El avance del discurso de odio como gran preocupación y el crecimiento del Observatorio hacia todos los rincones de Álava como objetivo aparecen marcados en rojo en la agenda de Martínez de Heredita. De forma más inmediata, Ikusgune se prepara para celebrar su sexto aniversario con “toda una noche de fiesta LGTBI+” en la sala Jimmy Jazz el 14 de junio. 

Tal y como subrayó en la presentación del último informe de Ikusgune, Gasteiz no está libre de LGTBI+fobia, pero es una ciudad “amable” con el colectivo. ¿Ha costado llegar aquí o esto siempre ha sido así en los años recientes?

Gasteiz sí que ha tenido una realidad más o menos amable con el colectivo. Pero cuando dije eso, no era porque no existan casos de LGTBI+fobia, sino porque hay un compromiso social muy grande de denuncia de esta violencia. Si nos damos una vuelta por la ciudad, el cartel de Ikusgune está en todos los centros cívicos, en comercios, en bares, en un montón de espacios públicos… Aparte, hay que citar a todas las asociaciones, ONGs, comisiones de fiestas de los barrios o movimientos sociales que se han implicado en la lucha contra la LGTBI+fobia y con las que hemos estrechado mucho nuestra relación. Por eso decimos que es una ciudad amable, porque si esta violencia se produce, hay una capacidad de respuesta grande.

¿Cuál es la mayor preocupación del Observatorio a día de hoy?

La gran preocupación es el discurso de odio. Si una persona dice que los derechos humanos de las personas LGTBI+ pueden recortarse derogando una ley, ¿por qué esos mismos derechos no se van a recortar en la calle? Hablamos de leyes que trabajan contra la discriminación, frente a que se le pueda insultar o agredir a alguien por la calle. De alguna forma, esa violencia se está legitimando y se hace no contra una persona concreta, sino contra todo un colectivo. Es muy preocupante que se hable tan a la ligera de que determinados partidos deroguen leyes o no apuesten por los derechos de las personas trans. 

Ikusgune acaba de cumplir seis años. ¿Cómo definiría en pocas palabras esta trayectoria?

La idea de crear un Observatorio sale hace muchísimos años, en una reunión de Ehgam en los locales de Hala Bedi. Pasó mucho tiempo y es hacia 2018 cuando nos reunimos en un barrio también muy especial para nosotras, Errota, y como Lumagorri decidimos que ese trabajo que ya veníamos haciendo de recoger los casos de LGTBI+fobia debía tener recursos. No era posible estar con personas que habían sido agredidas quedando en un bar o no teniendo dinero para poder pagar un teléfono. Y es así cómo le presentamos al Ayuntamiento el proyecto de Observatorio. Costó mucho abrir este local, pero en aquel momento no pensábamos que Ikusgune llegaría a ser una de las entidades fundadoras de la Red Estatal de Observatorio o que tejeríamos tantas alianzas. Tampoco que la labor de Ikusgune fuera premiada y otras muchas más cosas. Por tanto, es un recorrido del que tenemos que estar muy satisfechas y muy orgullosas.

Amets Martínez de Heredita, en el exterior de la sede de Ikusgune.

¿Cuál ha sido la mejor aportación de Ikusgune a la ciudad?

Nos toca una parte muy difícil, que es abordar las violencias que sufren las personas LGTBI+ mientras le decimos a la gente que esta es una ciudad amable, que no hay que tener miedo, que hay que seguir saliendo a la calle y hacerlo como nos dé la gana, siendo visibles. Es complicado poder decir ambas cosas. Sin embargo, la propia existencia de Ikusgune transforma Gasteiz y pone las políticas LGTBI+ no donde a nosotras, como colectivo, nos gustaría, pero sí en una posición donde nunca antes estuvieron. 

¿Algún hito que destacaría?

Quizás haya dos muy importantes. Uno de ellos es el acto que hicimos en Zabalgana –en apoyo a una niña que fue acosada por llevar una bolsa con la bandera LGTBI–, que fue muy bonito y se hizo con la gente del barrio. Era tan sencillo como ir a ocupar el espacio con banderas, con color, con diversidad, pero que tenía un mensaje muy claro. Y el segundo, mucho más reciente, es el trabajo de los últimos dos años –y que este se va a repetir– de ir pueblo a pueblo llevando todos esos Ikusgunes, en plural, a los municipios. Hemos estado con 2.882 personas con las que se han compartido un montón de minutos, donde nos han trasladado preocupaciones y trasladado propuestas. Principalmente dudas. Creo que, probablemente, sea una de las actividades más grandes en materia LGTBI+ que se haya hecho en todo el territorio.

¿Seguir creciendo hacia la zona rural podría ser el principal reto de futuro para el Observatorio? 

Sí, el reto en cuanto a crecimiento sería ese: que Ikusgune pueda trabajar de la misma manera en Gasteiz, en Oion, en Legutio o Espejo. Que toda la población de Araba pueda tener sus recursos y una ayuda cuando sufra una incidencia, ya sea una agresión, un caso de discriminación, de insultos o amenazas. Pero otro de los retos también será articular, ya más respondiendo a la realidad estatal, alianzas con otros observatorios y otras entidades que recogen datos, que puedan seguir alimentando y dibujando esa foto de la LGTBI+fobia en el Estado. También tenemos que seguir tejiendo alianzas y colaborando con los colectivos que trabajan en Euskal Herria, como las coordinadoras del 28J o entidades como Ehgam, que es una organización de referencia. 

¿Ikusgune ha logrado ya la visibilidad que deseaba?

Yo creo que ha logrado una visibilidad muy grande, y eso que las intenciones de tapar a Ikusgune o a todo el colectivo LGTBI son constantes. Siempre tenemos que hacer frente a esos discursos de invisibilización, incluso a discursos que vienen a desprestigiar o a ir contra el activismo LGTBI+. Pero lo decía antes, Ikusgune ya no es un Observatorio que se conoce en Gasteiz, sino que se conoce y se reconoce también a nivel estatal fruto de todo el trabajo que se ha hecho por parte de todo el equipo que lo formamos. 

El coordinador de Ikusgune, con varios carteles del Popatik Fest! Jorge Muñoz

¿Y cómo valora la relación de estos años con el Ayuntamiento?

Ikusgune es un proyecto de Lumagorri, que es una asociación también crítica con las instituciones como movimiento social que es. Y en todo este recorrido ha habido tensiones, pero siempre hemos tenido una relación muy cercana con el Ayuntamiento, una relación que se mantiene y valoro positivamente. Siendo esto así, vamos a seguir cuestionando constantemente nuestra relación con la institución, no dejándonos llevar por la subvención, sino siendo muy firmes en cuáles son los principios de la asociación. Y es la asociación, un espacio mucho más amplio de lo que es el equipo de Ikusgune, la que va a velar por ello. 

El 14 de junio también tocará celebrar la trayectoria de Ikusgune con el primer Popatik Fest! ¿Por qué se decide hacer este evento?

Lumagorri ha sido muchas veces autocrítica con su propia actividad. Y de esa autocrítica ya hace años detectamos que probablemente habíamos dejado de lado nuestra vertiente más festiva. En un país donde siempre hemos dicho Jaiak bai, borroka ere bai, nos habíamos olvidado de lo primero. Aparte, teníamos una demanda de espacios de ocio para la socialización de personas LGTBI+. Hace un par de años pusimos en marcha, por ejemplo, un evento ligado al Benidorm Fest que es verdad que el conflicto con Palestina nos ha llevado a borrarlo de nuestra programación. Y ahora hemos apostado por un evento propio, que venga a celebrar que existimos y estamos aquí, y en el que vamos a celebrar los seis años de Ikusgune. Aunque la verdadera excusa es poder crear un espacio en el que las personas LGTBI+ de la ciudad puedan conocerse y tener ese espacio de ocio. Ojo, también podrá venir cualquier persona que quiera celebrar con nosotros y nosotras.

El cartel ya está listo, pero ¿va a haber alguna sorpresa más?

Sí, tendremos los conciertos de Euskoprincess, Turista Sueca, Divina Comedia y Albina Stardust, que es una gran amiga de Ikusgune. Y luego la fiesta continuará, entre otras, con Celeste Poliéster. Será toda una noche de fiesta LGTBI+. Cuando hablamos de Celeste y también de Albina, es fácil pensar que no va a haber ni un segundo de aburrimiento y que las sorpresas pueden ser muchas.