Decenas de estudiantes Erasmus llevan días tirados en diferentes ciudades de Italia ante la falta de alquileres. Algunos de ellos tienen que dormir en estaciones de tren o furgonetas. Muchos denuncian que han sido víctimas de estafa y discriminación, puesto que no consiguen encontrar un alojamiento. De esta manera, se plantean incluso volver a sus casas ante esta situación que muchos califican como insostenible.

Un ejemplo son los jóvenes que llevan días denunciando la imposibilidad de acceder a una vivienda en la ciudad de Ferrara, y como consecuencia de ello han tenido que dormir en la estación de trenes de la ciudad. Sin embargo, esta situación está sucediendo en varias ciudades del país, por lo que es un problema de carácter nacional.

Iñigo Núñez, estudiante de comunicación audiovisual en la UPV, ya está disfrutando de las primeras semanas de su Erasmus en Pavía, una ciudad situada en la región de Lombardía.

El joven tuvo la suerte de encontrar un piso antes de viajar a Italia, aunque destaca que le supuso un gran esfuerzo y que muchos de sus amigos no han tenido esa suerte: “La búsqueda de pisos está siendo un caos absoluto. Estamos acogiendo gente para que duerman con nosotros”.

Según indica Núñez, de los aproximadamente 200 jóvenes Erasmus que están en Pavía, la mitad están sin piso: “Había mucha gente en hostales, pero ya están todos ocupados. Unas chicas tuvieron que pagar 400 euros por unos días en un hotel”.

Numerosos estudiantes aseguran que la situación en Italia es de “caos absoluto’’ y esta situación está obligando a muchos de ellos a cancelar la que prometía ser una de las mejores experiencias de su época universitaria.

El joven lamenta que tres personas que pretendían hacer el Erasmus en Pavía se han tenido que volver a casa tras cancelar el programa, y “otros muchos se lo están empezando a plantear”.

Gorka Ugalde, estudiante gasteiztarra de periodismo en la UPV, empezó a buscar alojamiento en Roma el pasado mes de junio. Pese a estar buscando piso durante todo el verano, Ugalde no lo encontró hasta hace solo dos semanas.

Sin embargo, al igual que Núñez, desde que comenzó su Erasmus ha conocido a muchos jóvenes procedentes de todo el Estado que aún no tienen alojamiento: “Hay gente que está desesperada por encontrar piso. Conozco bastantes estudiantes sin una residencia fija habiendo empezado las clases”.

Rechazo a los Erasmus

Muchos de los jóvenes que están comenzando su programa de movilidad lamentan que el hecho de ser Erasmus no es algo que esté bien visto por la mayoría de los arrendadores.

Gorka Ugalde ha notado que a los propietarios de pisos e inmobiliarias de Roma “no les gustan” los estudiantes Erasmus por diferentes motivos. Una de las razones es que los Erasmus buscan contratos de una duración máxima de un año. Asimismo, el gasteiztarra lamenta que otro de los motivos es que desde las inmobiliarias “se tiende a asociar Erasmus a fiestas en los pisos, y eso tiene muy mala fama”.

Sin techo

Sin embargo, decenas de estudiantes Erasmus llevan días tirados en las calles de Italia ante la falta de alquileres. Algunos de ellos se han visto obligados a dormir en estaciones de tren o furgonetas.

Un ejemplo son unos jóvenes que no encuentran un lugar para vivir en Ferrara, su ciudad italiana de destino. “Dormimos cinco en una cama de matrimonio”, asegura Victoria, una joven afectada.

La situación que vive Ferrara es especialmente delicada. Según señalan los jóvenes que se encuentran en esta ciudad, la falta de pisos esta sucediendo porque la Universidad ha ofertado 3.000 plazas más de las que oferta habitualmente, lo que ha provocado que tantos estudiantes no encuentren alojamiento.

Muchos jóvenes han tenido que buscar alternativas para no dormir en la calle. “Esta es mi furgoneta y ahora mismo hay cuatro personas que están durmiendo aquí, además de un chico que está durmiendo en los asientos de adelante”, denuncia otro joven afectado. Antes de viajar, intentaron encontrar un alquiler, pero resultó imposible.

“Empezamos a buscar en inmobiliarias y plataformas y no había nada. Además, estas inmobiliarias nos cierran la puerta al saber que somos Erasmus”, asegura Javier Marín, otro joven afectado.

Mientras tanto, la Universidad de Ferrara no ofrece ninguna solución a los jóvenes. Al contrario, alegan que deberían haber encontrado acomodo antes de viajar.