- El Ayuntamiento de Llodio tiene entre manos la adjudicación de un contrato, cifrado en cerca de 84.000 euros (101.570 con IVA) y un plazo de ejecución de tres meses, que persigue cubrir las excavaciones arqueológicas efectuadas en Santa María del Yermo, en aras de protegerlas y consolidarlas, de forma que sea posible retomar los trabajos de investigación en un futuro. Es decir, de manera que el pavimento pueda volver a ser instalado en la misma ubicación, reutilizando los materiales previstos en la solución constructiva adoptada, que está prevista llevarse a cabo en dos fases. En una primera, se procederá al tapado de las excavaciones que se han realizado en la nave sur de la iglesia, y que aún permanecen al descubierto (restos arqueológicos, escaleras y tumbas, a proteger con capas de gravillín y consolidar con mortero de cal y arena); y en una segunda fase se pavimentará tanto la nave sur como la principal. Y es que tras los primeros trabajos arqueológicos realizados, el pavimento interior de la nave central del templo se ha visto comprometido por lo que precisa ser rehabilitado para el normal uso del mismo.

Así las cosas, a fin de que se puedan retomar las labores de investigación, "se definirá un sistema buscando la facilidad de desmontaje, almacenamiento y aprovechamiento de los materiales para su reposición en caso de necesidad", recogen los pliegos de condiciones técnicas del contrato.

En concreto, la última campaña arqueológica efectuada en Ermualde, la sexta, data de 2020 cuando se decidió abordar una intervención "de carácter intensivo e ininterrumpido hasta que se agote la potencialidad del yacimiento", según informó el propio Ayuntamiento de Llodio que, desde 2015, viene colaborando con el equipo del arqueólogo y miembro del GPAC (UPV-EHU), Sergio Escribano, en la realización de estos trabajos. Es decir, dio comienzo una nueva etapa de investigación sin fecha de finalización establecida de cara a lograr, por un lado, unos resultados finales más inmediatos y, por otro, poner fin a las molestias que las excavaciones puedan ocasionar a los fieles que usan ese templo para culto religioso.

Hasta el momento, se han alcanzado cotas notablemente bajas, ocupadas en su mayoría por enterramientos correspondientes a las épocas de los tres templos que se han superpuesto en el lugar. Asimismo, se han ido acometiendo una serie de actuaciones paralelas para facilitar la accesibilidad al interior del templo, así como para preservar el yacimiento. De hecho, al finalizar la campaña de 2019 -que se centró en el exterior del santuario, a fin de hacerse una idea bastante definida de cómo funcionaba el poblamiento del entorno- Escribano ya explicó a DNA que mientras redactaban un nuevo proyecto de intervención, a dos años vista, seguían trabajando en la musealización del yacimiento.

En aquel momento, la idea pasaba por dotar al templo de un graderío que evite perder espacio interior, pero dotándolo de un acceso al subsuelo, para que la gente pueda bajar a ver los espacios excavados que se van a tapar ahora. Lo que sí se ha estado haciendo es documentar toda la intervención arqueológica y sus respectivos hallazgos, en tres dimensiones y por fases, con la idea de crear un documento que se pueda proyectar en el ordenador del centro de interpretación, a ubicar en la reformada casa cural (reconvertida en bar-restaurante). Un trabajo que se está complementando con la digitalización de parte del arte mueble y la creación de programas de realidad aumentada.