Fallece Josu Alday, sacerdote claretiano de Agurain, tras ser arrollado por un tren
Este conocido sacerdote era el superior de los claretianos de esta localidad alavesa en la que nació en 1944 llegando a ostentar diversos cargos de responsabilidad eclesial tanto en Álava como en Roma
El hombre fallecido este domingo tras ser arrollado por el tren en las inmediaciones de la estación de Agurain era Josu Alday Ochoa de Olano, sacerdote y superior de los claretianos de esta localidad.
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Según ha informado el departamento de Seguridad, los hechos sucedieron sobre las 15.51 horas de este domingo y hasta el lugar se desplazaron efectivos sanitarios. El tráfico ferroviario tuvo que ser interrumpido y la Ertzaintza ha abierto un atestado para investigar las circunstancias del suceso.
Fallece un varón de avanzada edad tras ser arrollado por el tren en Agurain
Este claretiano, muy conocido en la Llanada Alavesa, en toda la Diócesis de Vitoria y en la comunidad claretiana a nivel mundial, tenía 81 años y llevaba toda su vida vinculada a la Iglesia y al servicio del Evangelio en distintas responsabilidades.
Josu Alday ingresó en la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María –conocidos popularmente como claretianos– en 1964, formándose en el noviciado de su localidad natal. Tras superar sus estudios teológicos con destacadas calificaciones, fue ordenado sacerdote en Roma el día de Reyes de 1973.
Posteriormente, completó su formación cursando Psicología y Teología Espiritual en la capital italiana.
A su regreso a España a principios de los 80, ejerció como maestro de novicios en Vitoria-Gasteiz y enseñó Psicología en la Facultad de Teología de la capital alavesa. A mediados de esa década se trasladó de nuevo a Roma, donde ejerció durante más de dos décadas como profesor en el Institutum Claretianum, centro especializado en Teología de la Vida Consagrada adscrito a la Universidad Lateranense. Tal fue su vinculación y dedicación a este centro que fue elegido director de esta prestigiosa institución con renombre en toda la Iglesia.
Destacan de él su alto sentido del deber y su vida dedicada a la difusión de la vocación religiosa desde diversos ámbitos
Además de estos y otros muchos cargos, también fue director del Annuario Claretianum y autor de diversas obras como ‘La voz del clero vasco en defensa de su pueblo’ (1986), ‘Padre Luis Iruarrizaga, CMF en el centenario de su nacimiento, 1891-1991’ (1991), ‘Santoral vasco: santos, beatos y siervos de Dios’ (1994), 'La vida consagrada: aspectos antropológicos, psicológicos y formativos’ (2004), 'San Antonio María Claret en el País Vasco’ (2007), ‘Caminar en la esperanza; itinerarios formativos para la segunda y tercera edad en la vida consagrada’ (2009), ‘Nicolás Campo Giménez de Vicuña: un hijo de Agurain-Salvatierra mártir a los 16 años’ (2014), ‘Misioneros hasta el fin: beatificación de 109 claretianos mártires’ (2017) y ‘La vida consagrada en la provincia de Álava’ (2020), entre otras.
En la actualidad residía en su comunidad natal de Salvatierra, donde continuaba con su vida misionera, orando y compartiendo su experiencia con los hermanos claretianos y con todos aquellos que llenaban a su puerta.
En el último año, el superior de los claretianos de Agurain fallecido ayer se volcó principalmente en dos aspectos. Por un lado la celebración de los 175 años de la fundación a nivel mundial de los claretianos y, por otro, el impulso a la memoria del joven religioso Nicolás Campo, natural de Salvatierra, y asesinado por su fe a los 16 años al inicio de la Guerra Civil. En ambas se dedicó en cuerpo y alma a dar a conocer tanto el ADN de su congregación por esa efeméride así como al joven claretiano vecino de esta localidad y que fue fusilado en 1936 por ser religioso.
Además de todo, tuvo tiempo para ayudar en la pastoral de la Diócesis siendo capellán de la Residencia Ajuria de Vitoria durante varios años y colaborando en celebraciones y en conferencias por todo el territorio alavés. En 2023 celebró sus bodas de oro sacerdotales por lo que fue homenajeado de manera especial en junio de hace dos años.
Toda la Diócesis y quieres le conocieron en sus muchas responsabilidades aquí y en Roma coinciden en su enrome amabilidad de trato, su siempre disponibilidad para la ayuda y sus grandes conocimientos de la Iglesia. Destacan de él su alto sentido del deber y su vida dedicada a la difusión de la vocación religiosa desde diversos ámbitos.
Sin duda, una noticia inesperada y que deja a todo un pueblo y al conjunto de la Iglesia alavesa conmocionados por esta repentina pérdida.
Su funeral se celebrará este miércoles a las 19:00h en la iglesia parroquial de Santa María de Salvatierra y estará presidido por el Obispo de Vitoria, Mons. Juan Carlos Elizalde, y al que acudirá una amplia representación claretiana presente en en País Vasco y en España.
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