La calle Foru del municipio de Amurrio esta asistiendo a la obra de rehabilitación del antiguo mercado de abastos, sito en su número 9. La idea pasa por poder convertirlo en un centro sociocultural de uso polivalente. La intervención fue adjudicada a Construcciones Intxausti en 1.140.380,61 euros (IVA incluido), de los que 288.159,04 euros proceden del Plan Foral de Obras y Servicios 2020-2021. La obra deberá finalizar para el próximo julio, pero no se trata de la totalidad del proyecto que propone el Plan de Equipamientos municipal para este céntrico e histórico inmueble, sino de una intervención inicial que lo consolide para su futuro citado uso y de forma compatible con otras mejoras, como puede ser dejar preparada su nueva techumbre para la colocación de placas fotovoltaicas.

En estos momentos, los trabajos se están centrando en reforzar la estructura existente, que será aprovechada en su mayoría tras haber retirado la famosa “pagoda china” que lo cubría, pero también contemplan el reacondicionamiento de la zona interior con un espacio diáfano que permitirá la posibilidad de acomodar diferentes usos, así como la instalación de un ascensor que comunique la planta baja y el semisótano, con el fin de garantizar la accesibilidad. La reforma también afectará a la envolvente, la fachada y la cubierta del inmueble.

En concreto, se trata de una construcción de casi mil metros cuadros con dos plantas, una de ellas semi soterrada, que fue concebido como mercado municipal en 1976 pero que, a consecuencia de un incendio, nunca llegó a utilizarse como tal. Sí ha servido de almacén municipal y de local de ensayo para los grupos de Kintos y ahora, tras años en desuso y más de un proyecto en torno a su posible uso desechado (desde parking de uso rotativo hasta gaztetxe, pasando por espacio de ocio infantil cubierto), parece que ha triunfado, al menos en parte, la idea que se estudió hace ya más de una década de trasladar allí la biblioteca municipal. Y es que en el nuevo edificio hay previsto habilitar una nueva biblioteca infantil y otra para adultos, salas de estudio, mediateca y Kzgunea, pero eso se materializará en una fase posterior.

Luz verde a Goikolarra

Otro asunto resuelto por la Corporación municipal por unanimidad en este tramo final del año ha sido el de autorizar las licencias de obras en el barrio Goikolarra y, asimismo, reconocer a estos trabajos un carácter de interés público. Ambos procedimientos eran imprescindibles y urgentes para que el Gobierno Vasco tramite una subvención de 3,4 millones de euros al proyecto de rehabilitación de este barrio, enmarcado en el programa Berpiztu, ya que este viernes (29 de diciembre) finalizaba el plazo para ratificarlo.

Gracias a esta cantidad, 72 de las 96 viviendas existentes en Goikolarra (es decir, seis de los ocho bloques de doce pisos que tiene el barrio, ya que dos han renunciado al proyecto) se sumarán al plan de rehabilitación, que tiene puesta la mirada en el próximo verano para dar inicio. Éste va a consistir en instalar ascensores, mejorar el aislamiento y revestimiento de las fachadas, y dotar de balcones de entre ocho y diez metros cuadrados a todas las viviendas. Además, se mejorará la eficiencia energética gracias a la colocación de placas solares y se cambiarán las ventanas para mejorar la eficiencia de las casas al menos en un 60%.

Para acometer estas mejoras, que también renovarán las acometidas de telecomunicaciones y electricidad, entre los pisos acogidos al programa el Ayuntamiento distribuirá las citadas ayudas (a percibir en anualidades hasta 2025, en función del grado de ejecución de las actuaciones), siguiendo el precepto de a menores ingresos por unidad convivencial mayor subvención. Asimismo, el programa cuenta con un máximo de 2.727.425 euros, procedentes de los fondos europeos Next Generation transferidos por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana a Euskadi, para ejecutar programas de ayuda en materia de rehabilitación residencial y vivienda social, que llegarán cuando se concreten plenamente los trabajos. Y es que una vez se disponga de los presupuestos de las empresas, la comunidad de cada portal valorará el proyecto que va a seguir adelante o no.

La inyección pública en este barrio de Amurrio construido en 1954, para dar cabida a las personas que, atraídas por el florecimiento industrial de aquella época, se asentaron en el municipio en busca de un futuro mejor, podría superar los siete millones de euros. l