Los brotes de botulismo son recurrentes en el territorio histórico, donde su riqueza ambiental sirve de atractivo para el asentamiento y paso de numerosas poblaciones de aves. No en vano, a la ya conocida crisis de 2014, cuando se recogieron cerca de 800 cadáveres de diferentes especies, hay que sumar otros episodios menos virulentos, que ponen de manifiesto la importancia de contar con un sistema de alerta temprana para detectar posibles casos.
Un repaso a la hemeroteca sirve para comprobar cómo actuaron las instituciones en 2016 tras haber adquirido experiencia dos años antes en una crisis que ayudó a elaborar los protocolos de actuación que ahora se están implementando en las zonas húmedas que circundan a la capital alavesa.
Hace siete años, este diario recogía en sus páginas un titular que decía El brote de botulismo aviar llega a su fin. En aquel entonces, la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria dieron por controlado el brote que había afectado a más de medio centenar de aves en la capital alavesa y que se había prolongado durante un mes. Según recordó el ejecutivo foral, desde que apareció la primera ave muerta en el Parque del Norte el 21 de agosto, fallecieron 54, tanto en el humedal de Salburua como en los estanques de los parques del Norte y Arriaga.
Distintas especies
En el repaso de las aves muertas, se reseñaban ánades azulones, fochas, gallinetas, ánades frisos, gaviotas reidoras, cercetas, cormoranes, patos cuchara y correlimos. Ya entonces, el ente foral destacaba la importancia del sistema de alerta temprana implantado el pasado mes de junio, que impidió que se llegase a las cifras del verano de 2014, cuando murieron un total de 739 aves. Este sistema consiste en vigilar los humedales, de forma que se retiran de forma inmediata las aves afectadas para tratar de evitar que se propague la enfermedad. – M.G.