Con pan y vino se anda el camino. Así da la bienvenida Navaridas a los miles de visitantes –diez mil calcula la organización– que ayer disfrutaron en esta pequeña localidad de Rioja Alavesa de la Fiesta de la Vendimia, un homenaje a la tierra, a la tradición, a la viticultura, a los agricultores y bodegas que hacen posible que los afamados vinos amparados bajo el sello Rioja se degusten en 87 mercados mundiales.
Con esmero y amor a la tierra, los 200 vecinos del pueblo y del resto de la comarca se han volcado en los preparativos de una exitosa jornada que, un año más, sirve de escaparate al vino de Rioja Alavesa. Navaridas fue ayer la capital del vino y la capital de Euskalherria.
Navaridas huele a vino, reza otro cartel, mientras Ángel y Roberto recogen las copas en las que degustar variados caldos, todos “excelentes”, según los primeros visitantes. Y así es. Navaridas huele a vino. Hasta las proximidades de Laguardia se han desplazado las bodegas de la comarca para dar a degustar los elaborados caldos. Hay que estar aquí; es un escaparate importante para los bodegueros, aunque sean malas fechas y algunos viticultores no puedan asistir por estar en las faenas de la vendimia.
Un ejemplo es Eduardo Martínez, de Bodegas Torre San Millán de Barriobusto, que tiene “altas expectativas” de cara a la vendimia, “a expensas del tiempo”, claro está. Hoy va a repartir miles de vino entre los asistentes y de “excelente calidad, como lo serán los de la próxima añada”, asegura.
En el escenario, la presentadora Rakel Blanco, vecina de Navaridas da la bienvenida al gentío y paso a las dantzas bailadas por los grupos de Laguardia y Navaridas, acompañados de los gaiteros gateiztarras de Karrika. Los datzaris de Laguardia interpretan Los Arcos y los anfitriones la Jota de Navaridas hasta que ambos grupos se fusionan para Agintariena dantza.
Rakel Blanco recuerda a la perfección la primera Fiesta de la Vendimia que organizó Navaridas hace 18 años, en 2005. “Algunos de los que estáis aquí, todavía no habíais nacido. Fue un gran reto porque, por número ed habitantes, Navaridas es uno de los pueblos más pequeños de Rioja Alavesa. Hoy, de nuevo es la capital de Rioja Alavesa y la capital de Euskal Herria”, se enorgullece.
Recuerda también la presentadora cómo hace 18 años, “vecinos de 80 y 90 años decían que no habían visto tanta gente en Navaridas en toda su vida”; ayer, de nuevo, las calles del pueblo volvieron a atascarse de ciudadanos deseosos de degustar los vinos de Rioja Alavesa. También el guiso de carne de ternera con patatas del que se encargan catorce cocineros de Boilur, listo para saborear a la una y media del mediodía. “Repartiremos entre 800 y mil raciones”, cifra Bernabé Santidrián, de la federación de sociedades gastronómicas.
A continuación, Rakel Blanco llama al estrado al alcalde de Navaridas, Mikel Fernández, para quien es un orgullo ser anfitrión de una fiesta que “pone en valor y da a conocer nuestro producto estrella: el vino de Rioja Alavesa. Espero que hoy os adentréis en la cultura de nuestro vino”, invita.
“Iker Romero fue el pregonero de la primera Fiesta de la Vendimia en Navaridas allá por 2005; aún recuerdo las palabras con las que despidió su pregón: si el médico te dice que no bebas vino, cambia de médico. Pues bien, este año hemos traído al médico”, anuncia al tiempo que entra en escena Iñigo San Millán Castrillón, pregonero de este año.
Pasión por la tierra
Ensalza el alcalde de Navaridas su labor como director de rendimiento del conjunto ciclista UAE Team Emirates, y por ser durante una gran parte del año la sombra del esloveno Tadej Pogačar. Tiene, además, una reconocida labor de investigación en los ámbitos de cáncer y diabetes en la Universidad de Colorado, donde lleva 16 años.
Pronto ensalza el pregonero su “amor y pasión por Rioja Alavesa y por sus vinos”. Su “orgullo y emoción” por el papel que le brinda Navaridas, lo más para “alguien de la tierra como yo, un trotamundos al que siempre le tira Laguardia”, de donde le vienen las raíces por parte de madre a este gasteiztarra asentado en Estados Unidos. “Rioja Alavesa es única”, alaba.
Explica Iñigo San Millán que gracias al ciclismo se conoce al dedillo todas las carreteras de Rioja Alavesa que ya recorría cuando nadie andaba todavía en bici y solo se topaba con agricultores en sus tractores trabajando las viñas.
“Valorad lo que hay aquí, aunque a veces sea difícil reconocer lo que uno tiene hasta que lo pierde. He traído a mucha gente de Latinoamérica y Estados Unidos a Laguardia y muchos me han dicho que es lo mejor que han visto en todo el mundo”, señala. “Esta tierra me ha aportado mucho y muchas de las ideas que se me ocurren sobre el sillín han sido por estas carreteras de Rioja Alavesa, que son mi pasión”.
Aplauden sus palabras de cariño Nati, Ana y Josefina, no sin cierta dificultad ante el riesgo que se derramen sus copas. “Bueno”, dice una al probar un tinto. “Suave, muy suave”, comenta otra. “Excelente está”, que te voy a decir, apunta la tercera ante el stand de Navaridas, que da a degustar vinos de la media docena de bodegas de la localidad.
“Y qué decir del vino –continúa el pregonero– de la excelencia del vino de Rioja Alavesa que ha cruzado todas las fronteras gracias a vosotros, al enorme esfuerzo que hacéis para tener vinos reconocidos en todo el mundo. Habéis llegado muy lejos a nivel internacional”, ensalza Iñigo San Millán.
Como hijo de Rioja Alavesa, para él, lo más importante de beber vino es que cuando se abre una botella en la mesa se hace ante amigos y familiares, “nosotros no bebemos vino por beber, es ahí, en ese momento cuando se ensalza el espíritu de una persona”, confiesa.
“Cada vez que alguien abre una botella de vino de Rioja Alavesa, vosotros sois partícipes de ello, ya sea en China o en Estados Unidos, y eso es muy grande”, valora el trabajo de viticultores y bodegueros de Rioja Alavesa.
Pisado de las uvas
Finalizado el pregón, llega otro emocionante pase de la Fiesta de la Vendimia: la pisada de las uvas de las que sale el primer mosto. Rakel Blanco recibe a los pisadores Kepa, que ya lo hizo en 2005 y Silvia, a los que ayudan Lorea y Laura y así empieza el desfile de niños y niñas, una pareja por pueblo, 19 en representación de los 15 municipios de Rioja Alavesa y cuatro de sus juntas administrativas.
Cada una de las parejas porta un pequeño cesto con uvas recogidas en las viñas de sus localidades. Héctor y Claudia lo abren camino desde Baños de Ebro a Alai y Noam, de Barriobusto. Continúan Eder y Martina (Elciego), Uxue e Ian (Elvillar), Urko y Maider (Kripan), todos muy sonrientes y un pelín nerviosos, y así, poco a poco, van llenado la presa de uva hasta que cierran turno Justino y Candela, en representación de la localidad anfitriona, Navaridas.
Ameniza el pisado de la uva la canción que el riojanoalavés Óscar Urkizu ha compuesto expresamente dedicada a Navaridas hasta que el mosto ya está listo para que las autoridades alcen sus copas y brinden por los vinos de Rioja Alavesa. Juntas sus copas el pregonero, el alcalde de Navaridas, el presidente de la Cuadrilla, Joseba Fernández, con las del lehendakari, Iñigo Urkullu, y el diputado general de Álava, Ramiro González.
Próxima cita con la Fiesta de la Vendimia, en Moreda 2024.