Tras la tempestad, ayer llegó algo de calma. Pese a la gravedad de una situación generada por la crecida de los ríos, fundamentalmente, del Zadorra, el deshielo, y la apertura de las presas del pantano para aliviar un embalse que ya había pasado con creces su umbral de seguridad, todas las derivadas esperadas, que eran muchas en previsión de daños en cultivos, viviendas e instalaciones, se quedaron algo por debajo de lo esperado para alivio de propios y extraños. Pese a ello, la inundación perenne de los últimos días sobre buena parte de las inmediaciones de la capital, y las localidades situadas aguas abajo de la presa, y aguas arriba de la ciudad, seguía ayer entorpeciendo la vida de muchos alaveses y provocando pérdidas económicas que aún es pronto para cuantificar.

La jornada amaneció con el parte de incidencias ocasionadas por el agua, materializadas en un sinfín de calles y carreteras cortadas o afectadas por balsas de agua o desprendimientos. De hecho, pocas veces antes se ha vivido una situación tan complicada, teniéndose que cortar, por ejemplo, la principal salida y acceso a Vitoria por carretera, la N-622 por Portal de Foronda, que engarza con la A-1 que abre camino a la Meseta o al resto de Euskadi, debido a la insistencia del agua en campar a sus anchas.

Las previsiones y la situación, sobre todo tras el anuncio realizado el viernes sobre la necesidad imperiosa de desembalsar el agua del pantano de Ullibarri Gamboa en mucha mayor cuantía para aliviar la presión sobre un embalse a punto de rebosar, mantenía preocupadas a las principales instituciones del territorio histórico, con los rectores de la Diputación Foral de Álava y del Ayuntamiento de Vitoria monitorizando la riada al segundo y al milímetro para actuar de inmediato si fuera necesario.

Dadas las circunstancias, el diputado general de Álava, Ramiro González; y el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, comparecieron ayer públicamente poco después de mediodía en una zona de Portal de Gamarra en la que aún se podía caminar sin mojarse hasta las rodillas, para mostrar un poco de alivio e informar sobre lo acontecido en la noche del viernes al sábado. En esa rueda de prensa, González aseguró que la afección del desembalse de los pantanos de Ullibarri Gamboa y de Urrunaga no había llegado a los extremos esperados. Incluso se mostró optimista al considerar que la situación va a mejorar en el territorio si se cumplen las previsiones y no llueve durante los próximos diez días.

El diputado general y el primer edil visitaron varias zonas inundadas y respiraron un poco más tranquilos, ya que las incesantes precipitaciones de los últimos días habían remitido en su intensidad y habían facilitado un avance de las aguas considerablemente menos virulento de lo que avanzaban los peores presagios.

Tal fue la situación, que las instituciones encargadas de la gestión del agua del sistema de embalses del Zadorra -que facilitan el agua de consumo a la mayor parte de Álava y de la comarca de Bilbao- decidieron aminorar el volumen de agua desembalsada desde Ullibarri y Urrunaga. En ese sentido, Ramiro González explicó que en la transición del viernes al sábado se redujo el ritmo del desembalse de los 135 metros cúbicos por segundo a 120, lo que posibilitó que los efectos de esta operación y la afección a personas y bienes "no haya sido tan grave como podíamos haber pensado".

Además, en la comparecencia ante los medios, el diputado general informó de que durante la mañana de la jornada de ayer estaba entrando en los embalses el mismo volumen de agua que salía, algo que no había ocurrido durante las jornadas previas. Lógicamente, tal circunstancia ayudará a rebajar el nivel de los pantanos, claro está, siempre que se cumplan las previsiones que auguran la llegada de más de una semana de días sin precipitaciones.

Por su parte, Urtaran recordó que junto con Abetxuko y Astegieta, también se ha inundado la zona de Portal de Gamarra, desde donde ambos representantes institucionales hicieron las declaraciones a los periodistas, ya que el Zadorra había superado la altura del puente que comunica Gasteiz con Gamarra, situación que, por ejemplo, facilitó que se inundaran instalaciones industriales o de un conocido tanatorio que se encuentra en la zona.

Es evidente que el actual desbordamiento está dejando registros históricos. Por ejemplo, en Durana, cabecera del municipio de Arrazua Ubarrundia, la altura de la crecida llegó a límites que los vecinos no recordaban desde hace 45 años. No en vano, los bomberos se acercaron a la zona y les facilitaron sacos para evitar la entrada de agua en los bajos.