La noche del 24 de diciembre llegan a repletos de regalos para todos y todas y los niños ya están expectantes. Olentzero y Mari Domingi son protagonistas durante las navidades en Euskal Herria. Sin embargo, no todo el mundo conoce su historia.

Hace unos días el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz publicaba la historia del origen de Olentzero y Mari Domingi.

Olentzero forma parte de la mitología vasca y de las fiestas del solsticio de invierno. El contexto de los diferentes significados etimológicos de su nombre son las celebraciones de invierno (carnavales, noche de difuntos…): oles egiteko aroa (época de ir pidiendo de casa en casa), onen aroa (los buenos tiempos), olentzero enborra (el tronco olentzero). Olentzero es un ser mágico que nació del sukila o tronco de Navidad que quemaban nuestros ancestros, para despedir al viejo sol y dar la bienvenida al nuevo (eguberriak; eguzki / egun berriak; nuevos soles / días).

Olentzero y Mari Domingi inundan Gasteiz de ilusión ALEX LARRETXI

Como ocurre habitualmente en la mitología, el tronco de Olentzero acabó personificándose. Así, jóvenes de diversos pueblos de Euskal Herria comenzaron a hacer muñecos de Olentzero con paja y ropa vieja.

Podían ser mujeres u hombres en función de la ropa que encontraban en casa: el género del muñeco no tenía ninguna trascendencia. Se lo echaban a la espalda y salían por las calles cantando y pidiendo de casa en casa, como se acostumbraba a hacer en las fiestas de invierno. Por la noche, al igual que el tronco de Navidad, lo quemaban en la plaza del pueblo (costumbre que hoy en día se mantiene en algunos pueblos).

Olentzero y Mari Domingi inundan Gasteiz de ilusión ALEX LARRETXI

La figura de Olentzero de carne y hueso surgió en los años 70 y, a través de las ikastolas, se extendió por todo Euskal Herria. En ese momento no se reflexionó en torno al género y, siguiendo la tendencia de la época, se consideró normal crear un Olentzero masculino, aunque en origen, no tenga marca de género alguna. Así se creó el personaje que identificaba la Navidad vasca: Olentzero se unió a San Nicolás, Santa Claus, Père Noël y los Reyes Magos.

Por la influencia de la sociedad de consumo, Olentzero se nos presenta como un hombre bonachón; vistiendo elegante y limpio atuendo vasco, con cara de buen hombre y cariñoso con niñas y niños. Pero esta dulzura es muy contemporánea. De hecho, el Olentzero legendario, el último gentil, carbonero de oficio, era una criatura desagradable y aterradora.

En busca de la igualdad de género, en la década de los 90 se creó Mari Domingi en Donostia. El nombre se tomó de una canción popular, y de ahí se convirtió en personaje. A pesar de ser una creencia extendida, Mari Domingi no es la mujer ni la ayudante de Olentzero. Es bruja, y muy amiga de Mari y de los seres del bosque. También es pastora y muy hábil en el cultivo de la tierra. Conoce muy bien el recorrido del sol y las fases de la luna, así como el uso de las diferentes plantas medicinales. Es además una cantora, dantzari e irrintzilari ¡de primera! Viste y vive como quiere, fiel a lo que siente en cada momento, siempre atenta a los mensajes internos.

En imáganes: Olentzero y Mari Domingi inundan Gasteiz de ilusión ALEX LARRETXI

Olentzero y Mari Domingi son vecinos y mantienen una buena amistad. Se ayudan mutuamente, aportando cada cual lo que sabe y lo que tiene. Nos visitan en el solsticio de invierno, repartiendo de casa en casa carbón para hacer frente al frío del invierno, y la luz que alargará los días posteriores al solsticio. También traen algún que otro regalo, principalmente elaborados artesanalmente con elementos de la naturaleza como flores, piedras, madera, lana… ¡Y es que el plástico no les gusta nada! Intentan no llevar más de tres regalos a cada casa, para asegurar que todos los niños y niñas tengan su regalo. Como más disfrutan es cuando los niños y niñas comparten sus juguetes y se los regalan a quienes menos tienen.

Olentzero y Mari Domingi inundan Gasteiz de ilusión ALEX LARRETXI

Mari Domingi y Olentzero comparten alma. Es indiferente a quien escribir la carta, ya que harán su trabajo en equipo. Nuestros/as antepasados vivían en armonía con amalur, la madre tierra. Amaban la naturaleza y vivían en conexión con ella, sintiéndola cerca y respetándola, en armonía.

Olentzero y Mari Domingi son parte de todo ello.