Hace no tanto tiempo, una persona compraba un videojuego, lo pagaba y no se volvía a poner dinero. Con la llegada de Internet, los videojuegos ofrecen a los jugadores la posibilidad de los micropagos, que ofrecen ventajas al jugador a cambio de dinero.

Las loot boxes pueden tener apariencia de cajas, sobres, bolas... y pueden abrir la puerta a los menores a los juegos de azar, según revelan las últimas investigaciones. Claramente, el enlace es el dinero, y ahí es cuando deben encenderse las alarmas ante los riesgos.

“De hace un tiempo a esta parte se está viendo que las cajas de botín pueden ser el elemento que podría conectar los videojuegos con los juegos de azar porque entra el dinero, hay una transacción económica, ya sea a través de una tarjeta de crédito o de la que adquieres en una tienda para luego ingresar dinero” explica Idoia Axpe, psicóloga de Asajer.

De ahí la relación. “Parece ser que aquellas personas que juegan a videojuegos utilizando cajas de botín pueden tener un mayor acercamiento a los juegos de azar, sobre todo, a las apuestas”, incide.

Evidentemente, un menor no tiene acceso a la tarjeta del banco, pero sí otras maneras de hacer con estas cajas de botín. “No tengo acceso al dinero, pero en Olentzero o Reyes pido una tarjeta a mis padres que deciden comprármela para ver si, por fin, me sale el Messi que necesito para el juego de FIFA”, pone como ejemplo.

El quid de la cuestión está en saber si esos padres saben lo que están comprando. “Que lo compran con dinero sí saben, pero que saben lo que compran, creo que en la mayoría de las ocasiones no lo saben”, opina la psicóloga. “Probablemente, el adolescente no pida una caja de botín como tal, simplemente dinero para el juego”, añade.

Entonces, ¿cuándo deben alarmarse los padres? “Cuando cambia el comportamiento y empieza a afectar a la vida cotidiana de la persona que juega: el tiempo que le dedica, cómo lo gestiona, si es capaz de apartarse del videojuego o es su prioridad todo el rato, si deja de hacer los deberes o de cumplir con sus obligaciones por el juego...”, detalla Axpe.

Evitar las cajas de botín

No obstante, este comportamiento no necesariamente significa que ese chaval o chavala sea carne de cañón para convertirse de mayor en adicto al juego. “Pero el videojuego, unido a las cajas de botín, sí que podrían acercarle a los juegos de apuestas y de azar”, reitera.

Tal es así, que hay un anteproyecto de Consumo para regular estos micropagos que ofrecen los videojuegos, aunque todavía no están regulados. En su opinión, “las cajas de botín deberían estar prohibidas para menores de edad”. Mientras no lo estén, Asajer recomienda evitarlas en lo posible y si se decide comprarlas, que sea bajo supervisión en el caso de los menores y poniendo de antemano un límite de dinero.