La Herriko Enparantza de Araia sirvió este martes de nudo de distribución para el gentío que se acercó a la localidad para disfrutar de una nueva edición del Artzain Eguna, la cita ineludible del sector primario y del municipio para ensalzar al sector primario, a la ganadería, a los pastores y al queso, verdadero alma mater de un día que hay que marcar en rojo en el calendario festivo del territorio histórico por su Concurso de Queso Idiazabal, su Campeonato de Araba de perros de pastor y su Feria de Artesanía.

Una vez llegados a la plazuela y contemplado el quiosco de la villa, colmado de propios y extraños en busca de la mejor visión posible, al visitante llegado a la capital de Asparrena no se le escapaba la exhibición de herri kirolak, con los deportistas dando el do de pecho bajo una solana que perlaba de sudor los brazos de los esforzados. La meteorología quiso acompañar y ofreció una jornada de esas propicias para disfrutar, con calor, pero sin agobio, con un cielo azul mucho más despejado del que se quedó como txapela sobre la capital alavesa durante gran parte de la jornada.

En aquel ambiente, en el cogollo de Araia, y vestido con camiseta de tirantes amarilla, el aizkolari Mujika daba el testigo al harrijasotsaile Goenatzo III con la piedra de 113 kilos ante los aplausos de una concurrencia que alternaba con gracia su paso por las terrazas de los locales hosteleros junto al Ayuntamiento y la iglesia de San Pedro y el puesto en el que DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA daba cuenta de su trabajo. En aquéllas, a Alex y a su hijo, recién llegados desde Gasteiz, no se les pasó el detalle de que en el suelo de la exhibición de deportes rurales, y esperando mejor ocasión, aún esperaba la piedra de 175 kilos. “Será para cuando hayan comido queso”, zanjó el aita ante la mirada un tanto burlona de su hijo.

Ajenos a la conversación entre padre e hijo, Aitor Gurtubay también se esforzaba con el hacha mientras los primeros olores llegados de la calle Andra Mari avisaban de la apertura de los diferentes puestos de venta abiertos para dar colorido a la fiesta. 

En la cuesta había un poco de todo, y con firmas que abrían el apetito nada más ser contempladas. Sin embargo, la primera de todas, el stand de Ikusgune, no ofrecía manjares ni artesanía, sino información y asesoría ante cualquier problema de LGTBIfobia.

Nada más superado el multicolor puesto de atención, una retahíla de tenderetes competían por atraer la atención de los visitantes que colmaban la calle. Lekuona Gazta, Goiuri Pastelería, los archiconocidos quesos de La Leze, con un stand abarrotado desde su apertura, Artisau Elikagaiak, Licores Lujo, los manjares de Mañeco, Amurrioko Gozoak, Arabako Taloak, Ameztutxu Eztia, Sustrai Quesos o Eginoko Artzaia... Todos ellos, acompañados con una nutrida representación de negocios de platería, de patés, de ropa, de pan y de todo tipo de dulces. Tampoco faltaban los puestos de venta de frutas de la zona o el de setas y trufas, con unidades que podían acabar en casa por 10, 15 ó 20 euros la unidad. Toda una tentación.

En el concurso de quesos, la quesería ganadora ha sido este año Aizpea, de Olaberria (Gipuzkoa). En esta ocasión, La Leze, de Asparrena, habitual en los primeros premios de los certámenes de Queso Idiazabal, ha logrado el segundo puesto.

Un poco más alejados del cogollo de la fiesta, destacaba el autobús de Goikuri moda, llegado de Manurga, con una profusión de burritos repletos de lo mejor de las actuales colecciones textiles y que levantó el ánimo de más de una cuadrilla. Justo enfrente, encajonado en el tradicional frontón al aire libre, el hinchable de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA hacía las delicias de los más pequeños, mientras que padres y madres daban buena cuenta de los puestos de ropa habilitados en la zona.

Entre todos ellos, el ambiente de la cuesta ayudó, y de qué manera, a que el escenario en el que los jueces del jurado encargado de dictaminar el nombre de la mejor quesería de la jornada estuviese acompañado mientras que el presentador de la cita se afanaba en dar explicaciones sobre los contendientes de una cita principal en Araba.

Casi enfrente del estrado ocupado por los jueces, la Herriko Taberna también facilitaba un extra a la jornada con sus barras, en las que fundamentalmente los jóvenes de la localidad daban buena cuenta de unas consumiciones que, por momentos, se hacían necesarias. La fiesta también se dejaba ver en los pañuelos amarillos de muchos de los asistentes, en los que se podía leer el lema de Andra Mariko jaiak.

Tampoco pasaba desapercibido el puesto de los organizadores del Artzain Eguna, Auzolan Andra Mariko Batzarra. Allí se repartía un pintxo de queso acompañado por un vaso de sidra o de vino tinto. La oferta satisfizo a la concurrencia, que fue capaz de hacer cola durante un buen rato hasta alcanzar los manjares que allí se repartían.

Todo ello contribuyó a ensalzar la labor del sector primario, y más concretamente, la labor de la ganadería y de los pastores y productores de queso de oveja que, con el paso de los años y la llegada del mal llamado progreso, han visto disminuir su ascendencia ante la llegada masiva a los supermercados de toda una serie de productos alimenticios industriales que en poco o en nada se parecen a los manjares elaborados en los montes que dan singularidad y cercan la Llanada Alavesa.