Apenas han pasado dos meses y medio desde que abrió sus puertas, pero la Oficina de Vida Independiente (OVI) impulsada por la Diputación Foral de Álava y gestionada por Geuk Erabakiz ha recibido una muy buena acogida en el territorio.

Así lo demuestran no solo los fríos datos, sino también las variadas historias personales que el servicio ha asumido durante este tiempo para cumplir con su principal objetivo: asesorar y acompañar en la consolidación de esos proyectos de vida desde la autodeterminación en la toma de decisiones y la gestión autónoma de apoyos y recursos. 

Alrededor de 35 personas han pasado ya por el recurso ubicado en la Avenida de Bruselas, en el barrio de Salburua, desde que abrió sus puertas el pasado 18 de septiembre, según los datos aportados a este periódico por su coordinador, Igor Nabarro.

“Todos los huecos” están ya completos en la OVI de aquí a final de año y, de hecho, el servicio está dando estos días citas para la segunda quincena de enero. 

“Nos parece un motivo de alegría comprobar que aquello que en principio teníamos como hipótesis, que había muchas personas esperando un recurso como este, se haya cumplido”, celebra el propio Nabarro, que es trabajador social y miembro del colectivo Eginaren Eginez. 

Recepción de la Oficina de Vida Independiente (OVI). Pilar Barco

Perfiles diversos

Los perfiles atendidos en la OVI, una ventanilla única para que las personas con discapacidad física o intelectual o con un diagnóstico de enfermedad mental tengan la posibilidad de elegir cómo y dónde desean vivir, han sido muy diversos.

“Hemos tenido de todo. Personas con afectaciones físicas, otras con cognitivas, otras con enfermedad mental, gente que estaba afectada por varios tipos a la vez... alguna persona que ni siquiera ha cumplido los 18 años con esa inquietud y que quería informarse, y también gente más mayor”, enumera Nabarro.

“Nos parece un motivo de alegría comprobar que había muchas personas esperando que existiera un recurso como este”

Igor Nabarro - Coordinador de la OVI

Por otro lado, las necesidades de apoyo que estas personas demandan son, igualmente, muy distintas en función del caso que se trate. A la OVI se acercan desde personas que desean emanciparse por primera vez de una manera más o menos inminente, otras que ya viven de manera independiente “pero todavía no tiene del todo cubiertas sus necesidades” u otras que, aunque en su día ya dieron el paso de salir del hogar parental, se vieron obligadas a regresar y ahora quieren volver a intentarlo, solo por citar tres ejemplos. 

Allí son atendidas tanto por Nabarro como por Beatriz González, psicóloga de la OVI, tras pedir cita previa. Una vez en la oficina, su personal se marca un tiempo mínimo de una hora con cada persona “que en muchos casos se supera”. Calidad en lugar de cantidad, en definitiva. 

Una de las salas de trabajo de la Oficina de Vida Independiente. Pilar Barco

Los usuarios pueden llegar a la consulta acompañados, y Nabarro remarca de hecho la “importancia” del trabajo con familiares, amistades o asociaciones bajo cuyo paraguas los usuarios puedan estar. Sin embargo, el coordinador subraya que “al final, quien marca las decisiones va a ser la persona”.

“Aquí no puede venir nadie porque su madre o su padre le trae. Si él no muestra el deseo de querer iniciar su camino, aquí no vamos a desocuparles, por decirlo de alguna manera, de su casa”, recalca Nabarro.  

Nuevos recursos

De forma progresiva, la OVI va a ir ampliando su oferta actual con nuevos recursos, como la prestación de vida independiente, una bolsa de asistentes personales, programas y viviendas de capacitación o el préstamo de productos de apoyo para las personas usuarias. El teléfono de contacto de la oficina es el 945 024 666, donde las personas interesadas pueden solicitar cita o recibir más información. 

La buena dinámica con la que ha comenzado su andadura el recurso constituye, sin duda, una noticia esperanzadora tras la advertencia lanzada esta semana pasada por Elkartean, que coordina a las distintas asociaciones vascas de personas con discapacidad física, con motivo del Día Internacional del colectivo –3 de diciembre–: “Acceder a una vivienda adecuada, disponer de los apoyos necesarios o lograr un empleo digno continúa siendo extremadamente difícil” en Euskadi.