- El popular bar-restaurante La Huerta Vieja, de Laguardia, se ha embarcado en la celebración de su primer Concurso de Talentos, que está abierto a todas las edades y con premios tras la final que se llevará a cabo el 26 de junio, en plenas fiestas de la villa amurallada.

De esta manera, se ha hecho un llamamiento a todas aquellas personas o grupos a los que les guste el arte, la actuación, el canto, el baile, la música, la magia, el teatro, el mimo, la comedia o, simplemente, tengan un talento y lo quieran dar a conocer. A ellos les dicen: “¡Te estamos buscando!” Basta con enviar a partir de ahora un vídeo realizado con la mejor calidad de imagen y sonido a info@lahuertavieja.com.

Un jurado se encargará de realizar selección y ponerse en contacto con los elegidos para que puedan mostrar esos talentos en una gran gala que se celebrará ese domingo 26 de junio.

La Huerta Vieja es lo que se llama un espacio con raíces profundas. Explican que José Ramón Santamaría se fue joven a Estados Unidos a jugar como profesional de la cesta punta. Allí conoció a Sandy, con quien se casaría y tendría dos hijos: José Luis y Alicia.

En 1990 decidieron poner fin a aquella aventura y se instalaron en Laguardia. De aquí eran los padres de José Ramón y aquí pasó veranos interminables cuando era niño jugando en su frontón y corriendo por sus calles empedradas.

El camino de la familia en la hostelería comenzó en el mítico Batzoki de Laguardia, que regentó durante doce años. El siguiente alto en ese camino fue en Las Postas, un local más grande en el que permanecieron seis años más. Ya en 2008 nació La Huerta Vieja.

El llamativo local, extramuros de la villa, al lado de la Uceis, de la sede de la UAGA y de la Cuadrilla y en la ruta de algunas de las grandes bodegas de Laguardia, se levanta sobre el terreno que perteneció a Luis Santamaría y Blanca Peciña, en el que ellos mismos cultivaban una vieja huerta. Hoy, los hijos de José Ramón han tomado un papel importante en La Huerta Vieja. José Luis como gerente y Alicia como jefa de repostería. Su objetivo cada día pasa por convertir lo extraordinario en algo cotidiano llevando el sabor de la tierra al plato y al vaso.