El Departamento de Educación del Gobierno Vasco tuvo que sustituir ayer martes a otros 550 profesores de la enseñanza pública que se encontraban de baja, los cuales se suman a los 800 que fueron reemplazados para el inicio de las clases este pasado lunes. De esta forma, ya son 1.350 las bajas que el Ejecutivo ha tenido que cubrir en dos días para el reinicio del curso escolar tras las vacaciones de Navidad. El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, reconoció que se registrando unas cifras "elevadas", pero subrayó que se trata de ausencias "de corta duración". De hecho, explicó que el confinamiento medio es de unos siete días.
Bildarratz reconoció que la vuelta a las aulas no es "nada fácil", ya que la incidencia de la pandemia en Euskadi "es alta en estos momentos", de forma que es necesario permanecer "muy encima" para velar por el mantenimiento de las medidas de seguridad e higiene. En este sentido, recordó que los centros escolares "ya están preparados" y aplican un nuevo protocolo con las modificaciones acordadas entre los departamentos de Educación y de Salud. En todo caso, espera que "poco a poco la incidencia del covid nos dé un respiro".
Por otra parte, manifestó que el Gobierno Vasco no ha establecido un criterio fijo para confinar o cerrar aulas a partir de un determinado número de positivos entre los alumnos. En este sentido, indicó que lo que ha hecho su departamento es establecer una definición de lo que se considera brote, concepto que se aplicará a casos en los que se detecten al menos tres positivos en una misma aula.
En todo caso, indicó que el hecho de que se determine que se ha producido un brote, "no quiere decir" que ese aula vaya a ser clausurada. Lo que se hará ante esas situaciones es analizar, desde la red de vigilancia y rastreo, qué medidas corresponde aplicar -incluido, si así se determina, el cierre- en función de las características de cada caso. Todo ello, de acuerdo al criterio que establezca el Departamento de Salud.