Vitoria. Una detrás de otra, las opciones que se venían barajando para asumir la complicada tarea de sacar a flote al Deportivo Alavés se van autodescartando en una carrera de fondo en la que es necesaria la aparición de nuevos actores que posibiliten la supervivencia de una entidad que se encuentra herida de muerte. La renuncia de Javier González abre "un período de reflexión" para Alfredo Ruiz de Gauna, quien entiende la renuncia del que podía haber sido su compañero de viaje, al que califica como "una persona seria y con las ideas claras", por las "dudas" que albergaba acerca de la viabilidad del proyecto y de la figura del actual accionista mayoritario. En esta tesitura, Fernando Ortiz de Zárate espera ahora la aparición de un nuevo inversor que permita enderezar la deriva de una entidad que se encuentra al borde del colapso y que puede morir de inanición si nadie le insufla la inyección económica necesaria para posibilitar su supervivencia.
Javier González ha sido el último en renunciar a esta posibilidad de la que se venía hablando a lo largo de las últimas semanas. El representante de futbolistas vizcaíno ha desistido cuando ha visto el catastrófico estado de las arcas del club y tras haber constatado que la Diputación Foral de Álava tampoco está dispuesta a hacer más esfuerzos para asegurar la viabilidad de la entidad. Por si todo esto fuera poco, las relaciones entre González y el actual presidente tampoco han sido las mejores para alcanzar un acuerdo satisfactorio. "Ortiz de Zárate se tiene que marchar porque no le da credibilidad a ningún inversor".
Acompañado por su abogado, Julio Méndez, Javier González expuso la crítica situación de un club que "necesita tres millones de euros para equilibrar sus cuentas el próximo 1 de julio y otros dos millones para estar con la balanza a cero al final del presente año". Posteriormente, desde el propio club se descartaron estas cifras y se señaló que la deuda acumulada a la que hay que hacer frente es bastante inferior a esos cinco millones.
También se refirió el representante vizcaíno a las conversaciones que durante las últimas fechas ha mantenido con la Diputación alavesa, a la que expuso un proyecto de futuro "parecido al que tenía en el Athletic, pero salvando las distancias de la diferencia de categoría" en el que se contemplaban acuerdos con "un club de la Premier y varios de Primera para la cesión de futbolistas" así como diferentes opciones "para generar otros recursos económicos". Eso sí, cuando desde el Palacio de la Provincia se le indicó que su particular grifo del dinero ya se había cerrado para el Alavés tras las muchas concesiones realizadas hasta la fecha, González se retrajo definitivamente al entender que no se podía dar ningún paso más sin la ayuda institucional.
Javier González no dejó cerrada la opción de invertir en el Alavés en el futuro si "cambian las cosas", para lo que considera fundamental la intervención inmediata de la Diputación: "Han dicho basta porque consideran que ya han hecho lo que tenían que hacer, pero si mañana hablamos de un proyecto serio que cuente con su apoyo no tengo ningún problema en replanteármelo todo otra vez. Tal y como están las cosas, creo que la Diputación va a tener que tomar cartas en el asunto porque no veo a nadie que en su sano juicio vaya a venir a poner cuatro o cinco millones".
La renuncia de Javier González ha sido la última de las varias que ya se han producido, la más sonada la de Guillermo Asarta. En esta particular partida de póquer a varias bandas, Ortiz de Zárate se queda solo ante el anuncio de Ruiz de Gauna de que va a tomarse "un período para reflexionar cómo se encuentra la situación". Lo que queda claro es que se precisa la intervención de un nuevo tahúr para resolver una partida en la que es el Alavés el que más se juega. El actual presidente está dispuesto a aportar más dinero al proyecto pero no puede afrontar el desembolso que supone completar la ampliación de capital, mientras que el resto de posibles inversores estudian una situación cada vez más complicada.