El inexorable paso del tiempo y el desgaste que genera en el patrimonio, junto a la ausencia de la inversión para su adecuada conservación ha llevado a cuatro edificaciones de Vitoria y otra más situada en Llodio a estar incluidas dentro de la lista roja que elabora la asociación Hispania Nostra.

El último bien en incorporarse a esta singular clasificación, que se afana en reclamar la conservación de los elementos más singulares del patrimonio cultural ha sido el palacio Álava Esquível. Desde el pasado 19 de abril figura en la misma categoría que la estación Goya, el palacio Maturana-Verástegui y la casa Alfaro Fournier. Todos ellos están en el casco urbano de Gasteiz y hay que desplazarse hasta Llodio para encontrar el caserío Etxebarri, que cierra el repóquer de inmuebles del patrimonio alavés en la lista roja y precisan de máxima atención.

El caserío Etxebarri es la edificación más veterana de todas las alavesas en la lista roja. Desde octubre del año 2020 se encuentra en esa situación un inmueble al borde de "ser declarado en ruina precisamente porque, aunque se catalogó como monumento en 2011, no se protegió debidamente hasta 2016", señala el integrante del comité científico de la lista roja de Hispania Nostra, Alfonso Muñoz, en conversación con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. La singularidad del edificio reside en las pinturas que podrían situarse dentro de la pintura mural alavesa del siglo XVI (o pinceladura alavesa). Esta disciplina "consistía en regularizar las superficies arquitectónicas, acompañándose de historias narrativas o figurativas en zonas principales del edificio", concreta Muñoz. La autoría de las pinturas podría recaer en Juan de Armona, pintor alavés del segundo tercio del siglo XVI y especialista en este tipo de pinceladuras. El descubrimiento de las mismas fue casual y como consecuencia de un incendio del caserío en el año 2009. El inmueble es "uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil de la zona con fachadas pinceladas en el siglo XVI", relata Alfonso Muñoz. Pertenece al Ayuntamiento de Llodio y es un bien cultural con categoría de monumento, en el inventario general del Patrimonio Cultural Vasco.

Diseminados por las calles de Gasteiz se encuentran los otros cuatro inmuebles de la lista roja. El deterioro progresivo del palacio Álava Esquível se debe al nulo interés que ha mostrado su propietario, la ciudad marroquí de Tánger, en costear las obras de saneamiento y rehabilitación que precisa el centenario edificio de la calle Herrería. Desde hace siete años una red en su fachada protege de posibles desprendimientos y ha habido casos de desplome de algún techo falso en el interior y hasta un intento de okupación en el pasado enero. "El edificio está muy deteriorado y en grave peligro de desprendimientos", sentencia el experto de Hispania Nostra.

No parece sencillo que, de manera inmediata, se pueda subsanar ese pésimo estado de conservación. Tánger no atiende a los sucesivos requerimientos enviados desde el Ayuntamiento de Vitoria para asumir la conservación y en media docena de sanciones la deuda asciende a 174.443 euros. La cantidad irá incrementándose porque el procedimiento contempla llegar a la decena de multas coercitivas antes de determinar si la institución vitoriana se adentra por el camino de la ejecución subsidiaria de las obras o incluso opta por una expropiación del palacio. Hasta llegar a esa doble posible solución aún resta cerca de un año hasta llegar a completar el envío de la decena de misivas sancionadoras a la ciudad marroquí.

No dista mucho, al final de la calle Correría, otro palacio como el de Maturana-Verástegui señalado también en rojo por el comité de Hispania Nostra. "La situación de abandono, los daños estructurales, el derrumbe parcial de la cubierta, el peligro de derrumbe parcial o total y el deterioro de las pinturas de la fachada, que urgen ser restauradas", son los motivos que le llevaron a la lista roja en octubre de 2021.

Las últimas estimaciones del Consistorio sitúan en cerca de 4 millones de euros la cantidad necesaria para una rehabilitación integral de Maturana-Verástegui. Sin llegar a esa cifra, se anunció hace un par de semanas una partida cercana a los 200.000 euros para acometer la mejora de los balcones y sus apoyos en la calle Correría, una revisión de la estructura del edificio con sus elementos más vulnerables, y se retirarán elementos que resulten molestos, además de la reforma de la chapa que, en diciembre de 2020, se puso tras el derrumbe parcial del tejado y que costó 13.000 euros.

Sobre del deteriorado estado del caserón de los Alfaro también pone su lupa Hispania Nostra. Enclavado en el corazón de la ciudad, su progresiva y decadente estampa ha sido interiorizada por los gasteiztarras al contemplarlo a diario y ver cómo la vegetación se ha adueñado de la señorial edificación. "Su estado de conservación es muy deficiente, con problemas estructurales. Se encuentra apuntalado y tiene importantes manchas de humedad en su fachada, de la que han desaparecido elementos decorativos de la misma", diagnostica Alfonso Muñoz. Está en marcha el proceso para rebajar el nivel de protección del palacete y posibilitar que el grupo inversor dueño de la edificación acometa su proyecto de novedoso hotel boutique.

Se cierra la lista roja en Álava con el singular edificio de la gasolinera Goya. Como en otros casos, la ausencia de uso ha propiciado que el deterioro "vaya en aumento y la vegetación esté empezando a aparecer" en una edificación caracterizada por ser de los pocos ejemplos de "arquitectura racionalista del País Vasco y adaptada a las necesidades de los vehículos" durante su etapa como garaje y estación de servicio.