Vitoria. Lo intentó de varias formas y escudriñó el diccionario en busca de los términos concretos, pero finalmente Iñaki Ocenda fue incapaz de explicar con concreción los motivos que llevaron al Alavés a dejar escapar los tres puntos ante el Montañeros después de adelantarse con dos goles en el marcador. "Teníamos el partido muy dominado con el 2-0, pero en la siguiente acción han marcado el 2-1 y se han metido en el partido. En ese momento te entran las dudas y el nerviosismo, y ellos han estado acertados. Ésa sería un poco la explicación cuando vas ganando 2-0 y al final empatas a dos", explicó el entrenador vitoriano, que unos instantes después aportó un poco de claridad a su argumentación al sacar a la palestra una palabra que en el mundo del fútbol parece maldita: presión.

"Presión tenemos desde hace muchas jornadas. Ahora no queda nada, dos jornadas en las que nos jugamos todo, y esa tensión existe. No se pude negar. El jugador está ansioso y quería ganar el partido para quitarse esa ansiedad", admitió un Ocenda al que la lesión de Morcillo en el minuto dos del encuentro le causó un severo contratiempo. "El partido ha comenzado mal desde el principio con su lesión. A partir de ahí hemos modificado la primera propuesta y luego nos ha costado entrar en el partido. Cuando parecía que teníamos dominada la situación no hemos podido ni disfrutarla. Habíamos hecho lo más difícil poniéndonos 2-0 y teníamos el partido finiquitado, pero su primer gol nos ha hecho mucho daño y hemos empezado a dudar", lamentó el preparador albiazul antes de recordar la importancia de las dos jornadas que restan hasta final de la liga, comenzando -un año más, y ya van tres- con el crucial desplazamiento a Vigo. "Nos han recortado la distancia, por lo que el partido ante el Celta es vital. Tenemos que ir allí a ganar para, como mínimo, mantener la misma diferencia, pero luego el choque contra el Pontevedra también será una final", concluyó.

Por su parte, un cabizbajo Morcillo no podía asimilar cómo se produjo su lesión en los isquiotibiales de la pierna derecha, que según él mismo adelantó podría relegarle a la grada las dos o tres próximas semanas. "No lo entiendo. No sé cómo ha podido suceder en el minuto dos. He notado un pinchazo muy fuerte y tiene toda la pinta de ser una rotura, así que me va a resultar muy duro perderme este tramo de la temporada ahora que se acerca el final", asumió el defensa. Finalmente, un crítico Romerito lanzó un mensaje de advertencia a sus compañeros. "Llevamos ya 35 jornadas y no puedes dejar que el equipo contrario te haga esas cosas en el campo. No podemos dar las facilidades que hemos dado, y creo que hemos pecado de falta de veteranía", asumió el jugador.