Las cosas han cambiado mucho en los últimos 30 años en todo lo relacionado con la hepatitis C y, especialmente, dentro de las cárceles.

Así lo evidencia Joseba Portu, jefe de Enfermedades Infecciosas de la OSI Araba, quien se retrotrae hasta comienzos de los 90 del pasado siglo para rememorar el desolador panorama del viejo penal de Nanclares.

“La cárcel entonces era drogadicción, y eso significaba que el 90% de los presos tenía anticuerpos de la hepatitis C”, señala el facultativo.

Torre del antiguo penal alavés. Josu Chavarri

Aquellos difíciles años mediatizados por la epidemia del VIH-Sida marcaron igualmente el inicio, todavía tímido, de la batalla contra el VHC y la propia enfermedad también en las prisiones, un momento en el que los tratamientos tenían según Portu “una eficacia muy baja” y efectos secundarios de toda índole.

“Los cambios han sido muy grandes. Nos hemos ido adaptando a los cambios y las circunstancias de cada momento”, reconoce.

Un éxito sin precedentes

Nada que ver con el actual escenario, según el especialista, que ha propiciado en Zaballa un éxito sin precedentes como erradicar el virus que “se ha logrado en muy pocos sitios” más.

Y además, en un tiempo más reducido. “El sistema que llevamos desde hace tantos años ha supuesto terminar antes”, remarca Portu.

La generalización de los fármacos de acción directa, que han permitido esa plena curación de la población de Nanclares, abren además un escenario muy esperanzador para el conjunto de la comunidad. La OMS, de hecho, tiene como objetivo la completa erradicación de la hepatitis C para el año 2030.

¿Un objetivo posible? “Es a lo que vamos”, subraya Maite Nogales, farmacéutica de la prisión de Zaballa, quien apunta como principal clave a las tareas de cribado. “Si encuentras al paciente, ahora lo puedes tratar y curar”, resume la especialista.

“Yo creo que sí”, remarca, entretanto, Portu. “Tenemos unos tratamientos muy eficaces y hemos eliminado la mayoría de las hepatitis. Sí que se puede pensar, al menos en nuestro medio, que en unos pocos años se queden como algo en todo caso muy residual”, vaticina.