Tras dos jornadas de intensa fiesta, Amurrio afrontó ayer el día grande de las cuadrillas, que compartieron protagonismo en la franja matinal con la celebración del XXV mercado agrícola y la tradicional degustación de la Sociedad Micológica Arriola. “Hemos preparado 25 kilos de pleurotus y 30 de champiñones, aderezados con 15 kilos de cebollas, otros 5 de zanahorias, así como ajos, calabacín, lonchas de bacon y pimienta negra, que repartiremos en torno a mil raciones”, explicó el presidente de la entidad, Fernando Egiluz. Junto a otros catorce compañeros llevaba desde las 8.00 horas preparando el revuelto.

No obstante, el centro neurálgico de la jornada estaba en la plaza Juan Urrutia y los 27 puestos, entre productos caseros y artesanos que albergó. “No hace un calor sofocante, estamos de fiestas y, arriba en la Sierra Gorobel, con las colmenas a rebosar y hasta poniéndolas alzas. ¿Qué más se puede pedir?”, resumía la siempre sonriente pastora y apicultora ayalesa Leire Ibarrola, contenta con “el año histórico que vamos a tener para la miel, después del desastre del año pasado”, aseguró.

Otra contenta fue la pastelera de Orduña Arantza Meabe, que para la una del mediodía ya tenía el puesto vacío y con todo vendido. Los que no tenían mucho que celebrar, dadas las altas temperaturas y la escasez de agua, fueron los representantes del sector hortícola y frutal. Sin embargo, no perdieron la sonrisa. “Este año no hay tomates, pero es el año de las berenjenas ¡Mira qué hermosura!”, coincidieron el hortelano local Alberto Campo y su vecino de puesto con mermeladas frutales de Orduña, Mikel Kormenzana. De hecho, en hortalizas hubo solo un expositor, frente a los siete de queso y miel, nueve de pastel vasco, pan y dulces, entre los que destacó el de las monjas clarisas del convento de Santa Clara en Orduña. También los hubo de conservas de pescado de Colindres y derivados de pato desde Altsasu y Las Landas. En artesanía hubo otros seis expositores, al cual más variopinto.

Macarrones y Cuadrillas

Otro enclave triunfador en la jornada matinal de ayer fue, sin duda, el segundo parque infantil de las fiestas. Con todo, los verdaderos protagonistas de la tercera jornada de fiestas fueron las cuadrillas y sus integrantes que, ataviados con sus respectivos trajes, salieron a la calle a disfrutar de su día grande, en torno a las 13.00 horas, que arrancó el tradicional triki-poteo por los bares del centro urbano. La inmensa mayoría no se dejó ver hasta que, a eso de las 15.00 horas, comenzaron a dirigirse hacia el frontón para asistir a la comida popular.

En total fueron 450 comensales los que dieron buena cuenta de un menú a base de macarrones y lomo con pimientos, que vino bien para atenuar el golpe en el estómago de los kalimotxos y devolver las fuerzas al cuerpo. Y es que, a partir de las 18.00 horas, les esperaban en el parque varias duras pruebas en las que tuvieron que defender sus respectivos colores. A las ocho de la tarde y, tras el teatro de calle y la ofrenda floral a la patrona, todos enfilaron hacia la plaza San Antón para asistir a la morcillada popular.