Vitoria. Una vez conocidos los ochenta equipos que disputarán la próxima temporada la competición de Segunda División B, y siempre que todos cumplan con sus pagos el 30 de junio, comienza ahora el tiempo para las especulaciones y el trabajo de despachos para configurar los cuatro grupos con los que arrancará la próxima temporada. Se trata de una tarea ardua y compleja, en la que las restricciones marcadas por la división territorial generan muchas discrepancias, pero, al final, la decisión siempre se lleva a cabo a través de una votación en la que se precisa el 51% de los votos (41 de los 80 posibles, en este caso) para que uno u otro reparto de grupos se lleve a cabo.

En lo que al Deportivo Alavés respecta, las dos primeras novedades con las que se va a encontrar el conjunto vitoriano estarán marcadas por la presencia de dos nuevos equipos dentro de la Federación Vasca. El descenso del Real Unión y el ascenso de la Real Sociedad B incrementan en uno, hasta los siete, el número de representantes vascos en Segunda División B tras el descenso a Tercera del Sestao River.

Los dos conjuntos guipuzcoanos serán seguros compañeros de viaje junto a Eibar, Lemona, Barakaldo y Bilbao Athletic, pero, a partir de ahí, todo queda en el terreno de las especulaciones porque son muchos los intereses que hay que satisfacer, aunque se pueden discernir un par de alternativas, una de ellas continuista con la configuración de la pasada campaña y otra completamente novedosa que miraría hacia el este del mapa, con los equipos catalanes como grandes rivales.

Respetando los parámetros que se utilizaron la pasada campaña, el Alavés podría volver a quedar encuadrado en un grupo junto a gallegos (Pontevedra, Lugo, Celta B, Montañeros, Deportivo B y Coruxo), castellano-leoneses (Palencia, Mirandés, Cultural, Guijuelo y Mirandés) y navarros (Osasuna B y Peña Sport). Juntos de nuevo estos cuatro grupos volvería a alcanzarse la mágica cifra de veinte equipos porque entre ascensos y descensos la situación ha quedado en las mismas condiciones en las que se encontraba con anterioridad, aunque la presencia de tres equipos asturianos y un cántabro -el año pasado desplazados al Grupo II-, unida a los problemas para cuadrar el resto de grupos, complica bastante esta variante.

sin mucho margen Además de otras posibilidades que se vayan estudiando, la segunda vía que se contempla como factible en estos momentos pasa por un drástico cambio en el panorama competitivo para los equipos vascos. Así, el Alavés y sus seis compañeros federativos podrían verse encuadrados junto a cántabros (Gimnástica de Torrelavega), navarros (Osasuna B y Peña Sport), aragoneses (Teruel y La Muela), riojanos (Logroñés) y catalanes (Sant Andreu, Badalona, Lleida, Sabadell, Atlético Gramanet, Santboiá y Hospitalet).

Se alcanza así de nuevo la cifra mágica de veinte equipos por grupo y, además, la configuración de los otros tres (gallegos, asturianos, castellano-leoneses y madrileños; valencianos, baleares, murcianos y canarios -en esta ocasión no existe la obligación de que compartan grupo con los madrileños porque hay menos de tres equipos insulares-; y castellano-manchegos, andaluces y extremeños) también presenta muchos puntos favorables que la convierten en una alternativa que puede alcanzar esos 41 sufragios que se precisan para llevar a cabo la nueva distribución.

Se trata de un reparto que, como cada verano, dejará a unos más satisfechos que a otros por esa particularidad pocas veces rota de no separar a los clubes pertenecientes a una misma autonomía, pero lo que está claro es que, pase lo que pase con el reparto de los grupos, el Alavés se encontrará de nuevo con un duro camino en su objetivo de regresar a Segunda División.