Son enfermedades que se viven en silencio, que sumergen al paciente en una completa oscuridad, y que, a veces, incluso no son entendidas por la sociedad, pero ahogan a sus pacientes y a los familiares. No tienen como origen un complejo físico, se trata de una enfermedad mental, que como cualquier otra enfermedad, necesita de ayuda, tratamiento y visibilización. Los Trastornos de Conducta en la Alimentación (TCA) se llevan consigo la salud emocional y física de miles de personas, muchos de ellos adolescentes. De hecho, tras la pandemia del coronavirus, Osakidetza detectó un aumento importante de adolescentes que sufrían anorexia o bulimia, entre las enfermedades más conocidas del TCA. El miércoles se celebra el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria y desde la asociación alavesa contra la anorexia y bulimia Acabe, su vicepresidenta, Susana García Ares explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que esta enfermedad afecta cada vez a más adolescentes por lo que llama a la visibilización y sensibilización de esta lucha al conjunto de la sociedad.

¿A cuántas personas afecta el Trastorno en la Conducta Alimentaria en Álava?

Actualmente, en la asociación somos cerca de 200 socios y atendemos a un total de 108 pacientes. Para ayudar a estos pacientes, tenemos distintas mecánicas. Te explico. Tenemos una terapia de grupos de afectados. Aquí se comprenden dos grupos de terapia dependiendo del estado en el que estén los pacientes. Ahora mismo a estos grupos acuden 46 personas. Tenemos, también, los grupos individuales que se hacen con el psicólogo o colaborador. En este caso, el profesional da terapia individual y no en grupo. Estas terapias están dirigidas especialmente a pacientes que son menores de edad y no pueden entrar dentro de los grupos de la terapia de grupo o a afectados que por el momento no conviene meter en grupo. En este apartado estamos atendiendo a 65 personas. Por último, cabe destacar también que antes teníamos dos días de terapia de familia. Actualmente lo hemos reducido a un día de terapia en familia y atendemos en esta terapia a 27 familias. El total de atendidos, son 108 personas. Ahora mismo, de hecho, no podemos atender a más personas. Está el psicólogo-colaborador desbordado.

¿Qué es en concreto el TCA?

Un TCA es una enfermedad de salud mental donde se paga con la comida. No nace de la noche a la mañana. Para que esta enfermedad de la cara tiene que haber un detonante que lo cause, es decir, una persona no entra en esta enfermedad sin un problema de fondo. Es una patología y cuando llega un detonante (bullying, divorcio, un rechazo personal, un duelo…) es cuando el enfermo brota en esta enfermedad. Es importante recalcar que se trata de una enfermedad mental que inicia por un detonante.

¿Es decir, no nace, por ejemplo, por un complejo físico donde se castiga al físico con la comida?

Por norma general, no. En primer lugar, si la persona que hace la dieta tiene desórdenes alimentarios que no tienen como origen un trastorno psicológico grave no se puede considerar TCA. Los TCA provocan como consecuencia del trastorno las alteraciones de la conducta alimentaria; es decir, son las consecuencias, no la causa. Por otro lado, hacer dieta es algo que hace mucha gente. No va a generar un TCA, a no ser que esta dieta esté causando una ansiedad grave. En ese caso, sí que hay papeletas de que se acabe en un trastorno, sea bulimia o anorexia, entre otros.

¿Es una enfermedad indiscriminada que golpea igual a ambos sexos o más a mujeres?

Lo cierto es que creo que afecta a más mujeres que a hombres, pero también es cierto que los hombres lo esconden más que las mujeres o saben esconderlo mejor.

¿Y por edades?

La anorexia o bulimia cada vez afecta a más adolescentes. En estas edades se tiene menos capacidad para gestionar los sentimientos, los problemas o las emociones. Y esto está afectando mucho, ya que cada vez hay más menores de 9 o 10 años que ya se empieza a ver trastornos en la conducta de alimentación. No obstante, en la actualidad nosotros lo que sí vemos es que a los adolescentes es a los que menos atendemos. En la asociación ahora mismo no atendemos más que a diez menores, lo demás son adultos.

¿Dentro del TCA, cuál es el trastorno más común?

Realmente todos y ninguno, aquí influye en las estadísticas que quiera trabajar cada uno. Socialmente son más reconocidos la anorexia, en primer lugar, y después la bulimia. Pero no nos tenemos que olvidar de que tenemos otros trastornos no reconocidos como la vigorexia o el atracón compulsivo, por ejemplo.

¿Qué es la anorexia nerviosa?

Es el temor intenso a aumentar de peso y la percepción distorsionada del peso. Al final, los pacientes empiezan a restringir alimentos poco a poco hasta que al final ya los restringen todos. Ellos nunca se ven con ese bajo peso, ni como realmente están físicamente; tienen una distorsión completamente de cómo están.

 ¿Y la bulimia?

En este trastorno el paciente come de manera compulsiva pero después se arrepiente y se provoca el vómito. 

¿Cómo se puede detectar que estamos ante el inicio del TCA?

La familia es la última en darse cuenta. Cuando la gente se da cuenta es cuando estamos ante casos ya obvios. También es importante fijarse en los cambios de humor, si hay una posible depresión, o cambios bruscos en conductas, especialmente con la alimentación.

¿Cómo actuar contra esto?

Hay que pedir ayuda a profesionales que concluirán si realmente hay un trastorno o no. Desde luego, si nos dicen que estamos ante un TCA hay que empezar a recibir terapia y es importante que la familia comprenda y esté ahí y apoye al paciente en todo momento. De hecho, los expertos dicen que el 50% de la recuperación pasa por esta comprensión familiar. Eso sí, a la mínima que cualquier persona detecte que empieza a tener problemas con la comida, debe pedir ayuda urgente a un profesional. 

¿Cómo se trata una vez que se ha diagnosticado?

Con la ayuda de profesionales de diversas ramas, como psiquiatras, psicólogos, endocrinos, etc. El problema tiene diversas caras y hay que abordarlo todas. No hay que olvidar que sufrir anorexia o bulimia tiene consecuencias emocionales y físicas importantes y se requiere de apoyo, ayuda y cuidados. Muchos pacientes sufren depresiones de caballos, se autolesionan y hasta piensan en el suicidio como último recurso. Además, se destruyen los cuerpos; los órganos pueden fallar, pueden surgir posibles cánceres de estómago, leucemias… quedan secuelas importantes.