Vitoria. Regreso al pasado. El aficionado albiazul está viviendo de nuevo su particular déjà vu. Está situación ya la ha vivido. Por su mente pasan imágenes conocidas. Lo que está ocurriendo en estos momentos al conjunto vitoriano es un calco de lo sucedido en campañas anteriores, por lo que muchos fieles del cuadro babazorro pueden pensar que este capítulo ya lo han visto anterioremente.
Es su particulae regresión. Tristemente la historia se repite a estas alturas de campaña. Javier Pereira, al igual que en su momento sus predecesores en el cargo, Josu Uribe y José María Salmerón, afronta este tramo de Liga hasta el parón navideño en la cuerda floja.
El pacense, como antaño ocurrió tanto con el preparador astur como con el almeriense, deambula sobre el alambre por culpa de unos resultados y un juego que ahora al igual que entonces, no cumplieron las expectativas de la directiva del club del Paseo de Cervantes.
Los pasos dados por el actual inquilino del banquillo albiazul y las consecuencias derivadas hasta el momento son idénticas. Para empezar, en su día, pese a los malos resultados cosechados, tanto Josu Uribe como José María Salmerón gozaron en un primer momento de la confianza de la directiva.
PRIMERO, RESPALDO PÚBLICO El consejo de administración respaldó, bien públicamente o a través de los medios de comunicación, a ambos técnicos. Gijonés y almeriense gozaron tras un mal inicio de "la confianza" de los rectores babazorros y por eso, pese a no estar muy satisfechos con los resultados del equipo se pidió "calma" y no se tomaron decisiones drásticas al igual que ha pasado ahora.
Pereira ya tuvo su margen de maniobra en las primeras jornadas y eso que el equipo no carburaba y lo que es peor aún, tras un inicio esperanzador, los resultados no eran los esperados. Por eso, el respaldo se fue debilitando, hasta el punto de que desde la cúpula albiazul se le dio un toque de atención para enderezar el rumbo de la nave.
Ese primer aviso llegó tras empatar en Lugo y perder contra Eibar en casa y Barakaldo en Lasesarre. Al menos, el entrenador del Alavés salvó ese primer match ball tras encadenar dos victorias seguidas, la primera frente al Bilbao Athletic en Mendizorroza y la segunda en Las Llanas contra el Sestao. Aire. El mismo que cogieron en temporadas precedentes Josu Uribe y Salmerón.
El primero se enfrentó a su primer match ball en la jornada undécima ante el Eibar tras haber perdido los dos compromisos anteriores contra el Córdoba ante su afición y ante el Castellón a domicilio. Pues bien, un gol de Toni Moral, que se abrazo con su técnico tras marcar consciente de lo que se jugaba, permitió a Uribe seguir un poco más al frente del banquillo babazorro.
A Salmerón le pasó otro tanto de lo mismo. El almeriense, sin crédito desde el inicio pese a salvar al equipo la campaña anterior, estaba con la soga al cuello en el choque ante el Girona por culpa de un mes anterior nefasto en el que perdió contra el Hércules (3-0), el Elche, penúltimo (0-3), empató contra el colista Sevilla Atlético y cayó goleado en un choque esperpéntico ante el Xerez por 5-0. Sin embargo, el andaluz salvó ese ultimátum ganando después a Girona y Castellón.
Salvan el ultimátum, pero... De todos modos, la tranquilidad en la casa albiazul no duró mucho más, tal y como está ocurriendo ahora. Las dos últimas derrotas de este Deportivo Alavés frente a Mirandés y Palencia han servido para que la directiva se reúna con el cuerpo técnico para pedirle un "cambio de actitud", algo que ya conocieron temporadas atrás Josu Uribe y Salmerón.
Ortiz de Zárate, bien en persona o a través de la prensa, ya ha dejado entrever en estas últimas semanas que hace falta dar un giro de 180 grados. Pereira es consciente de que su crédito se agota y se la va a jugar día a día. Es más, no es descartable cualquier decisión drástica en el caso de que el Alavés no mejore su imagen y obtenga un buen resultado este domingo ante la Ponferradina.
El pacense lo necesita. Los precedentes no son nada halagüeños para sus intereses por culpa de la escasa paciencia del máximo responsable del club. De hecho, en poco más de dos años de gestión de Fernando Ortiz de Zárate, el Alavés ya ha tenido seis entrenadores -Uribe, Julio Bañuelos en un partido de forma interina, Salmerón, Mandiola, Javi López y el propio Pereira-.
El almeriense fue despedido tras 17 jornadas antes de Navidad con cuatro puntos de margen sobre el descenso, mientras que el asturiano completó 25 y llegó hasta febrero, cuando dejó al equipo con un margen de un punto sobre el pozo. Ambos fueron dos ceses muy polémicos. Uribe se enteró por la radio y por los jugadores de la plantilla en el autobús mientras el equipo regresaba de Cádiz y Salmerón estaba de vacaciones cuando se produjo el relevo por Manix Mandiola.
En manos de Pereira y su equipo está que no se repita la historia y se produzca un nuevo y lamentable cese. Hasta ahora se han calcado la mayoría de los pasos. Falta sólo uno para que el déjà vu sea completo. Hay que impedirlo.