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Jule GoikoetxeaFilósofa política y escritora

“No queremos igualdad entre clases; lo que queremos es que las clases desaparezcan”

Jule Goikoetxea es filosofa política y en esta entrevista explica en qué ha cambiado la imagen de la mujer en las últimas décadas y hacia donde camina la sociedad

“No queremos igualdad entre clases; lo que queremos es que las clases desaparezcan”

Jule Goikoetxea, Filosofa política y escritora, conocida por sus contribuciones teóricas y políticas, es actualmente profesora de Ciencia Política en la UPV-EHU, ha sido investigadora en Oxford y editora de Cambridge University Journal of Political Science.

Hoy en día es editora de la colección de libros de pensamiento LISIPE y acaba de publicar en euskara Politeísmo bastardo: cuatro días con Angela Davis por Susa, libro que ha sido traducido a cuatro idiomas y saldrá en castellano el próximo mes por Bellaterra.

Se celebra el día 8M día de la mujer. ¿Por qué es un día importante para seguir visibilizando?

Todas las luchas que se hacen por un mundo más justo tienen días claves por simbólicos, días que nos recuerdan que no nacimos ayer, sino que venimos de una larga genealogía de luchadoras por la emancipación. Los lemas del 8M van cambiando década tras década, para mí es un día de lucha contra el patriarcado capitalista y colonial, tal y como dicen las pancartas y discursos que año tras año el movimiento feminista autónomo de Euskal Herria acuerda, movimiento, que no olvidemos, es el que en la última década más gente moviliza y organiza en la lucha por la emancipación.

¿En qué ha cambiado la imagen de la mujer en los últimos 30 años?

Me gusta que me plantees así la pregunta. Sé que está muy normalizado el hablar de ‘la mujer’, vemos continuamente campañas que dicen cosas como Vamos a proteger a la mujer, y para eso hemos puesto en marcha estas políticas. Pero, ¿os imagináis una campaña del gobierno donde dijera Vamos a proteger al negro, y para eso, esto y lo otro.

Ciertamente, no.

No, ¿verdad? Entonces, una de las cosas que ha cambiado en los últimos 30 años es precisamente la socialización de que “la mujer” no existe, sino que es un ideal y un constructo del patriarcado, igual que “el negro” es un constructo de los sistemas raciales y coloniales.

Es por eso, que a diferencia de hace 30 años, hoy en días son menos las mujeres que quieren ser mujer en el sentido de Despentes en Teoría King Kong “porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no puta, bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada con la alimentación, que parece indefinidamente joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre realizada pero no desbordada por los pañales y por las tareas del colegio, buena ama de casa pero no sirvienta, cultivada pero menos que un hombre, esta mujer blanca, feliz que nos ponen delante de los ojos, esa a la que deberíamos hacer el esfuerzo de parecernos (...) nunca me la he encontrado en ninguna parte. Es posible incluso que no exista.” Cada vez más mujeres creen que no existe, y lo más importante, que no debería existir.

¿En qué hemos mejorado?

Desde el punto de vista de la lucha feminista, hemos mejorado el análisis y la organización, hemos sabido cambiar ciertas cosas a ese ritmo vertiginoso que nos impone el capitalismo extractivo, financiero y digital, y eso ha hecho que los marcos discursivos desplegados en las organizaciones hayan podido crear claridad, claridad para ver cómo funciona el sistema patriarcal, lo que a su vez expande el enfado de muchas mujeres porque se empiezan a identificar como subalternas, lo que a su vez lleva a la movilización y en ciertos casos a la organización, constante y disciplinada, que es lo que requieres para llevar a cabo cambios estructurales.

El entendimiento de cómo nos explotan, desposeen y educan para servir a los amos sin rechistar es lo que lleva a esas grandes movilizaciones, pero también a la reorganización de sindicatos, partidos políticos y organizaciones de todo tipo como la federación de futbol.

“Todas las luchas que se hacen por un mundo más justo tienen días claves por simbólicos”

¿Hemos dado pasos atrás en algunos aspectos?

Hemos avanzado en muchas dimensiones, y poco o nada en otras. La vida tiene más de una dimensión y no tienen ni el mismo ritmo, ni la misma composición, por tanto, el cambio no se da de forma homogénea ni unísona.

Todo lo contrario, en cada dimensión tenemos resistencias y confrontación y depende de cómo estemos organizadas, podemos enfrentarlo de una forma u otra. Ahora, por ejemplo, la reacción que estamos viviendo y que tiene también diferentes dimensiones y por tanto causas, como el empobrecimiento de la población a través de las privatizaciones, tiene un carácter fascista precisamente porque uno de los flancos atacados por el feminismo anticapitalista y anticolonial es el supremacismo.

¿Qué es el supremacismo?

El supremacismo es la base de todo fascismo, y ese supremacismo es uno de los pilares de nuestra sociedad productivista, misógina y racista. Es decir, nuestros sistemas productivos y marcos jurídicos, incluido el derecho a la ciudadanía y al trabajo remunerado, están basados en marcos supremacistas que privilegian ciertos cuerpos y vidas por encima de otras vidas.

Cuando destapas esto, y haces ver que nuestros estados y naciones, nuestras familias y nuestros trabajos no están basados en la igualdad, sino en la supremacía, es decir, en el imperialismo, la colonización, la explotación, la desposesión de unos estados y naciones sobre otros, de unas familias sobre otras, de unas personas sobre otras, y esa Otredad se organiza contra la subalternidad, es cuando empieza el cisco, la reacción. El fascismo.

¿Cómo ha evolucionado el feminismo desde sus inicios hasta la actualidad?

Esta respuesta daría para varios libros. El movimiento contra el patriarcado tiene cientos de años, cientos de batallas, borradas todas ellas del currículo educativo, no vaya a ser que creamos que vivimos en sistemas de dominación masculina. Me encantaría que esta pregunta que me haces, la hicieran y respondieran en secundaria.

Pero no la hacen. Y la pregunta es ¿por qué? Por que como decía, el supremacismo normalizado (del hombre blanco) es la base de nuestra educación (prácticamente todos los autores que se dan en clase son hombres blancos adinerados o con criadas, que defienden la supremacía del hombre blanco, desde los griegos hasta el renacimiento, desde la ilustración hasta hoy en día).

Estaría bien que la gente realizara un pequeño ejercicio basado en hacer una lista de sus referentes históricos, a ver cuántos no le salen supremacistas. Resumiendo, parece que hemos evolucionado bien porque aquí seguimos las feministas, vivas.

“Los lemas del 8M van cambiando; para mi es un día de lucha contra el patriarcado capitalista y colonial”

¿Se confunde a veces la lucha por la igualdad?

El término igualdad tiene pros y contras. Por un lado, ha servido durante siglos para reducir las desigualdades sociales, económicas y políticas porque el marco de la igualdad viene a decir que las desigualdades políticas son creadas por la sociedad, no por dios, no por el clima, ni por la genética. Es decir, se politiza el termino de igualdad en sentido social y económico.

Podemos crear igualdad de condiciones, de oportunidades, de derechos, de dignidad, de acceso a la sanidad, la educación, y por tanto, abre todo un imaginario donde podemos gobernarnos sin ser súbditos de un rey ni de nadie porque somos todos iguales como seres humanos.

El problema viene cuando se entiende esa igualdad como igualar algo que ya existía, pero se había des-igualizado, es decir, cuando se entiende desde un marco positivista que cree que la desigualdad es algo que se añade a otro algo que previamente era igual. Esto se ve claro cuando te dicen cosas como las sociedades primitivas eran igualitarias, que viene un poco de ese marco cristiano de paraíso perdido al que hay que volver.

La cuestión es que no queremos igualdad entre capitalistas y trabajadores, entre blancos y no-blancos, entre mujeres y hombres: lo que queremos es que desaparezcan esas categorías que son categorías producidas dentro de sistemas de dominación muy específicos. Aquí es donde las políticas de igualdad se encuentran en un dilema, porque están en un marco que pertenece más a la tercera ola europea de los años 70-90 que a la actual.

Entonces aún se creía que la mujer nace, así que hay que igualarla a los hombres, pero si resulta que la mujer no nace, se hace, y se hace como subalterna de los hombres, entonces, no se trata de igualar algo que ya existe sino dejar de hacer subalternas.

En este contexto, la igualdad implica igualación de poderes, poder económico, cultural, simbólico, social, lo cual llevaría a la desaparición de eso que ahora llaman diferencia entre hombres y mujeres, pero es explotación, subalternidad, desposesión. Con el término de clase se entiende muy bien. No queremos igualdad entre clases, queremos que las clases desaparezcan.

La mujer ahora trabaja, tiene derecho al divorcio... pero también sigue llevando el peso del cuidado, pese al trabajo, la responsabilidad de la crianza, del hogar... con los pasos que se han dado para la liberación de alguna manera de la mujer, ¿estamos en capacidad de satisfacer las necesidades del cuidado?

Llevamos años haciendo huelgas de cuidado, el año pasado hicimos en Euskal Herria la primera huelga general feminista del mundo: estas cosas también hay que decirlas porque muestra la potencia y el nivel organizativo del movimiento feminista autónomo, lo cual indica a su vez la transformación social que se está dando en ciertas esferas y que está influyendo en todo.

No es casualidad que tanto Trump como Milei, etc. estén en guerra abierta contra el feminismo, porque si tú dices que el cuidado en realidad es el trabajo esclavo que hacen las mujeres en el patriarcado y no una actividad específica, sino todo aquello que hacen las subalternas en condiciones de subalternidad entonces ya no podemos seguir diciendo que: lo hacen por amor, que cocinan gratis por amor, que limpian bateres y culos por amor, etc.

“Desde el punto de vista de la lucha feminista, hemos mejorado el análisis y la organización”

Es decir, si cada 8M, cada movilización, el movimiento feminista pone sobre la mesa que el 85% del trabajo esclavo (no pagado) del mundo lo hacen las mujeres y que dicho trabajo que llaman “cuidado” se hace además dentro de la familia, entonces resulta que la familia no era un nicho de amor, sino de desposesión y violencia que sustenta todo el sistema de dominación, desde las ganancias galácticas de las empresas hasta el tiempo libre que dedicas a pasear.

De esa forma pones encima de la mesa que todo el sistema capitalista que te intentan vender como un sistema democrático de libre comercio es en realidad un sistema colonial y patriarcal que requiere de trabajadores, por un lado, mercantilizados-explotados, y por otro de trabajadores no-mercantilizados sino desposeídos, esos que llamamos mujeres migrantes racializadas que hacen prácticamente todo el trabajo gratuito del mundo llamado cuidado.

En la última huelga feminista general se demandaba un sistema público-comunitario de cuidados, porque cuidado, si significa algo, además de trabajo esclavo, significa desplegar estructuras públicas para que la gente viva con dignidad. Y no hay ningún sistema público que haga eso de forma integral porque entonces los beneficios de esas empresas que ahora se lucran privatizando dichas estructuras, sean residencias, sea Osakidetza, no serían posibles.

¿Cómo se puede solucionar?

Luchando.

¿De dónde venimos y hacia dónde vamos? ¿Cómo ves el futuro?

El futuro cercano viste, anda, habla y saluda como Trump. El futuro a medio plazo viste como una drag queen, anda como una republicana coja, canta como Nina Simone y transforma la energía en vida como las plantas. Sin tiros.