El pasado 17 de marzo recibió la insignia Guk de Oro en reconocimiento a su trayectoria como profesional de fútbol, tanto como jugador como entrenador, cosechando éxitos en ambos puestos y contribuyendo a fomentar los valores que el deporte aporta a la sociedad.

Mañana por la tarde le tocará saltar de nuevo al terreno de juego, aunque para afrontar un partido bien distinto: el de pregonar las fiestas patronales de su pueblo, Amurrio. Iñaki Bea Jauregi (27 de junio de 1978) anda este verano haciendo lo que más le gusta: disfrutar de sus raíces, su familia, amigos y unas fiestas que le retrotraen a una infancia y adolescencia muy felices, de las que dará cuenta en su intervención. Ésta tendrá lugar a las 17.45 horas, en el salón de plenos de la Casa Consistorial.

¿Nervioso?

–Según se han ido acercando los días, y ahora las horas, pues sí. Digamos que tengo mariposas en el estómago. Pese a que parezco extrovertido o echado para delante, soy muy vergonzoso y de lágrima fácil. Aún recuerdo cuando me llamó Txerra (el alcalde), pensé que era por alguna multa o yo que sé, pero no, era por la decisión de darme el Guk de oro y, de añadido, ¡ser pregonero festivo! Me hace mucha ilusión.

¿De qué va a hablar?

–De mi origen y del que quiero sea mi último destino, tras haber recorrido medio mundo por motivos laborales. Quien me conoce sabe que vuelvo a Amurrio siempre que puedo. Por supuesto, no va a faltar una llamada a que estas fiestas sean inclusivas, a que evitemos cualquier micromachismo, a que pidamos en euskara siempre que podamos, y a que terminemos pudiendo decir que hemos disfrutado todas y todos, con una total ausencia de agresiones sexistas y de toda índole.

Bilingüe se da por supuesto, pero ¿será largo?

–Prometo que cortito, que la gente tiene ganas de que baje Iguarrako. Soy entrenador de fútbol y sé muy bien que si hablas mucho el jugador no te atiende (risas)… Así que cosas claras y escuetas.

¿Cómo empezó su carrera profesional?

–Desde muy abajo y como quien dice, de rebote, ya que en mi familia no tienen nada de futboleros. Mi aita es de pelota y ciclismo. Quien me enganchó a esto del balompié fue mi tío, y he llegado a donde estoy por un cúmulo de golpes de suerte y buenas decisiones.

Época de juventud y fiesta, muchas privaciones, pero siguió adelante. Por cierto, ¿ha sido o sigue siendo miembro de alguna cuadrilla?

–Por supuesto, desde pequeño de Euskotarrak. Las cuadrillas son la esencia de las fiestas de Amurrio, y es bueno que haya diferentes, porque son el fiel reflejo del respeto a la diversidad que, como he dicho antes, siempre ha habido en mi pueblo. Y colaborando entre todas, con pique entre ellas, sí, pero colaborando, para construir las carrozas que desfilan la noche de San Roque. Son, a mi entender, lo más diferenciador de las fiestas de Amurrio y algo a valorar, porque no sé si lo he visto en algún otro sitio. Unos se encargan de hacer los recados, otros de transportar el material, otros del diseño y la construcción… Y diferentes generaciones unidas y cooperando. Esa previa de julio haciendo la carroza, vestirse de cuadrilla y salir a disfrutar… Son sin duda mi mejor recuerdo de las fiestas de mi juventud.

¿Qué no piensa perderse de estas?

–Con la edad estamos poco para la franja nocturna (risas), pero de día pienso ir y colaborar en todo lo que pueda. Bueno, mira sí, de noche voy a estar en los conciertos, que me han apuntado los amigos a hacer turno en la txosna solidaria que van a montar en la plaza los clubes deportivos, para recaudar fondos para la asociación de familiares y afectados en España por la Distrofia Muscular de Duchenne (DMD). Tengo a uno organizando el marmitako, a otro en el Amurrio Trail, a otros en el Ciclo Cross… No paran en todo el año, y ya me pillaron para montar el circuito del Refor en enero. Como para decir que no estoy, ¡me echan de la cuadrilla! (risas)

¿Hay algo que evite?

–En estos momentos, no, pero de volver atrás, si me arrepiento de las barbaridades que hice en la becerrada o sokamuturra. Es lo mejor que han podido hacer, eliminarlas, y entiendo que haya gente que discrepe por la ausencia total de tauromaquia en el programa, pero es la evolución social. El maltrato animal no tiene cabida, mire por donde se mire.

¿Qué diría a alguien que no conoce Amurrio para que visite la villa estos días?

–Creo que somos un pueblo de acoger y que todo el que viene se siente bien. Más que dirigirme a foráneos lo que quiero es invitar a todos y todas nuestras vecinas venidas de cualquier lugar a que se integren, a que se sumen a cualquier cuadrilla, a que se vistan con los colores que cada cual elija y que tomen parte activa en concursos, actos deportivos, culturales y de todo. Para los de fuera, que somos un pueblo cómodo en el que no hay que coger el coche para nada e insisto en el desfile y concurso de carrozas.