campo, sobre todo en terrenos de juego en los que las dimensiones son más reducidas de los habitual. A partir de ahí, el movimientos de piezas dentro del área, también muy trabajado, es el que ha propiciado los cuatro goles.

El primero de ellos llegó en la visita a la Gimnástica. Un saque de Morcillo botó en el área y Jito lo enganchó entre la defensa para abrir el marcador. Con la visita del Logroñés a Vitoria llegó el segundo gol desde la banda. En esta ocasión Morcillo buscó a Jules Pardo y este sacó provecho de su altura para ceder un balón a la llegada desde atrás de Casares, que empalmó un derechazo a las redes riojanas.

En la visita a la Peña Sport, Morcillo de nuevo puso en funcionamiento su particular catapulta, esta vez desde más lejos del área, para poner el balón en los pies de un Geni que supo sacar provecho a ese gran saque con un gol en una posición acrobática que refrendaba el poderío albiazul en los saques laterales.

Ayer, en la visita al Caudal, se produjo la que hasta ahora es la última muestra de esta capacidad del Alavés de sacar rédito a las acciones menos relevantes. Iván Malón fue esta vez el ejecutor de un saque que fue buscando la cabeza de Salcedo. El vitoriano cabeceó hacia atrás buscando la entrada de Esparza en el segundo palo para marcar y dejar clara la efectividad de la estrategia albiazul.